Signo de los tiempos: junto a los edificios que la bordean, la Estela de Luz quedó chaparra. Es el monumento al enanismo político del panismo que mal ha administrado al país en los últimos años. Un enanismo político que no es sólo corto en sus miras y objetivos, sino que además permanentemente actúa en los fondos de la bajeza.
Iba a ser un arco monumental, cual el diseñado por el mundialmente reconocido Pedro Ramírez Vázquez, con el que se conmemoraría la grandeza de dos gestas históricas fundacionales. Pero quedó en “palito” mal plantado en la banqueta del Paseo de la Reforma.
Como el país, hundido en la mediocridad y enlodado por la corrupción.
¿Estela de luz? No. ¡Estela de corrupción! Retrata fidedignamente lo que el sexenio calderonista ha significado para México: un monumento enano de una administración enana: retraso, descomposición, fraude, cuentas oscuras, favoritismos, desprecio por la ley, derroche, palabrería que no va acompañada por los hechos, impunidad… y decepción generalizada.
Sólo los enanos aplaudirán a este monumento al enanismo, cual treta que es parte de todo cuanto les sea posible para mantener al mundo bajo su ridículo dominio.
Cómo es fácil de comprender, no es a la talla o estatura de estos enanos y menos aún a la complexión, a la que me refiero.
Es al otro tipo de enanos, “los que ni hacen ni dejan hacer, los que ni comen ni… “. Los que sin capacidad de pensar se apropian de lo poco que pueden del que genera algo positivo, al que sin embargo tratan de oscurecer, entorpecer o anular… Y agotar hasta el grado en que éste, lleno de hastío, abandona y decide dejar paso a “los enanos”, ya que en la mediocridad de la que somos pasto, ellos son tan numerosos como las hormigas, tan tenaces como éstas, pero con un sentido diferente, puesto que el hormiguero es un cuerpo organizado herméticamente y el enano, por encima de todo, es un individuo celoso y acomplejado que se cree superior.
No hormigas, pero sí termitas, pues son capaces de corroer y extinguir un cuerpo sano, dejando sólo la mínima parte de la corteza que lo protege, para que aparentemente parezca que todo “va bien” y hasta hagan discursos sobre ello o guiones para mensajes por la televisión.
Y mientras ese cuerpo aguante, permanecen en él. Luego, simplemente tratarán de buscar a tiempo, otro cuerpo donde nutrirse y seguir vegetando, puesto que el sino del enano es sólo y simplemente eso… vegetar.
Suelen ser hábiles trepadores, pese a su corta estatura de miras. Saben deslizarse por los pasillos y pasadizos, emplear las alabanzas y genuflexiones necesarias, corrompen y de dejan corromper para llegar a donde estiman “es su lugar” y desde donde exigirán el mismo –o mayor- comportamiento que ellos mismos emplearon en tan singular traslado o viaje, desde donde iniciarán toda clase de intrigas y maquiavelismos para mantenerse o ascender de nuevo; importándoles un bledo lo que ocurra a su alrededor, antes, durante y después. De ahí la terrible frase que es su divida: “después de mí… ¡el Diluvio!”.
Así, cualquiera que tenga un cierto grado de criterio propio, no le queda otro remedio que permanecer de espectador contemplativo y de vez en cuando y si es un poco osado, meter su aguijón con sumo cuidado, ya que nadar contra corriente” no es generalmente bien visto; y de inmediato se arriesga a convertirse en el blanco de por lo menos mil enanos. Aunque con uno solo basta.
Índice Flamígero: ¿Paradoja o parajoda? Programaron la inauguración de la llamada Estela de Luz para hace 15 meses, pero la llevaron a cabo un día antes. Se anunció que el ocupante de Los Pinos acudiría al lugar la noche del domingo, pero ¿para evitar a quienes tenían planeado asistir?, lo hizo a hurtadillas en las vísperas. + + + Al respecto me escribe un asiduo lector: “Ya hay un nuevo apodo para los panistas. Ahora son ‘las focas’. Porque después de hacer sus pendejadas, ellos solos se aplauden. No’más hay que ver el discurso triunfalista de Calderón en la inauguración de le Estela de la Corrupción: como si no hubiera pasado nada malo. Me uno en primera fila a la petición de que sea demolida o se declare Monumento Nacional de la Corrupción”.
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