Wendy Aceves Velázquez Al finalizar la primera década del 2000, México es un país más pobre que en el año de 1982. De acuerdo a investigadores universitarios, la economía nacional mexicana, medida conforme a la evolución del Producto Interno Bruto (PIB), no ha crecido lo necesario. Indicadores como el empleo no han sido estables, los salarios no alcanzan para enfrentar el encarecimiento de los productos y los recursos naturales como el petróleo se han ido agotando sin que se invierta en procesos de desarrollo como las refinerías. Es así que a inicios del 2011, México es el país de América Latina con peor proporción de crecimiento, ya que sólo se ubica por arriba de Haití. El investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), doctor Pablo Sandoval Cabrera, afirmó que en lo que va de este sexenio, el crecimiento económico en México ha sido mínimo. “La economía ha crecido alrededor de 2 por ciento promedio anual, insuficiente porque el crecimiento necesario para generar el millón 200 mil empleos que requiere el país tiene que ser entre 5 y 7 por ciento. Hay un saldo pendiente muy alto”. De acuerdo a un documento del Banco de México, la importancia del crecimiento económico radica en que aumenta el empleo formal y fortalece el salario, mejora la distribución del ingreso y reduce la pobreza. Además, aumenta la disponibilidad y calidad de servicios públicos, fomenta el ahorro, la inversión y contribuye a la creación y desarrollo de mercados. Para los especialistas, estos indicadores se han deteriorado. Ignacio Román Morales, investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), aclara que no es un problema de este sexenio del Gobierno Federal e indicó que el balance económico del 2000 al 2010 es “bastante pobre”.
“Si lo vemos en recursos naturales, los estamos perdiendo debido al deterioro ambiental y al agotamiento de fuentes como el petróleo y el agua. Si lo vemos en estabilidad del empleo, cada vez la contratación de trabajadores es más precaria. En términos de situación financiera, cada vez dependemos más de fuentes irregulares legales, pero dolorosas, como el esfuerzo que tienen que hacer los trabajadores migrantes; si hablamos en términos de la cantidad de riqueza dividida entre la cantidad de trabajadores, estamos por niveles del 12 a 13 por ciento inferiores a los que había en 1982. En otras palabras, México ha perdido una generación en términos de productividad”.
Canasta básica, salario mínimo y empleo El encarecimiento de productos básicos para sobrevivir siempre ha pegado duro a los bolsillos de quienes ganan el salario mínimo, afirmó Héctor Luis del Toro Chávez, investigador del CUCEA. Con base a sus investigaciones señala que la canasta básica conformada por 121 productos (entre alimentos y de cuidado personal), pasó de 3 mil 64 pesos (costo en el año 2000) a 5 mil 513 pesos, precio con el que cerró el 2010. “En una década, el costo de la canasta ha sufrido un incremento de más de dos mil pesos, lo cual justifica la existencia del fenómeno inflacionario y de las alzas permanentes”.
Además, en los últimos años, los incrementos del salario mínimo no han ido más allá del 4 por ciento. Hoy en día, en la Zona Metropolitana de Guadalajara el salario mínimo mensual es de mil 675 con 20 pesos. Para Del Toro Chávez, “es un incremento raquítico que no llega a los tres pesos por año, que no mitigan o solventan la problemática económica de las familias y no satisfacen las necesidades”. Por su parte, Sandoval Cabrera indicó que en el 2001 el salario se fortaleció, pero en los últimos años se vio una caída importante. “No se puede tener un mercado interno fuerte si no hay una capacidad de compra y si no se tiene una estructura productiva articulada y competitiva”. En el caso del empleo, los discursos gubernamentales presumen de la creación de 740 mil empleos en el 2010. Sin embargo, para el especialista no se crearon, sólo se recuperaron los perdidos durante la crisis del 2008-2009 y existe un saldo pendiente de generación de empleos que ronda en los dos millones.
