domingo, 31 de julio de 2011

Los plazos fatales

A la Mitad del Foro

León García Soler

Un 20 de noviembre murió en su cama Francisco Franco. En este año de falsos plazos fatales, impuestos por el dogma neoconservador para negar que estamos ante una crisis de empleo y de crecimiento, José Luis Rodríguez Zapatero adelanta las elecciones y fija el 20 de noviembre para celebrar los comicios del retorno de la ultraderecha española. En México nadie quiere acordarse de la Revolución que empezó un 20 de noviembre de 1910: la nuestra es crisis que vino de fuera, dicen, y lo único que crece es la pobreza.

Cincuenta y dos millones suman ya los mexicanos hundidos en la pobreza extrema, según informa el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. En dos años, de 2008 a 2010, 3 millones 200 mil mexicanos se sumaron a la pobreza. Empobrecidos por causas externas, dirían Heriberto Félix, secretario de Desarrollo Social; José Ángel Córdova, secretario de Salud, y Alonso Lujambio, secretario de Educación. Felipe Calderón expresa su pesar y añade al mal que vino de fuera el del pasado autoritario en el que las plagas eran bíblicas y los faraónicos mandatarios tenían que pedir prestado al imperio vecino para pagar las deudas; y todos los mexicanos, dijo, quedaban en la pobreza. Se aproxima el plazo fatal del sexenio y no habrá manera de que alguien venga de fuera a asumir la responsabilidad y pagar las cuentas de la parálisis socioeconómica.

Los políticos de la alternancia se adaptaron rápidamente al proverbial cambio de chaqueta y a las demandas histriónicas de la era del espectáculo. Hay marchas de agresivos reclamos y retadores bloqueos de calles y oficinas públicas. Otras ha habido de impecable orden que va desde la elegancia en el vestir y el uso de la palabra. Y las hay enmarcadas por el desgarrador grito de dolor y el ropaje de peregrino con el toque moderno de la debida humildad utilitaria. Todas se incorporan a los usos y costumbres de la confusión por sistema: la oposición desde el poder; el gobierno desde las barricadas escenográficas del poder mediático. Notable catarsis la de los encuentros en el Alcázar de Chapultepec. Ya la anticipaba la insistencia en invocar y evocar a Fuenteovejuna en cuanto se desataba un conflicto social.

Un memorioso recordó que el subcomandante Marcos y los del EZLN vinieron desde Chiapas con escolta oficial y que la comandanta Esther habló en San Lázaro, desde la tribuna más alta de la patria. Machetazo a caballo de espadas. En Chapultepec, los legisladores no recibieron escapularios ni medallitas. Los pusieron como lazo de cochino. Menos mal que el oficio resiste y el de Manlio Fabio Beltrones le permitió conciliar, comprometerse a cumplir como representante que es, sin fingir ingenuidad, sin ceder a la demanda de inmediatez; ni olvidar que en lo que hace a la reelección, los del PRI tendrían que cambiar los documentos básicos antes de aprobarla. Francisco Rojas, sobrio, casi severo, se aferró al dictado reglamentario y la lógica parlamentaria.

Quedan las imágenes, en versión contemporánea del portento pictórico de David; de nuestro abrazo de Acatempan multiplicado en el juego de abalorios de la televisión, las redes sociales de las computadoras; y las primeras planas de la prensa, reflejo de nota roja, partes de guerra, encuentros y desencuentros en el Estado ausente. Y el efecto indirecto en los combates imaginarios de elecciones internas de las que saldrán los candidatos del PAN, del PRI, del PRD, del PT, de la nueva Convergencia, del Panal, del PVEM y las combinaciones resultantes de la vocación camaleónica, la ambición santificada por el desprecio a las ideologías y al compromiso personal. Mucho se ha hablado de las izquierdas en guerra intestina, enfrentadas y confrontadas por divergencias tribales. Hoy presentan un volátil frente unido, el del acuerdo entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard: será candidato el mejor posicionado.

