Economía prefiere defender reputación que empleos en México
Con el tiempo encima y el poco apoyo del gobierno federal, catorce sectores industriales de México podrían ser devorados por el dragón chino. La eliminación de aranceles dentro de un mes (11 de diciembre) significa la apertura comercial unilateral ante China, pero el secretario de Economía Bruno Ferrari, en lugar de defender a la industria nacional prefiere “cumplir el compromiso” pactado con los chinos, aunque estos no correspondan de igual forma desde hace una década.
Los sectores más afectados serían textil, vestido, calzado y juguete, que enfrentan el problema real de triangulación, subfacturación y falsificación de certificados, además de subsidios que da el gobierno chino a sus empresas.
Hay un claro distanciamiento entre Ferrari y los industriales mexicanos, ya que en una reunión el funcionario les dijo que “nuestra reputación en el extranjero es uno de los activos más valiosos con los que contamos y no debemos ponerla en juego”, por lo que se eliminarán aranceles.
Bueno, después del 11 de diciembre, no quedará más industria que defender, y Ferrari se quedará tranquilo con su reputación intacta.
El conflicto con los asiáticos no es reciente data desde 2001, a raíz del ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC) México aplicó impuestos elevados a los productos asiáticos por seis años, luego disminuyó algunos y prorrogó por otros cuatro año pero nunca se combatió el problema original.
Es decir, sólo se actuó sobre los aranceles pero no se elaboró una estrategia para contrarrestar las prácticas desleales del gigante asiático y tampoco para respaldar de forma efectiva y práctica el desplazamiento en el mercado mexicano de las prendas nacionales.
México con esos acuerdos establecidos con China -sobre todo el último en 2007 en esta administración de Felipe Calderón- no demandó reciprocidad de condiciones por parte del gigante asiático. La actual administración federal ofreció apertura comercial combinada con eliminación de medidas de transición, por lo que la entrada de productos es casi sin restricciones.
La ventaja es de China porque además de los subsidios que otorga su gobierno, éste mantiene una serie de aranceles elevados a productos procedentes de México y de otros países porque “afectan su industria”.
Ante tal situación, los industriales de textil, vestido y calzado emprenderán una lucha contra la reducción de aranceles y que se mantengan sanciones contra China, para ello se apoyarán en los diputados y senadores, dada la poca respuesta del poder ejecutivo.
Aunque, Bruno Ferrari recientemente dijo que México solicitará instalar un panel de controversia ante la OMC contra China, si el país asiático no atiende señalamientos de prácticas desleales.
Para ello industriales, principalmente, y autoridades deben demostrar con papeles que hay prácticas desleales como subvaluación, triangulación de precios o ausencia de descripción exacta en artículos que proceden de China.
A decir del funcionario federal son los industriales textileros, en concreto, quienes sólo dicen pero no presentan pruebas de que hay prácticas desleales.
Lo cierto es que, la industria mexicana no sólo pierde terreno en cuanto a las exportaciones hacia EU u otras naciones, sino que lo pierde en el mercado mexicano, a mayor desplazamiento de prendas asiáticas con prácticas dumping menos venta de producto nacional y en consecuencia se pierden empleos y hasta las mismas factorías.
La triangulación no es nueva, ha existido desde hace décadas, y en ello tienen que ver principalmente las autoridades aduaneras, agentes aduanales y, por supuesto, empresarios tanto fabricantes como comerciantes, no sólo de México también de Estados Unidos.
En Puebla, en la década de los ochenta hubo un caso documentado y se sancionó a un industrial poblano (aún no existía TLC ni nada parecido) que triangulaba productos procedentes de Asia y los hacía pasar como originarios de EU y además se beneficiaba con los apoyos fiscales Pitex que otorgaba el gobierno mexicano.
Si bien no es fácil detectar productos con precios dumping o por debajo de su valor real, sí es posible hacerlo y actuar en consecuencia, tanto que el SAT reportó que en entre 2010 y 2011 se incrementó 300 por ciento el embargo de productos con precios por debajo de su valor real. Incluso, se procedió a elaborar un “catálogo de precios” para que las aduanas lo tengan y se evite la evasión de impuestos, el objetivo es cotejar realmente el pedimento y que el cliente proporcione más información sobre el producto de lo contrario no se permite la transacción.
Aún más, el SAT dijo que en 2007 China declaró exportaciones de ropa por 900 millones de dólares, pero la aduana mexicana sólo notificó 100 millones. Es decir nueve de cada 10 dólares que entraron de forma ilegal a territorio nacional.
Por su parte, la Cámara Nacional de la Industria Textil estima que sólo en el primer semestre de este 2011 la evasión fiscal por importación de productos subvaluados a México sumó los 2 mil 500 mdp, un alza del 60% con relación al mismo periodo de 2010.
La triangulación o contrabando técnico en su mayoría proviene de EU respaldado en el TLCAN. Los productos son maquilados en China pero se facturan y etiquetan en Estados Unidos y de ahí se trasladan a México. También hay empresas que se benefician del TLC con la Unión Europea, alguna española reconocida, que fabrican la ropa en países asiáticos y la etiquetan como española.
De hecho en 2005 se supo que había investigación sobre 3 mil tiendas de prestigio en México por realizar “contrabando técnico”, y que en las aduanas hay favoritismo para los grandes importantes, al final no hubo grandes sanciones y la venta de ropa de EU o de Europa (supuestamente) va en aumento y por ello pueden hacer sus notorias temporadas de grandes descuentos.
Ante tales prácticas desleales de comercio no hay industria nacional que pueda competir.
El dragón chino ha ido “quemando” la industria mexicana, en 2001 el déficit comercial de México ante China era de 2 mil 101 mdd y diez años después, es decir en agosto de 2011 el déficit sumaba 29 mil 630 mdd.
Los dos últimos gobiernos -Fox y Calderón- en lugar de respaldar a la industria nacional la han empinado con acuerdos comerciales en los que México cede todo y no pide nada a cambio, no establece ningún margen de reciprocidad.
Pero fue en esta administración calderonista, con Eduardo Sojo, el primer Secretario de Economía, y luego con Gerardo Ruiz cuando se fijaron las medidas de apertura unilateral. México quita aranceles y China ni modifica su política industrial y mucho menos retira aranceles a los productos mexicanos.
Si de por sí el mercado mexicano está inundado de todo tipo de productos de procedencia china, ya puede imaginarse cuánto sumarán los volúmenes de mercancía que ingresarán a México a partir del 12 de diciembre próximo.
El secretario de Economía Bruno Ferrari, en tanto, sigue preocupado por la reputación y que no se enojen los chinos, y espera que a través de un panel de controversia resolver un problema que tiene su origen en la ausencia de una estrategia industrial y comercial.
Por cierto, habría que aclararle al secretario de Competitividad en Puebla, Pablo Rodríguez Regordosa, que el problema en este caso es de índole federal no tiene nada que ver el estado, y que no todo se resuelve con que China devalúe el yuan, como recientemente lo declaró.
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