viernes, 22 de julio de 2011

Nueva receta


Manuel J. Jáuregui

Veinte de los 21 tratados comerciales que ha firmado México salen sobrando: sólo uno de ellos, el que tenemos con Estados Unidos, acapara el OCHENTA Y DOS por ciento de nuestras exportaciones.

No obstante lo que estos números indican, el actual Gobierno y su novel Secretario de Economía, Bruno Ferrari (ex organizador del poco exitoso Pabellón México en la Expo Shanghai 2010), traen entre ceja y ceja firmar nuevos tratados, algunos que no representarán ventaja alguna para México, y otros, como el que querían firmar con Brasil, que pudieran incluso ser contraproducentes y dañar nuestra economía.

Queda claro que el estancamiento que registra México en el ranking exportador mundial (lugar decimoquinto) no se debe a falta de nuevos tratados, sino a otros factores, estructurales decimos nosotros, que IMPIDEN que nuestra industria nacional produzca con eficiencia y de manera competitiva logrando exportar más.

Entre ellos: el alto precio de los energéticos, un esquema fiscal oneroso y complicado (el IETU es y seguirá siendo una aberración que nos resta competitividad), trabas burocráticas e ineficiencias propias de nuestras pobres vías de comunicación y deficientes servicios de transporte, y nos frenan fallas en los servicios básicos como las telecomunicaciones -muy caras además- a los cuales debemos sumar el costo enorme, incuantificable, de la CORRUPCIÓN.

Dícese que el "moche" es el aceite que hace deslizar los engranes de la burocracia, y esto bien puede ser cierto, sólo que esta "lubricada" le sale muy cara al País, pues repercute en los costos de producción y nos RESTA competitividad seriamente.

Por ello países como Corea del Sur BRINCAN lugares en el ranking (séptimo) y nos superan ampliamente mientras nosotros no atinamos a salir de perico-perro.

Debe quedarle claro a todo el que analice estas cifras mencionadas que el firmar más tratados (Perú es el siguiente que tienen en la mira... ¡por Dios!) ya no le representará a México el mismo beneficio que le reportó haber firmado el primero, con Estados Unidos, siendo Presidente Carlos Salinas de Gortari, Secretario de Comercio Jaime Serra Puche, y negociador Herminio Blanco.

De la total cerrazón brincamos, casi, a la total apertura y esto significó en términos económicos un gran salto hacia adelante para México y su comercio con una de las economías más fuertes del mundo, la cual posee una capacidad de consumo impresionante.

(Ésta, por cierto, cada vez aprovechada más por los CHINOS, hoy por hoy CAMPEONES mundiales de las exportaciones, en perjuicio de las nuestras, pues nos compiten fuertemente).

De manera que comerciar pitos y flautas con economías chiquitas reportaría, siendo optimistas, una ventaja marginal sumamente pequeña.

Lo cual indica que ésta, la de más tratados, no es la vía: preciso es buscar UNA NUEVA RECETA.

En lo que deberían de concentrarse el Presidente y su equipo -que es lo difícil- es en hacer más EFICIENTE el entorno de los negocios en México.

Incentivar -no estorbar- las EXPORTACIONES, otorgarle facilidades y estímulos a los productores al tiempo de crear internamente un burbuja virtuosa combinada de precios competitivos en los energéticos (la luz está carísima, y ello repercute en mayores costos para los productores que deben competir con naciones como China, en la que cuesta una FRACCIÓN de lo que le cuesta a los mexicanos) con una estructura fiscal que PREMIE, y no castigue, la actividad exportadora específicamente y la empresarial de manera general.

No estaría de más que considerara el Gobierno que gastar y gastar, sólo gastar, elevando año con año el gasto corriente presupuestal, representa en sí una ineficiencia enorme que impacta nuestra productividad.

¿Cómo es posible que produciendo casi el mismo petróleo, PEMEX tenga hoy 140 mil trabajadores, cuando apenas llegaba a los 80 mil cuando México firmó el TLC con Estados Unidos?

El animalito llamado Estado está ya requetegordo, no puede seguir con un apetito ilimitado, come y recome: debe pensar que en algún momento, y más vale pronto que tarde, debe ponerse a dieta para que su ENORME PESO no gravite más sobre la vencida y cansada espalda de los mexicanos.

Esto también ayudaría un montón, mucho más que andar mandando delegaciones de turistas-funcionarios buscando "oportunidades" falsas por los hemisferios que sólo sirven para la FOTO, y poco más que eso.

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