El gobierno de Estados Unidos de América (EUA) comienza a dar señales de pánico y envía mensajes al gobierno de México para presionarlo en dos sentidos: el endurecimiento aun mayor de su política de aniquilación de la criminalidad por narcotráfico y crimen organizado y, por otro, que hay una seria incapacidad del Ejército y la policía mexicana para estas tareas y, por lo mismo, sugieren que ellos estarían dispuestos a intervenir más allá de la policía sin armas que ya tienen aquí.
De pronto, el estallido de declaraciones oficiales desde el gobierno estadounidense se convierte en estruendo y genera nerviosismo en ambos lados. Sin embargo, en este momento ese nerviosismo parece ser mayor del lado americano. ¿Por qué? ¿Qué saben ellos que no sepamos los mexicanos? ¿Tendremos que esperar a que WikiLeaks nos lo diga dentro de un tiempo?
Por lo pronto nos queda clara esa preocupación que es pánico en el país de los pánicos interminables. Veamos:
Durante su comparecencia ante el Comité de Seguridad Interior de la Cámara de Representantes de EUA el miércoles 9 de febrero, la señora Janet Napolitano, Secretaria de Seguridad Interna de EUA, advirtió que la amenaza de terrorismo hoy es, de muchas formas, la más alta desde los ataques contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001: “Esta amenaza está evolucionando y no podemos garantizar que nunca habrá otro ataque terrorista y no podemos aislar a nuestro país bajo un domo de cristal”, afirmó…
Y ahí mismo repitió enfática lo que ya había dicho hace una semana refiriéndose a los cárteles de la droga mexicanos: “Ni se les ocurra traer esa guerra hacia Estados Unidos, porque se enfrentarán a una reacción aplastante”. En esta ocasión fue más allá. Según la señora Napolitano, EUA se encuentra listo para defenderse vigorosamente de la amenaza de los cárteles y reconoció que desde hace tiempo la administración ha contemplado la posibilidad de que la organización terrorista de Al Qaeda intente aprovecharse de las redes operativas del narcotráfico en México para atacar desde ahí territorio estadounidense.
Y fue durante esa comparecencia que los representantes de algunos estados de la Unión Americana solicitaron un encuentro con ella a puertas cerradas para analizar ‘con la máxima responsable de seguridad interna los riesgos de una posible infiltración de los cárteles a manos de células terroristas”. O lo que es lo mismo, se convierte en un asunto de alta prioridad y confidencialidad, luego de lo cual tomarán decisiones para enviarse al Ejecutivo, señor Barak Obama.
Antes, el señor Joseph W. Westphal, subsecretario del Ejército de Estados Unidos había calificado a los cárteles del narcotráfico de México como una forma de ‘narcoinsurgencia’ que podría tomar el control del gobierno y que, por lo mismo, esto podría provocar que EUA tenga que enviar soldados ‘tanto en la frontera como a través de ella’ para pelear contra esa insurgencia. Por supuesto hubo reacción de México en contra y el mismo Westphal tuvo que declarar, veinticuatro horas después, que sus declaraciones fueron ‘inexactas’ –lo que quiere decir que no exactas, pero tampoco erróneas-.
Y más: apenas el jueves 10 de febrero, el director de Espionaje Nacional, James Clapper, al responder a una pregunta interesada, durante su comparecencia ante el Comité de Espionaje de la Cámara Baja de EUA que el presidente de México, Felipe Calderón, gestiona reformas institucionales para fortalecer el estado de derecho, pero que “el progreso es lento” debido a “la escasez de recursos, prioridades políticas enfrentadas y resistencia burocrática” y, siguiendo las advertencias de su país, que en México “…se han logrado resultados contundentes pero sus capacidades militares y policiales siguen siendo inadecuadas para quebrantar al crimen organizado y contener la violencia criminal”.
Bueno.
Ciertamente en un tiempo extremadamente breve ha llegado esta andanada de declaraciones y críticas subrepticias al gobierno mexicano por su ‘lentitud, incapacidad, resistencia, escaso de recursos, prioridades políticas, burocracia e ineptitud del Ejército y la policía mexicanas’ para cuidarse y cuidar los intereses de los Estados Unidos de América.
De hecho se sabe que policías estadounidenses no uniformados y no armados ya están en territorio mexicano en tono de ‘inteligencia’, sobre todo en el sur del país por donde pasan los migrantes centroamericanos –porque suponen que por ahí se pueden colar los terroristas de Al Qaeda- ; lo que sigue a continuación, según se percibe después de todas estas señales de EUA, es que lo quieren hacer armados bajo algún sistema en el que el gobierno mexicano ‘les pida el favor’. Esto es así porque conocen la sensibilidad mexicana respecto de su soberanía.
Ellos están en pánico permanente, pero ahora más porque tienen información clasificada. A ver si no ocurre ahora como con aquella famosa carga de material radioactivo que detectaron en Colima en 2009 y que encendió los focos rojos de ambos países, para concluir luego en cero radioactividad pues se ‘confundieron’ con refacciones para refrigeradores.
El gobierno del señor Felipe Calderón ha sido consecuente con lo que aquel gobierno le ha pedido y no da muestras de querer contrariar a un gobierno que le apoya en su política anticriminal, aunque esta cueste 35 mil muertes en apenas cuatro años. Bien para él mientras reciba los aplausos de la señora Hilary Clinton.
Pero el resto de las instituciones deben estar alertas a estas amenazas por parte de EUA. Ciertamente a ellos les preocupa su Seguridad Nacional. Pero el Senado de la República Mexicana, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Seguridad Pública, Relaciones Exteriores, organizaciones políticas y deben encender los focos rojos para evitar cualquier intento de intervención militar o policiaca de EUA en México y cuidar nuestra Seguridad Nacional. Es su obligación. Es su responsabilidad. jhsantiago@prodigy.net.mx
1 comentario:
no estaria mal ke susediera eso pero sepa ke ocurria despues de ke entren los militares o policias en mexico..
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