Porto Alegre (Brasil), 26 ene (EFE).- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, defendió hoy los objetivos de la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sustentable Río+20 ante un Foro Social Mundial que anunció protestas globales contra la "economía verde".
"La crisis (financiera) le da un significado especial a Río+20", declaró Rousseff ante unas 4.000 personas en el gimnasio Gigantinho de Porto Alegre, donde dijo que en esa conferencia, que se celebrará en Río de Janeiro en junio próximo, "los gobernantes y la sociedad civil deberán debatir un nuevo modelo de desarrollo sustentable".
Según Rousseff, ese modelo deberá basarse en la premisa de que "es posible incluir, proteger, producir y conservar", y además ser "sustentable" en los aspectos "económico, social y ambiental".
La presidenta defendió las "opciones" de Brasil en términos de generación de energía, apoyadas en buena medida en hidroeléctricas de gran tamaño que la mayoría de los movimientos del Foro Social han condenado, y, pese a la resistencia de los activistas, aseguró que son "sustentables" y ayudan a la superación de la pobreza.
También deslizó alguna crítica a los países más desarrollados, al recordar que Brasil asumió compromisos para reducir sus emisiones de gases contaminantes hace ya dos años, en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático celebrada en Copenhague, y que "otros, mucho más ricos, lamentablemente todavía no han anunciado nada".
En ese marco, apuntó además que la crisis financiera en Europa y Estados Unidos esconde nuevos riesgos, entre los que citó la falta de empleo y un aumento de la desigualdad en los países más ricos, lo cual alertó de que puede atentar contra "la propia democracia".
La voz de los movimientos del Foro Social Mundial la asumió en el acto el diplomático boliviano Pablo Solón, reconocido defensor del medio ambiente y activista del movimiento contra la globalización, quien condenó que en los borradores de Río+20 se contemple impulsar la llamada economía verde.
"Eso convertirá a la naturaleza en una mercancía y llevará a la privatización del medio ambiente" a través del comercio de las tecnologías, las licencias y los servicios ambientales, sin atacar el actual modelo de producción y consumo, declaró Solón.
Aclamado por los ecologistas, el diplomático boliviano propuso al Foro Social iniciar "una gran campaña mundial contra la economía verde" y llevar esas protestas a Río de Janeiro en junio próximo, cuando el movimiento contra la globalización pretende celebrar una "Cumbre de los Pueblos" en paralelo a Río+20.
"Vencer esa resistencia será un desafío mucho mayor" que la lucha contra el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), aseguró Solón en referencia a esa iniciativa promovida por Estados Unidos que finalmente naufragó por la oposición de los movimientos sociales y los gobiernos de centroizquierda de Latinoamérica.
También criticó a los países que pretenden dejar la economía verde en manos del sector privado por una supuesta falta de recursos financieros en tiempos de crisis.
"Dicen que no hay dinero pero es mentira. Basta con invertir el gasto militar en la defensa de la naturaleza", afirmó Solón, quien subrayó que "el capitalismo actual y el capitalismo futuro pintado de verde están poniendo en riesgo a todo el planeta".
En una reunión con miembros del Comité Internacional del Foro Social, sostenida antes del acto en el Gigantinho, Rousseff había puesto en tela de juicio buena parte del discurso del movimiento contra la globalización.
Según confiaron a los periodistas algunos de los participantes, entre quienes estuvieron el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos y el periodista español Ignacio Ramonet, la presidenta brasileña les afirmó que el mundo actual precisa "alternativas" y que "el discurso anticapitalista no dura ni cinco segundos".
Eduardo Davis
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