“Las condiciones del comportamiento del mercado laboral en nuestro país exigen por lo menos la creación de un millón 200 mil empleos al año. En los últimos 15 años sí es la cifra más alta de empleo, pero no es que se creen empleos sino que se recuperan empleos de los perdidos por efecto de la crisis que se vivió. No hay que engañarnos porque en la medida en que nos engañemos vamos a conformarnos con políticas económicas que no están resolviendo los problemas. Hay un déficit histórico acumulado de empleos y se esconde el fracaso de las políticas públicas. La responsabilidad directa de los gobiernos no es crear empleo pero sí tienen que crear las condiciones para que haya incentivos para la inversión privada, que es la que debe generar la mayor cantidad de empleos posibles”. El académico del ITESO, Ignacio Román, agregó que en los últimos años en el país se ha experimentado una reconversión de empleo permanente por eventual. “Empleo inestable, incierto y con cada vez menos prestaciones. La gente gana menos y es menos seguro que puedan mantener su ingreso y con las condiciones mínimas de protección social”.
Explotación de recursos naturales México ha logrado un récord de reservas internacionales de petróleo que oscila en los 113 mil millones de dólares, apuntó el especialista del ITESO. “Para lo que le alcanza a México en el manejo de reservas es para entre tres y cuatro meses de importaciones. No es que sea tanto, pero importamos tanto y somos tan vulnerables y dependientes del sector externo que aunque el monto sea alto, igualmente alta es la cantidad de dinero que estamos requiriendo para importar todo”, dijo Ignacio Román. Añadió que a pesar de que las reservas petroleras mexicanas se han incrementado en los últimos años, el llamado oro negro se ha ido agotando sin tener reservas suficientes y sin invertir en procesos de desarrollo como refinerías. “Estamos chupando el petróleo a una velocidad inaudita, que es generar una imagen de estabilidad en el corto plazo, pero a costa de agotar nuestros recursos”. Por su parte, Pablo Sandoval indicó que México ha obtenido importantes cantidades en recursos por el precio del petróleo. “Se estima que han entrado alrededor de 300 mil millones de pesos en los últimos cuatro años que se han desperdiciado y se estima que el precio para este año rondará los 70 dólares, lo que implicará una importante entrada de recursos”.
Expectativas 2011: probable etapa recesiva Después de haber cerrado el 2010 con una inflación real ubicada en el 10.25 por ciento, de acuerdo a los analistas el crecimiento económico del 2010 para México fue de 3.59 por ciento, lo que permitirá la generación de no más de 400 mil empleos formales para el 2011. Dichos datos y el que la economía internacional enfrente serios problemas, impactarán a nuestro país, dijo el economista Pablo Sandoval. “Significa un atraso, se acumularán mayores problemas, se incrementará la pobreza, el desempleo y afectará los niveles de bienestar de la población”. Añadió que es probable que el país entre en una nueva etapa recesiva, debido a que la que inició a finales de 2008 puede tener forma de ‘W’, lo cual significa una etapa de caída muy fuerte, una recuperación muy débil como la que estamos experimentando actualmente y después una nueva caída. “Me parece que esto es posible y en el segundo semestre de este año tendremos elementos más sólidos para confirmar esta hipótesis”. El investigador puntualizó que un país que no tiene una fuente consistente de financiamiento, una estructura productiva articulada y competitiva, un mercado interno fuerte, un sector exportador diversificado, un gobierno eficiente, una sociedad civil participativa y crítica, no puede esperar tener tazas de crecimiento importantes. “Son los fundamentos del crecimiento a largo plazo y nuestro país no cuenta con ellos, por error de políticas públicas y porque somos una sociedad poco participativa y comprometida que no sancionamos los excesos de quienes nos gobiernan”. Por lo anterior los investigadores insistieron en no abandonar la participación social y política. Además proponen evaluar el modelo económico y rediseñar una nueva estrategia, con el fin de no empeñar el futuro de las nuevas generaciones.
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