Cuestión de Debate
Javier Arcadia Galaviz
Sí, no podía ser otro, Alejandro Encinas candidato potencial e idóneo para la gubernatura del Estado del México. Por fin con ello, a que decirlo, la izquierda dio un paso acertado al retomar el camino extraviado, por haberse propuesto impulsar, de una vez por todas, una candidatura de alguien valioso, que simboliza con autenticidad al legendario movimiento de lucha en pro de los desprotegidos y de las clases socialmente débiles.
Pertenece a esa generación que cubrío las dos etapas marcadas por el parteaguas histórico, en que antes la lucha fundamental se dio por la democracia y por coseguir el reconocimiento institucional de la izquierda, después la lucha ha sido, si bien continua pugnandose por la democracia electoral, lo es a la par por el reordenamiento del andamiaje legal que permita la restructuración de gobiernos de corte democráticos, y que tengan como fin la aplicación de políticas públicas novedosas para la atención de las grandes necesidades de la población a través de programas sociales también inéditos.
Es decir, Encinas personifica a cabalidad a las fuerzas políticas que tradicionalmente han sido opositoras a los regímenes autoritarios presentes en cada época, y que cuyas acciones de lucha férrea, corresponden con lo que es una genuina izquierda nacional.
Es un candidato muy fuerte por sus múltiples cualidades que poseé como persona y como político. Hombre de lealtades, de trayectoria amplia, vertical y limpia, de gran carisma, sencillo y de principios inquebrantables, prudente y mesurado, respetuoso, político tolerante y negociador, pasiente para escuchar, afable en su trato y de notable sensibilidad ante los problemas de los demás.
Ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal, aunque en este altísimo cargo haya sido por un breve periodo, en el que, no obstante ello, demostró sobrada capacidad y habilidad suficiente para gobernar con eficacia, además de hacerlo con extraordinaria sabiduría al encarar con firmeza y serenidad momentos aciagos jamás vividos en la Ciudad de México a causa del desafuero de López Obrador, como también después, en su estilo prudente para sortear la prolongada y delicada crisis correspondiente a la etapa postelectoral de las elecciones presidenciales del año de 2006 estigmatizadas por actos fraudulentos.
Además, su candidatura habrá de ser factor determinante para la unificación de la izquierda como la última oportunidad de esta fuerza política. Sí, Encinas como candidato al Estado de México, es factible que propicie que las diferencias dentro del PRD por lo menos sean guardadas para otras lejanas ocasiones, y por lo que hace al momento, provocar que las diversas corrientes de este partido confluyan en un mismo objetivo que consiste en que se gane su elección.
Pero también podría ser que con ello se lograra un encuentro público entre Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y el Ing. Cuahtémoc Cárdenas, como parte esencial y primordial de esa unificación, lo cual habría de ser de lo más esperado por la sociedad que sigue creyendo en la izquierda como la única opción para alcanzar el verdadero cambio que ponga orden en este país que hoy tanto lo necesita. De suceder esto, seguro Encinas gana con demasía la elección del Estado de México.
Sin embargo, esto se debe tomar con cierta reserva, ya que no se debe soslayar que cuando Marcelo Ebrard y Jesús Ortega, Presidente Nacional del PRD, en un comelitón, con gran entusiasmo y una sonrisa de par en par anuncian la candidatura al Estado de México del Diputado Alejandro Encinas, se interpreta que en un primer afán lo hacen para nulificar las aspiraciones de la Senadora Yeidckol Polevnsky a ese mismo Estado, acción que implícitamente significaría bloquear la directriz política que AMLO les había marcado al impulsar con anterioridad la candidatura de Yeidckol.
Pero eso no era todo, ya que el propósito anunciado por Marcelo y Jesús Ortega fue que la candidatura de Alejandro Encinas, además estaría sujeta a los resultados de una encuenta que se realizaría para conocer si los mexiquenses estarían de acuerdo o no en ir en alianza con el PAN, porque era lo que presuntamente se venía pactando con este partido.
Circunstancia que motivó que también Encinas, en ese sentido y de tajo, les marcara el alto, ya que coincidente con López Obrador, les manifestó de forma contundente que sí aceptaba contender por la gubernatura, pero sin la alianza con el PAN, de lo contrario declinaría a tal posibilidad.
Con esa determinación la felicidad que Marcelo y Jesús Ortega habían mostrado en días pasados, se les desdibujó en el rostro, más cuando están concientes de que la maniobra política al no resultarles a ellos, sí en cambio, posicionó con solidez la estrategia y el trabajo político de AMLO. Veremos lo que más adelante pasará, pero lo que si es un hecho, es que, con Alejandro Encinas, el Estado de México se encausaría en la ruta de las buenas oportunidades para la sociedad en esa entidad.
Pálida tinta: El flamante presidente del PRI, Humberto Moreira, es tan generoso que ofreció darle un manual en forma gratuita a Jesús Ortega, supuestamente para que aprenda a homologar la unidad en el PRD. Que curioso que dicho manual seguramente en su partido, el PRI, no les ha sido de gran utilidad, porque si de verdad hubieran estado unidos no pierden Sinaloa, por causa de que se les salió de su redil MALOVA. Además de que su famosa unidad se les empieza a resquebrajar en Nayarit, más lo que ocurra en otros estados, incluyendo el Estado de México, donde habrá elecciones este año. Yo creo que Moreira mejor le hubiera ofrecido a Jesús Ortega no un manual para la unidad, sino un manual para que le enseñe a bailar, porque eso sí lo sabe hacer muy bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario