PROCESO
Álvaro Delgado
Alonso Lujambio, titular de la SEP.
MÉXICO, D.F., 18 de abril (apro).- Felipe Calderón ya perfiló a su verdadero candidato presidencial: Alonso Lujambio Irazábal, secretario de Educación Pública.
En contraste con los anodinos secretarios de Hacienda, Ernesto Cordero, y de Desarrollo Social, Heriberto Félix, Lujambio ha desplegado un inusitado protagonismo político como funcionario federal en días y horario laboral, pero también por las mañanas, noches y fines de semana entre los militantes del Partido Acción Nacional (PAN) en todo el país.
Este activismo no lo hace Lujambio sin la venia de Calderón, un tipo tan obsesionado por el control de sus subordinados que suele convertirlos en vasallos.
Si Alonso José Ricardo Lujambio Irazábal hace giras por todo el país como secretario y se placea con los panistas es porque Calderón así se lo ha instruido.
Si el secretario de Educación confronta al presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Humberto Moreira, es porque tiene el aval de Calderón.
Si el panista Lujambio reta al gobernador Enrique Peña Nieto, el más firme prospecto presidencial del PRI, quiere decir que ya lo ha platicado con su “jefe político”, el que lo ha encumbrado en la alta burocracia.
Ante Cordero, su amigo tecnócrata, y Félix, su inquilino, que no han sido capaces de crecer ni siquiera para contender internamente ante Josefina Vázquez Mota, la mustia coordinadora de los diputados, y el senador Santiago Creel, con más de una década en campaña, Calderón ha visto en Lujambio cualidades para tratar de que el PAN retenga la Presidencia de la República en 2012.
Ambos comparten varias cosas: Son de la misma edad, 49 años, estudiaron en colegios privados y sus respectivos padres, Sergio Lujambio Rafols y Luis Calderón Vega, fueron prominentes militantes del PAN, partido al que los dos renunciaron --en 1979 y 1980-- cuando advirtieron el inicio de la degradación partidaria.
En la era del PAN sin ética ni escrúpulos, ni siquiera apego a la ley --una divisa que siempre defendió ese partido--, Calderón ha sido el impulsor de Lujambio: Primero como consejero del Instituto Federal Electoral (IFE), luego como presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) y ahora, titular de la SEP.
A diferencia de sus compañeros panistas, Lujambio tiene gusto por la lectura y está dotado de buena pluma, tiene reputación de no robarse el dinero público y es tan bien parecido que el panista Gerardo Priego lo definió como “nuestro Peñanietito”.
Así, si Lujambio se dice listo para ser no sólo candidato sino presidente, como lo declara en la entrevista con Proceso, para el fascículo especial que sobre él está en circulación en este mes de abril, es porque hay un entendimiento con su jefe, quien, además, ha puesto a su disposición el equipo político que le es afín.
Se trata de la facción felipista --no “elitista” como erróneamente se interpretó el término-- que encabeza la triada formada por Germán Martínez, expresidente del PAN; Roberto Gil Zuarth, secretario particular de Calderón; y Patricia Flores, la exjefa de la Oficina de la Presidencia, que sigue manteniendo una notable influencia en el gobierno.
Pero esa, que podría parecer una ventaja, es lo que opera en contra de Lujambio: Con el sello de Calderón en la frente, incapaz de poner distancia con una crítica al gobierno que ya no dio para más, no se ve cómo pueda salir avante si resulta ser, como se perfila, el candidato presidencial del PAN.
Lo que todo indica es que Lujambio es, por lo visto, el Peñanietito de Calderón, cada vez más iracundo –y peligroso-- por su propia incompetencia…
Apuntes
Después de que sus compañeros magistrados no encontraron razón legal para pedirle que se excuse de participar en el juicio contra Enrique Peña Nieto por violar la Constitución y la ley, como lo resolvió el IFE --y ella no fue capaz de hacerlo, por ética--, María del Carmen Alanís, presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, perfila la declaración de inocencia del gobernador y “limpiarle” el camino hacia la candidatura a la Presidencia de la República.
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
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