Juan Ciudadano
La capacidad de generar indignación entre el público de una sala de cine rara vez resulta tan aprovechable como palanca de transformación como en la cinta "Presunto Culpable".
La película de Roberto Hernández, Geoffrey Smith y Layda Negrete presenta una historia, al mismo tiempo increíble y sin ficción, imposible y absolutamente real; el tema es la justicia mexicana.
"Presunto Culpable" es el documental de un ciudadano de a pie, José Antonio Zúñiga, que, por mala suerte, cae en las garras de la justicia mexicana, y por buena suerte se topa con una pareja de abogados dispuestos a enfrentarse al monstruo con una cámara en mano.
En México, para quien no tiene el dinero para comprar policías, MP o jueces, la diferencia entre estar libre o en la cárcel es un asunto de suerte.
El espléndido trabajo cinematográfico ha generado todo tipo de reconocimientos, incluso de las autoridades que son participantes del sistema de justicia vigente: "el documental señala problemas", "resalta insuficiencias de nuestro sistema", "nos confronta con la realidad", "nos recuerda que hay mucho por hacer". Todos estos son elogios envenenados.
No. El documental no habla de "áreas de oportunidad"; el documental retrata a un sistema podrido; sin compostura; un sistema que exige una reconstrucción total.
"Presunto Culpable" tendría que significar una nueva plataforma de discusión -varios escalones arriba de la actual- desde la que ya no hay espacio para evasivas como las siguientes:
1. "Cambio sí; poco a poco"
Cuando lo que se necesita corregir es cada eslabón, cada paso, cada requisito del proceso penal; cuando la corrupción lo tiene invadido todo; cuando los vicios se han vuelto cultura, casi parte del DNA de policías, fiscales y jueces; cuando todo esto es parte de nuestra realidad, no hay manera para las composturas poco a poco.
Introducir cambios graduales es apostarle a la supervivencia de unas cuantas células sanas dentro de un cuerpo podrido.
2. "Aguas con el hipergarantismo"
Hace falta decirlo directo: la creencia de que una amenaza actual para la impartición de justicia en México es conceder al acusado "demasiadas" garantías es una tontería. De esta postura a la del policía en la película que recomienda se le inventen delitos al acusado además del que "ya cometió" hay sólo unos pasos.
Quien argumenta "hipergarantismo" pretende ingenuamente resolver un mal -la incapacidad del MP de probar delitos- con otro mal, darle licencias a la fiscalía para que, haciendo lo que tenga que hacer, mantenga a los acusados en la cárcel.
3. Detenidos... "por algo será"
El principio de presunción de inocencia está lejísimos de ser parte de la cultura jurídica mexicana.
La película nos presenta cómo lo que se conoce como "la duda razonada", en México funciona exactamente a la inversa: si hay alguna posibilidad, por pequeña que sea, de que el acusado efectivamente haya sido quien cometió el delito, es motivo suficiente para querer mantenerlo tras las rejas.
En México necesitamos trabajo tenaz, primero dentro de la comunidad jurídica, y después en toda la sociedad, para convencernos de que sólo respetando el principio de presunción de inocencia se puede construir un sistema de justicia democrático para México.
4. "En el juicio oral gana la teatralidad"
Todavía quedan juristas que en México aseguran que la justicia oral es peligrosa porque la teatralidad termina ganando.
¿Quién después de ver la película puede afirmar que los gestos: la cara perdida del testigo acusador, el fastidio del juez, la indolencia del MP y el cinismo de los policías no son actitudes que le aportan elementos al juzgador?
Para el no conocedor, sólo se necesitan 87 minutos para dimensionar la quiebra. Después de ver "Presunto Culpable" será difícil dormir en paz hasta en tanto no cambiemos un sistema de justicia que da vergüenza.
Este próximo viernes 18 es el estreno nacional.
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