Un manifestante disfrazado de Blair. | EFE
Ocurrió casi al final del interrogatorio. Cuando Tony Blair dijo que quería hacer una aclaración antes de irse. "Ustedes me preguntaron el año pasado si me arrepentía de algo y dije que asumía mi responsabilidad en la decisión", dijo a los cinco miembros de la comisión que investiga el papel británico en la invasión de Irak. "Lo dije pensando en la invasión. Pero se malinterpretó como si no me importaran la pérdida de vidas humanas. Por eso quiero dejar claro que lamento terriblemente todas las muertes. Las de nuestras fuerzas armadas, las de las de otros países y por supuesto las de los iraquíes".
Las palabras de Blair desencadenaron el rechazo instintivo del parte del público de la sala, que lo abucheó y gritó: "¡Demasiado tarde! ¡Demasiado tarde!". El clamor lo frenó en seco John Chilcot, presidente de la comisión. Pero no cesó del todo hasta que no concluyó la comparecencia. Una mujer movió su silla y se sentó de espaldas a la pared para no ver a Blair. Otra masculló: "Has tenido un año para pensarlo". Mientras el ex primer ministro hablaba del rechazo de la población iraquí, se oyó otra voz que decía: "Entonces haber dejado de matarlos". Y otra que le increpaba: "¿Por qué no nos miras a los ojos?".
El ex primer ministro concluyó su comparecencia exponiendo un catálogo de consejos para sus sucesores en Downing Street. Pero al salir una mujer norirlandesa le increpó de nuevo diciendo: "¡Tus mentiras mataron a mi hijo!". El público lo componían 60 personas cuya presencia se había decidido según el resultado de dos sorteos: uno para los familiares de las personas fallecidas en Irak y otro en el que podía participar cualquier ciudadano.
A Blair se le había pedido que volviera este viernes a la comisión para contrastar su versión con la de otros testigos. Pero su comparecencia no ha aportado grandes novedades. Ha dicho que no ofreció al presidente Bush "un cheque en blanco" y se ha esforzado por transmitir la idea de que la intervención fue una decisión colegiada que conocían todos sus ministros.
Se trataba de desmentir la impresión de que la decisión la tomaron los asesores del premier a espaldas del consejo de ministros. Una impresión que transmiten las memorias del propio y las declaraciones de algunos de sus ministros. Según el ex primer ministro, todos en el Gobierno conocían cuál era la política en torno a Irak. Sabían que se le había dado un ultimátum a Sadam Husein y que si no lo cumplía habría una intervención armada. "Lo que ocurría", ha dicho Blair, "es que éramos el Gobierno de centro izquierda más exitoso del mundo y [mis ministros] no querían hacer una alianza con un presidente republicano y conservador. Eso era lo que más les preocupaba y lo que les puso a prueba. No sabían qué iba a ocurrir con el Gobierno si les obligaba a pactar con el presidente Bush".
Y sin embargo Blair no ha logrado explicar el momento preciso en el que el Gobierno fue informado de su decisión de autorizar la intervención. Y tampoco ha aclarado por qué en marzo de 2002 dijo en privado que la amenaza de Sadam no era mayor que en 1999 y luego dijo en público que ésta estaba creciendo.
Blair ha reconocido que desoyó la advertencia de su fiscal general, Peter Goldsmith, que presentó un informe diciendo que una invasión sin una segunda resolución de la ONU sería el inicio de una guerra ilegal. El ex premier se justificó diciendo que no era una advertencia "formal" y creía que su fiscal terminaría cambiando de opinión. Y añadió que creía que la resolución 1441 aprobada en noviembre de 2002 era suficiente: "Lo que decía la resolución era que Sadam tenía una oportunidad para cumplir y que no hacerlo reviviría las resoluciones anteriores que autorizaban el uso de la fuerza".
1 comentario:
Este tipo de comisiones no sirven para nada, todos sabemos que la guerra fue ilegal y por motivos económicos pero nunca les sucederá nada a los gobernantes que la impusieron.
Un saludo.
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