VENTANA
José Cárdenas
Vaya papelón del procurador de Justicia del Estado de México, Alberto Castillo Cervantes.
¿Cómo explicar que un microbusero, violador y asesino, detenido y esposado a una barra de metal, con grilletes en los pies y supuestamente vigilado por tres policías, se escape sin hacer ruido?
Muy fácil. Sólo hay que inventar una historia difícil de creer.
Y de casta le viene al galgo.
¿Recuerda usted el caso de Paulette?
El hoy procurador Castillo Cervantes llevó toda la investigación, junto con su gran equipo de peritos y perritos. Tardó diez días en encontrar a la niña muerta a los pies de la cama.
A pesar de aquel ridículo, Castillo Cervantes sustituyó a Alberto Bazbaz otro atarantado por el estilo .
Y por alguna razón aún inexplicable, el gobernador Eruviel Ávila ratificó a Castillo Cervantes en la procu mexiquense.
El jefe de la Policía del DF, Manuel Mondragón, tampoco olvida la captura de El Compayito, líder de La Mano con Ojos, cuando agentes mexiquenses allanaron tres viviendas en la Ciudad de México sin pedir permiso y sin pedir perdón.
Castillo Cervantes se justificó diciendo que le ganaron las prisas y por eso quedaron a deber las órdenes judiciales.
El procurador presumió de que con la captura de Óscar García Montoya quedaba prácticamente desarticulada esa organización criminal. La realidad lo desmintió. La Mano con Ojos todavía tiene dedos.
Ahora el procurador mexiquense nos viene a contar otro cuento. La increíble y brutal historia del Cándido Coqueto y su fuga desalmada... con el final feliz de la recaptura.
Dice el procurador que a los tres policías que vigilaban (¿?) a César Armando Librado Legorreta les ganó el sueño. Que el Gran Houdini perdón, que el escapista Coqueto se fracturó intencionalmente un dedo para zafarse las esposas que lo sujetaban. También se quitó zapatos y calcetines para quitarse los grilletes de los tobillos y por si fuera poco, arrancó cables de teléfono y computadora para descolgarse de un tercer piso. Sólo que los cables se reventaron y El Coqueto se fracturó las piernas y las vértebras lumbares.
Un buen samaritano ayudó al perverso asesino a llegar a casa de familiares. Según el procurador Castillo, más de 200 agentes emprendieron la búsqueda con 17 horas de retraso. Al final, quien entregó al asesino fue su propia madre cuando todos pensábamos que no tenía.
No cabe duda. El procurador Alfredo Castillo Cervantes erró la profesión. Debió ser escritor de ficción talento tiene de sobra.
MONJE LOCO. En tiempos de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos inventó el Programa Bracero. Allá había escasez de mano de obra. Acá sobraba la pobreza... pero cuando regresan los soldados gringos, le dan patrás a la idea y les quedan debiendo a nuestros trabajadores. Obligado, México dejó de exportar brazos agrícolas a la tierra del aliado forzoso. Medio siglo no ha sido suficiente para cobrar el dinero pendiente. Ahora, muy tarde, por fin llega el acto de justicia cuando la mayoría de los braceros de aquel entonces ya están muertos ¿En el día que celebramos los 85 años de Gabriel García Márquez, pasamos del Coronel no tiene quien le escriba al Agricultor ya tiene quien le pague? Nadie sabe, nadie supo
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