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Luisa María Calderón, en un acto multitudinario acudió a las oficinas estatales del PAN en Morelia, donde se registró como precandidata a la gubernatura de MichoacánFoto Notimex

Duró la víspera el acuerdo entre el que tiene la posición y el que tiene la conducción. Una y otra vez, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador expresaron su mutua confianza. Sus partiquinos ya expresaron su absoluta desconfianza: los del PT designaron candidato único a López Obrador. Y en cuanto amaneció, los del PRD, con el Jesús en la boca, integraron su corriente para resistir al movimiento: los Demócratas de Izquierda que de inmediato manifestaron su apoyo a Marcelo Ebrard. Pronto dirán que son pasos previos al proceso interno que decida quién es el mejor posicionado. Pero López Obrador ya anticipó que si la encuesta la hacen por encargo, lo derrotan por obligación.

El PAN es partido en el poder. Y lo ejerce Felipe Calderón Hinojosa. La tradición los mueve a negar que pueda haber designación unipersonal de sucesor. Juran que no hay un delfín, aunque sea Cordero; que no habrá dedazo. En el pasado autoritario, al señalar al sucesor, designaba heredero. En las vueltas a la noria del pluralismo, el dedo designaría un competidor, a quien contenderá con el PRI donde ya se avizora la estampida de los búfalos; y con el registro de los partidos que seguirán fielmente la conducción del estratega de Nacajuca. El gatopardismo tiene matices que hacen no sea tan igual lo que cambió para seguir siéndolo. Por eso exhibe su desconcierto Gustavo Madero. Por eso anda por las veredas Santiago Creel y le pide a Vicente Fox que vuelva, que hace falta; no le pide callar porque la incontinencia verbal es incurable.

Fox dice que el PAN no supo hacer su trabajo, que los del PRI aprendieron la lección y Enrique Peña es de una generación hecha en la democracia; que el PRI va a ganar la Presidencia, dijo. Firmes convicciones de los neopanistas, por lo visto. Así han de ser las de los que sin llegar adherentes resultaron gobernadores en las victorias proclamadas por Gustavo Madero. Convocados por Juan Manuel Oliva, el poblano Rafael Moreno Valle y el sinaloense Mario López Valdés, el afamado Malova, ya panista converso, se unieron al sonorense Guillermo Padrés para manifestar su apoyo a la candidatura presidencial de Ernesto Cordero, el valido de Palacio que casualmente despacha en Hacienda. Ahí reapareció César Nava, punta de lanza, portador de los fascios en la guerra contra el retorno del autoritarismo priísta.

Hoy se reúnen los consejeros panistas de Michoacán. Esta noche, Luisa María Calderón será postulada candidata del PAN a gobernadora del estado. Gustavo Madero va a pasar el trago amargo de tomarle protesta a la hermana del Presidente de la República, después de despotricar y condenar la elección de Rubén Moreira en Coahuila, del hermano del gobernador que pidió licencia para presidir el Comité Ejecutivo del PRI, Humberto Moreira.

O Gustavo Madero es el dirigente de partido más despistado del mundo, o tomó en serio el ensayo golpista de Felipe Calderón, el llamado a que PAN, PRI y PRD designaran candidato único a un notable de la sociedad civil: no hace falta la incertidumbre del voto en una democracia que añora los acuerdos de La Profesa.

La hermana del Presidente será candidata a gobernar Michoacán. El PRD gobierna pero no ejerce el poder. El PRI encontró en Fausto Vallejo al candidato que puede recuperar el estado y restañar heridas del desgajamiento del tronco común.

Los michoacanos van a votar. Y va a escucharse la voz de Luis Calderón Vega en cuanto hagan público el manifiesto que escribió hace décadas para condenar con severidad catoniana la candidatura de Dámaso Cárdenas, hermano del general Lázaro Cárdenas.

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