jueves, 31 de marzo de 2011

El dolor de un poeta


Guadalupe Loaeza

Algo me dice que cuando un poeta sufre una pena, su dolor es doblemente intenso. Quiero pensar que un poeta vive la vida y la muerte de otra manera, especialmente en tratándose de alguien como Javier Sicilia, el poeta que sólo sabe hablar del amor; el poeta que está convencido de la no violencia y el poeta cuya obra siempre gira en torno de un solo tema, la presencia de Dios en su vida: "Yo creo que mi fe y la poesía van de la mano, si no fuera por la experiencia espiritual, no escribiría", dijo Sicilia en una entrevista publicada en 2009.

Hay que decir que Javier Sicilia no nada más escribe sobre la fe y la espiritualidad, también se ocupa de la política: "En tiempos de violencia no necesitamos palabras nuevas, sino una relación grave y respetuosa con la lengua, es decir, recordar que las palabras pesan y se concretan en lo real, que del uso que de ellas hacemos tal es el fruto, y que únicamente el corazón dicta los verdaderos sentidos con el respeto y la firmeza que el amor produce, esos sentidos que pueden devolverle al país su voz profunda", escribió en su artículo "La guerra de los insultos" de la revista Proceso. Curiosamente en su más reciente texto del mismo semanario, escribió bajo el título "Capitalismo y crimen" el 9 de marzo: "El tema del crimen -que se vincula con el narcotráfico- y la guerra que el Estado desató contra él se ha vuelto un lugar común en nuestras vidas: un espacio -como todo lugar común- que perdió sus contornos, una especie de amiba social que se enquistó en el organismo de la sociedad y que diariamente buscamos delimitar para comprender y atenuar su horror. Muchas cosas importantes se han dicho sobre el fenómeno, pero pocas o casi nada sobre el fondo que lo produce y hace impotente la guerra que quiere erradicarlo".

También a este gran católico lo irrita sobremanera, como a muchos de nosotros, la Iglesia: "A veces mi pinche Iglesia me exaspera y, sin embargo, no dejo de amarla, dolorosamente, como amo a este mundo, como sólo puedo amarme también a mí mismo". Leo lo que una vez exclamó el poeta, y tengo ganas de abrazarlo y de decirle muy quedito al oído: "¿Verdad que fue la pinche violencia la que mató a tu hijo Juan Francisco de 24 años, tu hijo a quien le gustaba tanto el futbol, tu hijo que no sólo estudiaba la carrera de administración de empresas, sino que también se desarrollaba en una clínica? ¿Verdad, Javier, que fue asimismo por la pinche violencia que también hallaron sin vida a los cinco jóvenes que iban con Juan Francisco en la madrugada del domingo cuando estaban a punto de regresar a su casa? Y ¿verdad que por la ineptitud de las autoridades ayer salieron más de 500 personas por las calles de Cuernavaca, gritando consignas contra las autoridades encargadas de la seguridad en el estado?: "Si no saben hacer su trabajo, que renuncien; si el procurador no sabe procurar justicia, que renuncie; si el gobernador no sabe gobernar para que el estado sea un estado seguro y próspero, que renuncie, no está haciendo su labor como debe ser, su función de gobernador parecería que es nada más en eventos sociales y eso es muy triste", expresaban. También quiero darles el pésame a la mamá de Juan Francisco y a toda su familia. Quiero decirles que somos muchos los que ya firmamos una carta abierta que recorre el internet y que entre otras cosas dice: "Como se ha vuelto costumbre, de inmediato se ha intentado identificar a las personas asesinadas como miembros de algún grupo de delincuentes. Dado que hace apenas un par de días numerosos medios del país, presididos por Televisa en un acto que se montó y transmitió como uno más de sus programas de entretenimiento, firmaron un convenio entre cuyos acuerdos está el de no referir 'detalles' que representen algún tipo de publicidad que le haga el juego al crimen organizado, es probable que estos hechos no se divulguen, o que al hacerlo se escondan los datos que delatan lo que en última instancia constituyen: un acto de terrorismo enderezado contra la población civil. Esta palabra, terrorismo, asusta al gobierno federal, que ha decidido vetarla a toda costa. A la luz del antedicho pacto, es muy posible que periodistas y locutores opten por sumarse al veto a nombre de una supuesta defensa del bien común. Esta es una medida que colinda con la autocensura y que no beneficia al ciudadano de a pie, cuyas posibilidades de defenderse y tomar previsiones dependen del cabal conocimiento de las formas de operar de los criminales, así como de las consecuencias de una táctica de guerra diseñada sobre las rodillas y por lo tanto ineficiente".

En 2009, Javier Sicilia fue galardonado con el Premio de Poesía Aguascalientes 2009 por su libro Tríptico del desierto. En esta obra aparece un poema, el cual se diría que fue escrito para Juan Francisco, "El sobreviviente": Toda ausencia es atroz/ y, sin embargo, habita como un hueco que viene de los muertos,/ de las blancas raíces del pasado./ ¿Hacia dónde volverse?;/ ¿hacia Dios, el ausente del mundo de los hombres?;/ ¿hacia ellos, que lo han interpretado hasta vaciarlo?/ ¿Hacia dónde volverse que no revele el hueco,/ el vacío insondable de la ausencia?

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