Manuel J. Jáuregui
A nuestro México Místico le hacen falta, entre otras cosas, unos SEIS millones de cabezas de ganado, y cuando menos unos 2 millones de toneladas de maíz, si no es que más, lo cual es una cantidad récord, por mucho, que casi TRIPLICA los montos anteriores.
Esto para alcanzar en los dos insumos mencionados ese estado utópico llamado "autosuficiencia alimentaria".
Las heladas en Sinaloa afectaron la cosecha de maíz para consumo interno, insumo básico en la alimentación del pueblo mexicano.
La carne es más bien un lujo, y es fácilmente sustituible con pollo.
En ambos casos, del pollo y la carne, se da el contrabando, lo cual crea un entorno que inhibe la inversión en la producción de estos alimentos ante la imposibilidad de competir en términos equitativos contra este delito, pero este tema es harina de otro costal que en otra ocasión abordaremos.
En el caso del maíz, queda claro que México deberá IMPORTAR este grano, ¿de dónde?, quién sabe, pero es casi seguro que, por ejemplo, subirá el precio de la tortilla y se verá afectada negativamente la economía hogareña de los mexicanos, quienes ya de por sí son impactados por incrementos muy fuertes en otros granos y en las hortalizas a la hora de poner alimento en la mesa.
(Y no se diga el "gasolinazo".)
En el caso del maíz, nuestras autoridades, o la todavía existente paraestatal Diconsa, enfrentan un doble reto.
Por un lado, conseguir las cantidades suficientes de maíz blanco, dado que casi todos los países que lo producen lo guardan para consumo interno.
Los vecinos al norte del Bravo producen mucho maíz, pero del amarillo, y no crean que allá abunda el blanco como para levantar el pedido y tenerlo en la frontera en una semana.
Por el otro lado, hay un problema más: el PRECIO de este insumo.
La regla inviolable de la oferta-demanda indica que entre más maíz blanco necesitemos, más alto será el precio al que lo adquiriremos.
Y dentro de este esquema de grandes importaciones, amigos, juega un papel muy importante la paridad.
Si de por sí el producto es caro, lo sería aun más si la paridad peso/dólar se desliza, cosa que no está sucediendo, pero que a la vez se convierte en un dilema para nuestro Banco central y su programa de acumulación de reservas.
Si sale a comprar dólares y los encarece, nos resultará más caro el maíz y muchos mexicanos sufrirán acentuadamente los embates de una carestía que generaría más miseria.
Por otro lado, tampoco se puede permitir que se aprecie mucho nuestra moneda porque perderíamos competitividad en los mercados externos, en los cuales nos ha ido bastante bien en los últimos 12 meses exportando, estimulando la economía y CREANDO empleos. ¡He aquí una dicotomía (más) para nuestro Gobierno!
Sumarizando el problema, si acaso algo revela éste es que, como nunca, industrializar y eficientar el campo mexicano se ha tornado urgencia.
Necesita producir más, generar más, ser más dinámico y eficiente, de manera que nos convirtamos no en IMPORTADORES de alimentos, sino en exportadores.
Brasil, por ejemplo, se está papeando exportando alimentos a CHINA; México podría hacer lo mismo y más.
El problema es el de siempre: nuestro campo está abandonado, lejos de la mano de Dios y de la atención del Gobierno, que no acierta a crear las condiciones suficientes y necesarias para convertir nuestro AGRO en un DÍNAMO de la economía.
Falta de financiamiento, trabas burocráticas, inseguridad, lagunas legales, desatención, un marco legal-laboral obsoleto, una intervención paternalista del Gobierno que distorsiona las leyes del mercado son sólo algunos de los problemas que debemos resolver de manera expedita.
Ello si pretendemos que nuestra generosa tierra produzca los alimentos que necesitamos para subsistir.
Poco sentido hace destinar millonadas de dólares que aquí generamos con gran esfuerzo sólo para dárselos a agricultores extranjeros para así alimentar a la población.
Como muchos otros, el problema de la insuficiencia alimentaria es grave y no está siendo atendido por nuestras autoridades con la inteligencia requerida.
Toda crisis es simultáneamente una oportunidad: ojalá y que el trauma de tener que PARIR piñas hawaianas "jumbo size" para obtener e importar este maíz que falta en México sea un aliciente como para movilizar a nuestras autoridades a que se pongan las pilas y se enfoquen en nuestro maltrecho campo.
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