martes, 5 de abril de 2011

Cuatrifecta del mal

Francisco Rodríguez

April 5, 2011

El señor Felipe Calderón ya conformó su dirty war room o cuartel de la guerra sucia cual prolegómeno a los comicios federales del 2012. Si el Senado de la República ratifica el nombramiento que el ocupante de Los Pinos hizo a favor de Marisela Morales como titular de la PGR, ella se sumará al fallido policía Genaro García Luna, al non grato Javier Lozano Alarcón –como vocero– y a Miguel Ángel Yunes Linares, de quien todos juran y perjuran será el próximo subprocurador al frente de la SIEDO. Una cuatrifecta perfecta. La cuatrifecta del mal.

No sorprende este movimiento de Calderón en el tablero del ajedrez sucesorio. Lo ha desenmascarado apenas el coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, Francisco Rojas Gutiérrez, al afirmar que el relevo de mando en la Procuraduría General de la República responde a la intención de Calderón por “judicializar la política y ganar las elecciones venideras, en una riesgosa aventura para mantener el poder”.

Recordó que el ex mandatario Vicente Fox intentó eliminar de la vida pública a candidatos de oposición a nivel federal y estatal, y sostuvo que Felipe Calderón ha seguido la misma táctica.

Rojas denunció así que la renuncia del ex procurador Arturo Chávez, tanto como la postulación de Marisela Morales para sustituirlo en el cargo, tienen claros fines políticos.

Y es que, ¡imagínese usted a estos cuatro mastines, perfectamente amaestrados por su jefe, ladrando, persiguiendo y hasta mordiendo no sólo a candidatos priístas y perredistas, incluso a actores sociales, empresariales y, claro, del mundillo periodístico no alineado!

Todo el aparato y toda la fuerza adquirida para dizque combatir al narcotráfico, puesta al servicio de las insanas fobias de Felipe Calderón hacia sus opositores, a quienes en su enfermedad él ve cual enemigos a aniquilar. Una “aventura” –en los términos de Rojas– nada democrática, por cierto.

Los personajes ya están ahí. Y poco a poco se les va dotando de instrumentos. El más reciente, dado a conocer ayer, el de las recompensas del 25% del botín a quienes denuncien para su identificación y localización a “lavadores de dinero”. Pero también, una iniciativa de ley en contra de ese delito que, apuéstelo usted, será muy probablemente aplicada en contra de políticos a quienes se ligará con narcotraficantes.

No hay retraso en este frente en contra de la delincuencia, cual muchos podríamos aducir –por ahí debió haber empezado Calderón su guerra–, se presenta justo a tiempo: en las vísperas de la justa comicial.

La cuatrifecta del mal pondrá “campanas”, intervendrá líneas telefónicas y comunicaciones electrónicas a través de internet. Nada ilegal, pero sí ilegítimo. El sello de la casa, pues.

Y cual ya se hizo en contra de quien fuese candidato al gobierno de Jalisco, Arturo Zamora; contra Andrés Manuel López Obrador, en 2005, y más recientemente, en contra del aún alcalde de Acapulco, Manuel Añorve –aún contra el ex candidato perredista en Quintana Roo, Gregorio Sánchez–, y de alcaldes y funcionarios michoacanos, Calderón y sus cuatro mastines se lanzarán a ladrar, perseguir y morder a sus “enemigos” políticos.

Por tal es que suena tibio, medroso, el “voto de confianza” que los dirigentes del CEN del PRI y el precandidato priísta en el Estado de México, Humberto Moreira y Eruviel Ávila, dieron ayer también a la señora Morales, para que no utilice a la PGR como instrumento político-electoral.

Esta, por supuesto, no es una defensa “a priori” de quienes, aprovechando sus cargos y encargos públicos, delinquen. Si hay delincuentes políticos, éstos por supuesto deben ser perseguidos judicialmente y enjuiciados.

Lo peor es que tal no se hace, pues lo que se persigue sólo es el escándalo mediático, la descalificación entre la sociedad, con lo que Calderón y sus cuatro mastines creen desbrozar el camino a la perpetuación del PAN en el poder que surge de la banda presidencial. En ambos sentidos del término banda, claro está.

Las evidencias están a la vista. Al jalisciense Zamora lo perjudicaron con sospechas que ya habían sido perfectamente aclaradas. A López Obrador lo desaforaron por un delito del que podría salir libre con fianza. A Añorve le inventaron una investigación judicial. La treintena y pico de víctimas del “michoacanazo” obtuvieron rápidamente su libertad, por la falsedad de las acusaciones que se les fincaran. Sólo el perredista –de la corriente “chucha”– Greg Sánchez sigue en prisión, dada su culpabilidad en los delitos por los que está interno en el penal federal de Nayarit.

Lo bueno de esto, dicen en el sureste, es lo malo que se va a poner.

Así que a ponerse los impermeables de asbesto. Va a llover mierda desde el dirty war room de Calderón.

Índice Flamígero: La gran interrogante es si las Fuerzas Armadas se sumarían a las campañas negras que emanen desde Los Pinos en contra de los “enemigos” políticos de Felipe Calderón. El Ejército, por lo pronto, está en la mejor de las coyunturas para zafarse de estas inmundicias. ¿Le parece si de ello conversamos aquí en la colaboración de mañana?

www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com

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