En el patio de la Antigua Escuela de Jurisprudencia, el auditorio se regocijaba con las frases. Pero no sólo ellos, también reían aquellos del estrado que usualmente –al menos en los últimos años—se muestran serios, secos y difícilmente sonríen en público.
Eran nada menos que algunos de los luchadores de la izquierda: Andrés Manuel López Obrador, Porfirio Muñoz Ledo, Alejandro Encinas, Ifigenia Martínez.
Ocurría la tarde de ayer, martes, durante la presentación del libro La vía radical (Grijalbo), de Muñoz Ledo y quien estaba al micrófono era el historiador Lorenzo Meyer.
Comenzó Meyer por hacer notar que no era común presentar un libro a las cuatro de la tarde –“¡no se vayan a dormir, por favor!”–, luego señaló que, en política, “cuando mencionamos a Porfirio pensamos en Porfirio Díaz pero ese Porfirio ya es historia; y la otra asociación natural en política es Porfirio Muñoz Ledo”.
El primer Porfirio, anotó, era muy bueno con la espada; el de nosotros es muy bueno en la oratoria y la palabra, y las usa igual, como arma. “Ambos tienen un arma y son contundentes”.
Se le critica (a Muñoz Ledo) la diversidad de cargos y corrientes por los que ha transitado, “pero esa crítica le tiene sin cuidado” pues se ha adaptado al cambio de circunstancias pero “no cambió su objetivo, su norte político y ético”.
La atención del auditorio ya había sido captada. Fue entonces que Lorenzo Meyer comenzó a citar frases “muy buenas” que extrajo del libro de Porfirio, de quien dijo, envidiaba “la notable confianza en sí mismo”. Y se arrancó:
-El Tribunal Electoral es hoy una caricatura orozquista de la justicia.
-Nuestro país nunca ha vivido en un genuino Estado de dercho aunque haya existido del derecho del Estado. (Comenzaron las risas)
-Los pueblos tienen los gobiernos que toleran.
-Nuestro universo electoral está compuesto sobre todo de láminas, despensas, acarreos y televisoras codiciosas. (Carcajadas)
-La transición se trabó en el anudamiento de complicidades.
-Deformar al Estado ha resultado más cómodo que transformarlo.
-Televisa comenzó como un anexo de Los Pinos y con el tiempo Los Pinos terminarían convirtiéndose en un anexo de Televisa. (Aplausos y carcajadas)
-El tránsito (ha sido) de una tecnocracia aventurera a una cleptocracia mediocre.
Y por ahí se siguió Meyer ante el regocijo de los presentes. Un regocijo que hacía reír abiertamente a ese López Obrador siempre tan hosco y que ayer lucía alegre, tranquilo, al grado de apapachar a Ifigenia Martínez quien se encontraba sentada a su izquierda en el presídium.
Ni qué decir de Alejandro Encinas, presionado a últimas fechas con la historia de la posible alianza PRD-PAN en el Estado de México. El mexiquense dejó a un lado los avatares y gozó la tarde que se abría bajo el cielo con sus compañeros de viejas batallas.
Porque hay que decir –y así lo recordó Ifigenia Martínez durante su intervención—que todos ellos compartieron la trayectoria del movimiento progresista desde 1988. De hecho, contó, “un día me dijo Porfirio que iba a crear un nuevo partido y para mi sorpresa, unos días después llegó con otros compañeros a mi casa para armar el Frente Democrático Nacional”.
Debemos cumplir lo que empezamos hace 22 años, dijo la economista, y llevar al poder a un auténtico partido capaz de reformar la República. “Quienes fundamos el Frente en 88, apoyamos a López Obrador en el 2006 y lo vamos a apoyar en el 2012”, declaró ante ese auditorio sonriente y emocionado.
Y López Obrador también sonreía.
twitter: @marthaanaya
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