El mantra diplomático de que no hay relación bilateral más importante en el mundo que la que existe entre EU y México es más que un cliché. Desde 1825, cuando Joel Poinsett (a quien la historia yanqui le atribuye el descubrimiento de la flor de Nochebuena mexicana) se convirtió en el primer enviado especial de EU (Washington no designó embajador hasta 1896), México históricamente ha sido uno de los países con mayor presencia imperial.
Junto con las misiones diplomáticas de Iraq, Afganistán, Paquistán y China, la embajada en Avenida Reforma está entre las “top 5” de EU en el mundo. Al interior de sus fortificados muros operan decenas de agentes federales de la DEA, el FBI, la CIA, la Agencia de Inteligencia Militar, la Agencia Nacional de Seguridad, el Buró de Tabaco, Alcohol y Armas de Fuego, AID, Aduanas, Migración, Guardia Costera y Pentágono (Ejército, Marina y Fuerza Aérea). Además, México ocupa el primer ranking mundial en consulados con 10 en Ciudad Juárez, Guadalajara, Hermosillo, Matamoros (el más antiguo de las Américas), Mérida, Monterrey (considerada la “segunda capital” mexicana), Nogales, Nuevo Laredo, Puerto Vallarta y Tijuana. No sólo eso: 32 estados de la Unión Americana tienen oficinas de representación permanente en México.
La semana pasada, el Departamento de Estado anunció la concesión otorgada por 102 mdd para la construcción de un nuevo “complejo consular” que, a partir de 2012, albergará las operaciones del consulado en Monterrey, entre los más grandes del mundo. Las instalaciones, más modernas que las de la embajada, consisten de un edificio consular, tres áreas de control de acceso, estacionamiento, área de recreación, recintos para mantenimiento de vehículos y para el monitoreo y filtro de correspondencia. Proteger a los 232 empleados consulares es clave. En 2008, el consulado fue atacado con granadas que, según EU, fueron robadas al Ejército mexicano. Monterrey es el tercer proyecto de expansión consular emprendido en la última década. En 2008 se concluyó el consulado en Juárez y en 2010 quedará terminado el de Tijuana.
La expansión diplomática, sin paralelo en la conflictiva historia de la relación, obedece, en parte, a la nueva “institucionalización de la cooperación” antidrogas, pactada en la Iniciativa Mérida que, como dijeron los embajadores Arturo Sarukhan y Carlos Pascual, está aquí para quedarse. En el corto plazo, EU busca monitorear el uso del equipo militar destinado a “fortalecer la capacidad” de Felipe Calderón contra los narcos y vigilar que la multimillonaria ayuda antinarcóticos no sea objeto de corrupción. Mientras que en otras naciones la abrumadora presencia estadounidense fomenta el complejo de país ocupado entre la ciudadanía, en México el gobierno de Calderón le da la bienvenida.
¿COINCIDENCIAS?
Como si Honduras no fuera el cuarto país más pobre de Latinoamérica, el gobierno de facto firmó un contrato de lujo por 368,000 dólares (293,000 en honorarios y 75,000 de gastos) con la publirrelacionista Chlopak, Leonard, Schecter & Associates, para que haga el milagro de mejorar la imagen de Roberto Micheletti en Washington.
En 1995, en medio del derrumbe del prestigio nacional en el exterior (Chiapas, Colosio, Ruiz Massieu, Raúl Salinas, etcétera), Luis Téllez, entonces Chief of Staff de Los Pinos, contrató a la misma firma, especializada en maquillar la imagen pública de gobernantes desprestigiados. Aunque Ernesto Zedillo no llegó al poder mediante un golpe de Estado, sí empezó su sexenio con el estigma de presidente por azar, débil e indeciso.
¡FALTABA MÁS!
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