Para México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), Florence Cassez no es culpable de los delitos que se le imputan: violación a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, tres delitos de secuestro, y portación y posesión de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército.
Hablan de fabricación de pruebas para inculparla, anomalías en su detención, montajes, pruebas que no se desahogaron, edición de videos.
Todo ello, ciertamente, lo han demostrado los abogados. Pero, en tercera instancia, el séptimo Tribunal Colegiado en Materia Penal la sentenció a 60 años en prisión.
Tres jueces han visto y decidido lo mismo. ¿Es eso suficiente para convencernos de la culpabilidad de la ciudadana francesa?
La experiencia que tenemos con nuestro sistema de justicia nos dice rotundamente que no. Hay decenas, si no es que centenares de inocentes en las cárceles.
Eduardo Gallo, presidente de MUCD, recuerda tan sólo a modo de ejemplo el caso de la matanza de Acteal, en el que decenas de indígenas pasaron once años en la cárcel acusados de un homicidio en Chiapas fueron excarcelados por irregularidades en el proceso en su contra en un fallo de la Corte. Pero muchos más casos podrían citarse, como el que tengamos ahora dos Lore en prisión acusadas del secuestro del joven Martí.
Frente a la postura de México Unido Contra la Delincuencia, otras organizaciones civiles –Alto al Secuestro, de Isabel Miranda de Wallace; México SOS, de Alejandro Martí; Causa Común, de María Elena Morera, y la Asociación Nacional de Consejos de Participación Civil, de Marcos Fastlicht–, han demandado en cambio al Poder Judicial “no ceder” ante las presiones de Francia.
La diferencia de posturas de las ONG’s en nuestro país, no ha sido sin embargo lo más controvertido. El tema escaló en unos cuantos días a niveles cercanos a la ruptura diplomática luego de la decisión del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, de llevar el tema-protesta a cada uno de los actos que se realizarían en Francia con motivo del “Año de México en Francia”.
Eran 293 los eventos previstos para la festividad. Iniciarían el 1 de enero –y así ocurrió–, están en marcha 19, y cuatro de éstos ya concluyeron cuatro. Y a lo largo del año estaban previstas cerca de 300 actividades de tipo cultural, científico, económico, gastronómico. Se tenían contempladas exposiciones de máscaras mayas, obras de Diego Rivera y Frida Kahlo, el festival de cine, etc.
El caso es que el gobierno mexicano decidió cancelar su participación luego de la presión-amenaza de Sarkozy de dedicar la celebración a Florence Cassez haciéndose pronunciamientos sobre el tema en cada evento.
Carlos de Icaza, embajador de México en París, entreabrió la puerta ayer por la mañana señalando que México estaría dispuesto a participar a condición de que la celebración no estuviera dedicada a Florence Cassez. Es decir, que ni se le mencionara.
Difícil posición la del gobierno mexicano, pues a fin de cuentas la imagen de México sería la beneficiada de este evento. Y vaya que le hace falta ante el alud de información relacionada con el narcotráfico, asesinatos, granadazos, coches bomba y demás que son el pan de cada día.
Sin embargo, la pregunta que se hacen aquí los diplomáticos es: ¿se vale politizar el caso? ¿Tenemos que ceder a la arrogancia de Sarkozy? ¿Es de caballeros presionar a nuestro país y al Presidente Calderón de esta manera?
La respuesta bien podría ser de rechazo en cada una de las interrogantes, pero no van al fondo del asunto ¿es realmente culpable o no Florence Cassez de lo que se le acusa?
Más que desgarrarse las vestiduras de tono nacionalista y acusar de Sarkozy de arrogante, prepotente, frívolo, cínico –y puede que sea todo ello–, bien valdría la pena recordar que el origen de esta situación nació con el montaje que armó Genaro García Luna con la detención de la francesa,.
Y quizás todavía más grave, pues lo convirtió en algo personal, la promesa que por escrito dio el propio Calderón a Sarkozy de que le entregaría a Cassez conforme a las normas internacionales.
Para Sarkozy, el mandatario mexicano faltó a su palabra. (Del mismo modo que los panistas faltaron a su palabra, también por escrito, con el PRI en el caso de las alianzas). Y eso, suele ser imperdonable.
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