lunes, 2 de noviembre de 2009

El sexenio de "para vivir mejor"

México SA

Mar de atraco sobre los de siempre

Todos se rajaron

Carlos Fernández-Vega

De por sí increíbles sus declaraciones, compromisos y preocupaciones por la ciudadanía, los muchachos de Xicoténcatl de lengua se comieron un platón. Del modificaremos a fondo la ley de ingresos aprobada por los diputados, los tricolores dieron el sí, una vez que los blanquiazules aceptaron pagar el costo político de la decisión; del no votaremos solos de los panistas, a la feliz mancuerna con los verdes y la aceptación de la fórmula abstencionismo-ausentismo de los vergonzantes priístas; de la plena disposición de los partidos para corregir el tiradero de los chiquillos de San Lázaro (Carlos Navarrete dixit, quien quedó como el perro de la tía Cleta), a la imposición de nuevas y variadas cargas tributarias a los contribuyentes cautivos, con la mirada de la izquierda parlamentaria como espectador de gayola. Y del que paguen más, aunque sea poquito de Calderón, al que no paguen nada, como siempre.

En el balance de daños, la famélica mexicanada pagará más, sin recibir nada a cambio, mientras el gran capital, fresco como lechuga, una vez más resultó ileso de los tejes y manejes de la dupla Ejecutivo-Legislativo. Preparaos, pues, contribuyentes cautivos y anoréxicas familias que los acompañan, para tributar en proporciones crecientes al disfuncional aparato de gobierno y rémoras que lo distinguen, que aquí no pasa nada nuevo: no se modifican las prácticas, no se alteran los privilegios, no cambian los pagadores.

En el mar del atraco disfrazado de siglas (IVA, ISR, IEPS, IDE, IETU, QPKM, etcétera), relajaos y abrid vuestras carteras, contribuyentes cautivos, que un eventual aumento salarial en 2010 será carcomido, íntegramente, por la obesa Lolita, mientras el aumento de precios y tarifas del sector público, con la inevitable consecuencia en los del sector privado, les dará la puntilla. En tanto, a kilómetros de distancia se escuchan las carcajadas del gran capital tras el discurso del inquilino de Los Pinos, de las advertencias del Legislativo y de la implacable fiscalización anunciada por Hacienda.

Ninguno de los involucrados en la aprobación de la ley de ingresos 2010 ha tenido la cortesía de explicar a quiénes pagarán los platos rotos, para qué servirá la recaudación por el incremento en las tasas y la creación de impuestos, y adónde se destinarán los dineros. No es por falta de voluntad, sino que han carecido de tiempo para hacerlo, sin duda, pero tal vez el siguiente ejemplo ayude a entender a qué podrían destinarse los cerca de 30 mil millones de pesos adicionales que captarán por el aumento transitorio de 15 a 16 por ciento en la tasa del IVA: a pagar poco más de la mitad de las prestaciones que un trimestre reciben los servidores públicos.

En el tercer trimestre de 2009 (julio-septiembre, de acuerdo con el más reciente informe de la Secretaría de Hacienda), esos abnegados cuan eficientes funcionarios se comieron 56 mil 500 millones de pesos en prestaciones (sueldos y salarios aparte). Lo anterior se traduce en que esos magníficos burócratas de primer nivel engulleron casi 628 millones de pesos cada 24 horas (en el citado periodo), o lo que es lo mismo casi ocho veces más de lo que cotidianamente deberán pagar los mexicanos por el citado incremento fiscal (82 millones cotidianamente a lo largo de 2010).

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El diputado del PRI, David Penchyna, camina entre sus compañeros durante una votación en la sesión del paquete fiscal en la Cámara de Diputados Francisco Olvera

El monto de recursos públicos que en el tercer trimestre de 2009 se comieron los burócratas de pedigrí (los citados 56 mil 500 millones, que no incluyen prestaciones en Luz y Fuerza del Centro, aunque su extinción se dio el 11 de octubre, es decir, fuera del periodo reportado por Hacienda) resultó 12 por ciento mayor a los 50 mil 500 millones que ellos mimos se engulleron entre abril y junio del mismo año, es decir, tuvieron la capacidad de aumentar de 561 (abril-junio) a 628 millones (julio-septiembre) por día la ingesta de dineros de la nación, sin resultado alguno a favor del país. Y alrededor de 45 mil millones adicionales que por el mismo concepto se recetaron en el primer semestre del presente año.

En plena crisis, en pleno shock de las finanzas públicas, en el hoyo más profundo de la historia económica nacional y en el sexenio de para vivir mejor, en tres tristes trimestres los fantásticos servidores públicos mexicanos se comieron algo así como 150 mil millones de pesos en prestaciones (sueldos y salarios aparte), a razón promedio de casi 23 millones de pesos cada hora.

Pero aquí no pasa nada, que para eso están los contribuyentes cautivos. Al gran capital no sólo se le garantizó la evasión fiscal legalizada, sino que le regalaron aún más: tras un debate de dos horas, que confrontó a la izquierda de la Cámara de Diputados y al diputado panista Javier Corral Jurado, contra la formación del PRI y del PAN, el pleno de San Lázaro repuso en la Ley Federal de Derechos un periodo de gracia de dos años a los concesionarios que tendrán la explotación del espacio radioeléctrico de la banda ancha de tercera generación (léase Televisa). Un intenso cabildeo del diputado Corral alcanzó a sumar 143 votos del PAN, PRI y de la izquierda a favor de que los concesionarios de la comunicación móvil paguen derechos desde el primer año, pero esa posición fue vencida por 252 diputados que decidieron impulsar la explotación del nuevo servicio. La bancada del PAN, así como la del PRI, quedó en libertad de emitir su voto (La Jornada), y lo hicieron a favor de quienes gratuitamente explotan los bienes de la nación. ¡Gracias, Teletón de San Lázaro! Mil 900 millones de pesos de regalo, con todo y moño, para la fábrica de sueños.

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