domingo, 26 de junio de 2011

El periodista y la primera dama


En dos artículos recientes, el periodista Jacobo Zabludovsky escribió que la señora Margarita Zavala de Calderón es la “más sólida posibilidad, tal vez la única, de que el PAN retenga la Presidencia”.

La idea de que sea candidata surge de que en su opinión, la señora tiene credenciales: trayectoria política propia, discreción y “participación acertada en sus funciones de esposa y encargada de obras sociales y de asistencia”.

Lo de la trayectoria política es cierto, pero hay que tomarlo con pinzas. La señora ha sido militante activa dentro de su partido y diputada dos veces: en la Asamblea de Representantes del DF y federal, en ambos casos como plurinominal y su participación ha estado principalmente encaminada a temas y asuntos de mujeres. Son credenciales adecuadas pero que ni remotamente bastan para conducir a un país.

Por lo que se refiere a su desempeño como esposa, en efecto, lo ha cumplido bien, como todas las esposas de los gobernantes de México desde hace 500 años. La diferencia entre ella y las anteriores es que tiene más participación en las decisiones de su marido, pero eso tiene que ver, tanto en su caso como en el de su antecesora, con las transformaciones en la condición de las mujeres.

Y por lo que se refiere a su trabajo en la asistencia social, éste ha sido mínimo. La señora ha apoyado algunos programas que tienen que ver con las políticas de su marido, llevándolos al terreno tradicional de actividad de las primeras damas, que es el de la atención a niños. Pero el DIF sigue siendo el cascarón vacío en que lo convirtieron los gobiernos neoliberales y que los panistas no han modificado en absoluto.

El otro argumento de Zabludovsky para proponer a la señora, es que si ella entra a la contienda, la campaña no sería lo “nembutálica” que se vislumbra. Me parece algo irrelevante. No se trata de hacer divertida la campaña electoral, de lo que se trata es de presentar proyectos y propuestas. El país se nos cae y nosotros queriendo entretenernos.

Pero además, por buena que pudiera ser como candidata, proponerla sería algo a lo que muchos nos opondríamos, porque vivimos en una democracia, no en un reinado en el que se heredan puestos, y en este sistema hay que ganarse el lugar en condiciones de igualdad de competencia, y estar en la casa presidencial para desde allí luchar por ganarse el derecho a estar en la casa presidencial no suena muy igualitario. Claro que la señora podría hacer las payasadas que han hecho otras, como divorciarse para usar el truco de la guatemalteca o salirse de la residencia oficial, como hizo en su tiempo la esposa del gobernador de Tlaxcala.

Don Jacobo quiere que ella le entre porque dice que los otros candidatos son caballada flaca. Esa no me parece razón suficiente para aventarla al ruedo. Afortunadamente parece que Margarita tiene suficientemente claras sus capacidades y sus límites y supongo que ya se dio cuenta de cuánto sufrimos todos con la inexperiencia con que su marido llegó al poder.

También está de moda decirnos que ya toca una mujer presidente y Zabludovsky la sigue: “Ella se convertiría en la primera mujer al frente del Poder Ejecutivo”. Me parece que el tema no es si ya estamos o no listos para eso, porque lo que importa no es que sea mujer u hombre quien encabece el gobierno, sino que tenga el talento y las capacidades necesarias para ello.

Zabludovsky termina su columna diciendo “Dele permiso, don Felipe”. Eso es lo peor que he escuchado. No estamos hablando de un menor de edad o de un subalterno sino de una mujer a la que se considera capaz. Flaco favor se le hace a la señora cuando se le dice “puedes ser presidenta pero primero tienes que pedir permiso”. Me recuerda cuando hace poco el presidente municipal de Querétaro felicitó a una de sus colaboradoras con estas palabras: “Quiero reconocer el trabajo en esta delegación y agradezco a la delegada, que ha demostrado que, aunque sea mujer, ha podido hacer bien las cosas”. Resulta incongruente que estemos pensando que puede gobernar el país alguien que tiene que pedirle permiso a su marido para aspirar a ello.

sarasef@prodigy.net.mx www.sarasefchovich.com

Escritora e investigadora en la UNAM

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