DESDE LA FRONTERA NORTE
Jorge A. Bustamante
Voy a referirme a un nuevo personaje en el elenco de la vida fronteriza. Éste es el joven de ciudadanía mexicana que fue llevado a edad muy temprana (a los dos años) a Estados Unidos por sus padres. Tanto ellos como el joven de marras, al que llamaré Juanito Valencia, cruzaron entonces la frontera sin documentación migratoria. Juanito entró a la escuela en Los Ángeles a los 6 años sin saber inglés. De inmediato, su maestra le dijo que de ahí en adelante se llamaría Johny Valens. Muy pronto Juanito aprendió inglés. Al graduarse de high school, 12 años después, Juanito siguió siendo bilingüe, pues en su casa sus padres siempre le hablaron en español, pero, para entonces, su español le salía con un marcado acento gringo. Tal era también su mentalidad, después de haber recibido 12 años de educación en Los Ángeles. Para entonces, de su origen mexicano ya le quedaba muy poco, solo que seguía siendo un indocumentado de nacionalidad mexicana. Por esa condición no pudo hacer nada cuando lo arrestaron por "conducta escandalosa" cuando solo participaba pacíficamente en una manifestación de "dreamers" [así les llaman en Estados Unidos a los jóvenes, nacidos en México, que fueron llevados por sus padres a Estados Unidos cuando muy pequeños y entraron sin documentación migratoria a ese país y se mantuvieron como indocumentados hasta después de graduarse de high school].
Algunos de esos jóvenes se han unido para protestar en contra de quienes se oponen (por lo general del Partido Republicano) a la aprobación del proyecto legislativo conocido como Dream Act (véase mi colaboración para este espacio, del 5 de enero del 2011, cuya copia mandaré a quien me lo solicite a jbustama@nd.edu) o para demandar ante el presidente Obama que apoye su aprobación. En ésas andaba Juanito cuando lo arrestó la policía y descubrieron que era un illegal alien. Como tal, fue deportado a México, país del cual Juanito solo conocía sus estereotipos más comunes en los medios de Estados Unidos; estereotipos con los cuales Juanito había aprendido a no identificarse. Ya en México, digamos, Tijuana, Juanito encuentra trabajo como "coler", derivado del verbo call, en inglés. Los "colers" son jóvenes bilingües que son contratados (con muy bajos salarios) en las ciudades fronterizas del lado mexicano para contestar llamadas telefónicas en inglés, después de haber recibido muchas discriminaciones al ser tratado en México como pocho y de no encontrar otro trabajo mejor pagado -en época de alto desempleo debido a la crisis económica en el país vecino-.
Total, Juanito no dejaba de añorar el regreso a "su país", pues el sistema donde fue educado lo había hecho mentalmente gringo. Pero ya en México, conoció a otros que, como él, habían sido deportados después de haber vivido la mayor parte de su vida en Estados Unidos. Conoció a algunos que, ante la escasez de trabajo en México, habían descubierto una demanda laboral entre gente dedicada al narcotráfico, ansiosa de contratar a jóvenes bilingües para hacerlos participar en el mercado de drogas para servir de intermediarios entre la oferta desde México y la demanda de drogas más grande del mundo, ubicada en Estados Unidos. Juanito había sido tentado por esa peculiar demanda pero su esperanza de volver a "su país" le había hecho resistirla a pesar de la diferencia abismal entre los ingresos de su actual trabajo de "coler" y el ofrecido por los narcotraficantes. Ya habían sido inútiles sus esfuerzos por encontrar ayuda legal en México. Ya había ido al Consulado de Estados Unidos en Tijuana donde se entrevistó con un empleado que le dijo "you are what?" cuando Juanito le dijo en inglés que él era un "dreamer". Después de que finalmente el empleado le entendió, le dijo a Juanito: "entonces tu eres técnicamente mexicano y debes buscar ayuda en el gobierno mexicano". Si en el Consulado de Estados Unidos en Tijuana no le habían entendido a la primera, en el gobierno de México fue como si les hubiera hablado en sánscrito. Nadie en México le había entendido a Juanito, excepto los narcotraficantes. La lógica detrás de su pretensión de buscar ayuda en el país del que era legalmente ciudadano pero donde nadie le reconocía el más mínimo derecho a recibir apoyo resultó ininteligible; menos en un gobierno totalmente ajeno a su obligación legal de proteger a sus ciudadanos.
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