martes, 22 de febrero de 2011

“Presunto culpable” y los periodistas


Martha Anaya, autor de la columna Crónica de Política
Martha Anaya

February 22, 2011

La noche cerraba con un aplauso. No muy grande, tampoco tan tímido. “Presunto culpable” parecía provocar reacciones encontradas.

Tal vez los amantes del cine no encontraron gran calidad en el documental. Razón no les faltaba. Pero el tema iba más allá de las críticas que pudieran hacerse en ese terreno. Tocaba una realidad que hoy nos carcome y acongoja, y era ello lo que terminaba importando a muchos de los asistentes: la crítica –la exposición cruda, real, reveladora—de nuestro sistema de justicia.

Tal vez por ello la sala de cine se despejaba silenciosa y lentamente al tiempo que aparecían en la pantalla los últimos llamados de la película: Exige que videograben tu juicio… Exige que el juez esté presente en tu juicio…

En los comentarios con los compañeros periodistas saltaban las imágenes que más les había golpeado:

-El largo e interminable pasillo –en una toma casi en blanco y negro–repleto de expedientes de piso a techo, simbolizando la fatigosa burocracia y las miles de historias reales o trucadas que llevan a miles y miles de personas a las cárceles.

-Los gestos de molestia, aburrimiento, incomodidad (reales, pues el juicio fue grabado en vivo) del juez en cuestión cuando el abogado del acusado intenta cuestionar al testigo acusador.

-Las respuestas despectivas del policía que detuvo al acusado, que a cuanto planteamiento contestaba: “no recuerdo”, “no me acuerdo”.

-La reacción del abogado Rafael Heredia cuando descubre que en el expediente de su defendido se han omitido todos los diálogos, excepto los que dictaba el juez. Reacción que resume en elocuente exclamación: “¡Qué huevos!”

Una tras otra surgían las imágenes grabadas en cada uno. En un momento dado llegamos al cómo, frente a todo lo ocurrido a lo largo de la película, habían logrado liberar al acusado de asesinato y sentenciado a 20 años de prisión: gracias al video.

Efectivamente, gracias al video que se tomó durante el juicio –y que fue presentado luego como prueba en la apelación—fue como uno de los jueces finalmente apeló a la presunción de inocencia plasmada en nuestra Constitución.

La conversación entonces derivó al papel de los medios de comunicación. A cómo inciden esto en los juicios, en el señalamiento de culpables aún antes de que comparezcan siquiera ante un juez, o incluso antes de rendir siquiera su declaración.

Hablamos de cómo son utilizados los medios –especialmente la televisión—en la fabricación de culpables; cómo se lanzan voraces a crear culpables, a señalar, a lanzar campañas de linchamiento contra éste o aquél, empujados por alguna autoridad oficial o en defensa de algún interés propio de la empresa.

Efectivamente, si bien la película “Presunto culpable” desnuda el sistema de justicia, deja igualmente claro –aunque esto no se ve en pantalla—el papel que juegan, o pueden jugar, los medios de comunicación en uno, en muchos, en todos los casos llevados a la justicia.

¿Qué papel jugamos? ¿El de cómplices de esa seudo justicia tramposa, mediocre, corrupta, ruin; o el de contrapeso democrático que presume la inocencia de los detenidos, que no hace de juez y verdugo, ni lincha al gusto del peticionario?

El caso de Florence Cassez –más allá de si es inocente o no de secuestro y todo lo que se le acusa—es más que elocuente del papel que juegan los medios de comunicación y especialmente la televisión. ¿No fue acaso el montaje de la detención de Florence, que para Televisa realizó Genaro García Luna, uno de los puntos centrales por los que hoy cuestionan su proceso sus abogados y han puesto en predicamento la relación diplomática México-Francia?

No, no es menor el haber filmado y transmitido el montaje. Es parte de la prefabricación de culpables. Es eso, trátese de quien se trate, lo que deberíamos evitar y combatir como ciudadanos; y a lo que deberíamos negarnos como periodistas.

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