viernes, 28 de octubre de 2011

Multiplicada por seis - Manuel J. Jáuregui

Manuel J. Jáuregui

Más que elocuente resulta el estudio de competitividad presentado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), que demuestra, entre otras cosas, que habiendo crecido el PIB en México del 2001 al 2010 apenas a una tasa promedio anual del 2 por ciento, China creció al 12 por ciento, India al 9 por ciento, Rusia al 7 por ciento y Brasil al 4 por ciento.

La más chimuela de estas economías (Brasil) DUPLICÓ nuestra TASA de crecimiento económico durante las dos últimas administraciones panaderas, mientras que la más colmilluda (China) MULTIPLICÓ POR SEIS nuestra tasa.

Tomen en cuenta, amigos, que este índice mide el “delta” del crecimiento, no el tamaño absoluto de la economía, sino el ritmo al cual se expande el PIB, por lo cual es obvio que el índice de crecimiento mexicano luce RAQUÍTICO.

Cabe señalar que esta medición abarca exclusivamente las dos últimas administraciones federales, ambas del PAN.

Quizás respondiendo a esta estadística, el miércoles ante empresarios Calderón afirmó que es necesario “cambiar el motor” de nuestra economía para incrementar la tasa de crecimiento económico.

No estamos tan seguros que todo mundo concuerde con él, incluso habrá quienes afirmen que lo que se necesita CAMBIAR es el PILOTO, ya que el motor requiere afinación, sí, pero está fundamentalmente sano y no requiere reemplazo.

Cuestión de opiniones, y es precisamente la diferencia entre éstas la que hacen las carreras de caballos… y los partidos políticos.

Hablando de los cuales, Calderón en el mismo discurso transfirió la culpa de que esto no suceda (renovar el motor de nuestra economía) al hecho de que los otros partidos no aprueban las reformas por él solicitadas.

Aquí sí que, a título propio, estamos en desacuerdo, ya que difícilmente puede sustentarse que las reformas “light” sean la panacea; por ejemplo, que la REELECCIÓN de Diputados y Alcaldes -por citar una de las reformas hoy pretendidas- contribuya a incrementar nuestro PIB, o que la aprobación del IETU (hablando de una reforma fiscal lograda), el impuesto más absurdo imaginable, haya contribuido al crecimiento económico.

¡Al contrario en ambos casos!

La reelección, por ejemplo, agravará un VICIO que daña la competitividad del País y su eficiencia: usar el presupuesto público para adelantar la carrera política de quien lo ejerce en autopromoción y publicidad televisiva, en vez de invertirlo en infraestructura y prestación de mejores servicios, como la seguridad.

Respecto a lo cual el admirado don Valentín Diez Morodo, presidente del Consejo Mexicano de Comercio Exterior, dijo: “Necesitamos instituciones judiciales y policiales que nos garanticen un nivel mínimo de seguridad sobre las personas y los patrimonios de los mexicanos, pero también a las personas que deciden invertir en el País”.

El que impere la paz y orden en México es un problema ADMINISTRATIVO fundamentalmente y no requiere de reformas para ser una primera prioridad.

Es incalculable el daño que le inflige a nuestro crecimiento económico la inseguridad de diversas zonas del País, y lo que la imagen negativa de México en el mundo afecta la inversión extranjera productiva (que es la que debemos promover, no la especulativa que se estaciona en CETES).

Hay muchos ejemplos de medidas gerenciales que pudieron adoptarse en los últimos nueve años para expandir nuestra economía.

No se requieren acuerdos para meter en cintura el GASTO CORRIENTE del Gobierno federal, frenar sindicatos y sus prebendas (sobre todo en PEMEX, CFE y SEP) y transformar el aparato público de un ente obeso, parasítico e ineficiente, a uno delgado, eficaz y eficiente.

En nueve años han tenido oportunidades los Presidentes panistas para mostrar sus dotes como cabezas de un inmenso aparato federal que consume los recursos del pueblo y le retorna muy poco a cambio: ¡ni siquiera la “mínima seguridad!”.

Pudiera ser que el motor de nuestra economía cascabelee y falle un poquito, mas demuestra contar aún con buena compresión y puede incrementar mucho su desempeño, para ello requiere cuidados, buena gasolina, bujías limpias… ¡y quizás cambio de conductor por uno que tenga empatía con, y conocimientos de, la mecánica para que logre hacerlo rendir y ronronear como felino!

No hay comentarios: