El alarmante incremento de la violencia en 2010, reforzó la creencia de que México enfrenta un problema de “insurgencia criminal” y que, por tanto, la respuesta está en los manuales de contra-insurgencia del Pentágono. Según fuentes informadas, México ha sido elevado a tercer lugar en la lista de países que amenazan la seguridad nacional de EU, después de Afganistán y Pakistán, reclasificación que conlleva la asignación de más presupuesto y recursos, así como la actualización de escenarios de guerra hipotéticos, diseñados a producir recomendaciones sobre cómo responder ante eventualidades imprevistas.
Hombre clave en esta etapa de cooperación militarizada es el almirante James Winnefeld, comandante del Comando Norte de EU, que incluye a Canadá y México. En diciembre, en un discurso en Canadá, Winnefeld dijo que la frontera entre acciones delictivas y militares, es cada vez menos legible, de tal suerte que los carteles mexicanos están usando medios castrenses altamente sofisticados, como submarinos completamente sumergibles, para realizar su negocio ilícito. Sostuvo que se “está ganando una sólida confianza mutua” entre los militares de ambos países y que EU continuará trabajando con México.
Los cables diplomáticos filtrados por Wikileaks, sin embargo, ofrecen un panorama de desconfianza mutua y resistencia de la Sedena a cooperar con su contraparte estadounidense. Los cables, en los que la “aversión al riesgo” y la incapacidad para responder en tiempo real de la Sedena son criticadas por el Embajador Carlos Pascual, exacerbaron el tradicional escepticismo de los militares hacia EU. Ese antiamericanismo representa, según especialistas, el gran obstáculo a una mayor integración institucional que abra la puerta a la realización de operaciones conjuntas y la presencia operativa de militares estadounidenses en territorio nacional.
EL TESTAFERRO LÓGICO
Para sacarle la vuelta, Washington planea expandir la triangulación de la ayuda estadounidense haciendo uso de terceros países. “Los colombianos tienen más gente que nosotros en México. Entre colegas latinos hay mejor entendimiento”, dijo el coronel Bob Killewbrew, coautor de un criticado estudio en el que populariza el término “insurgencia criminal” para describir a los carteles. El papel de Colombia en México fue tema de un artículo en The Wasington Post que reveló que Colombia, aliado militar número uno de EU en el hemisferio, ha entrenado 7,000 oficiales mexicanos en tácticas de contrainsurgencia y desactivación de explosivos, y que el que costo fue cubierto por EU. Para Roderic Camp, especialista sobre el ejército mexicano, Colombia es el “testaferro lógico”.
En un foro patrocinado por el Instituto de Investigaciones de Política Exterior, un think tank conservador, Killewbrew reveló: “les he dicho a mis amigos de las fuerzas especiales que el problema en México es de insurgencia y que como tal debe ser tratado”. El militar retirado, quien confesó ser neófito sobre México y no hablar una palabra de español, abogó por un “tratado de defensa México-EU” cuyos detalles, adelantó, serán analizados en un próximo estudio que está siendo financiado por el Pentágono.
GRAYSON, OTRA VEZ
George Grayson insiste en arrojar sal a las heridas abiertas de un pueblo dolido. Durante el foro referido, Grayson otra vez inició su presentación lanzando cabezas de unicel ensangrentadas hacia el público en una burda parodia de cuando La Familia debutó haciendo rodar cabezas humanas decapitadas en la pista de baile de un club nocturno michoacano en 2006. En medio de risas desconcertantes, el académico remató su sátira con el comentario, supuestamente sarcástico, de que las cabezas salpicaron de sangre el vestido de su acompañante femenina.
En octubre, luego de estrenar su repugnante show en la Fundación Heritage, el Embajador Arturo Sarukhan le envió una carta comunicándole su molestia y pidiéndole mayor seriedad. No respondió. La soberbia de Grayson es atípica en esta ciudad donde se cuidan las formas y las ofensas casi siempre son seguidas por la proverbial disculpa. Por todo esto, preocupa que el académico –cuya obra adolece de rigor y equilibrio– siga siendo arropado por prestigiosas instituciones como el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, el cual acaba de publicar su análisis sobre las elecciones en Guerrero.
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