martes, 23 de noviembre de 2010

Las acusaciones de la esposa

Martha Anaya

November 23, 2010

Estupefacción. Así, con estupefacción, reaccionaron en primera instancia en la dirigencia nacional del PRI ante el asesinato del ex gobernador de Colima, Silverio Cavazos Ceballos.

El escueto comunicado enviado por el PRI a más de nueve horas del suceso –a las 21:30 horas, lo refleja. Dos párrafos: Uno para expresar su “más enérgica condena” por el asesinato bajo “el clima de violencia que sacude al país”, y exigir el esclarecimiento de los hechos. El otro, un breve curriculum del colimense.

Dudas y pasmo asoman entre líneas; o más bien en el espacio en blanco que quedó en ella.

En la brevedad del despacho los priistas enmarcan la ejecución de Cavazos en el clima de violencia que se vive en el país entero. Frase que bien puede atribuirse al crimen organizado. Así pareciera a primera vista. Pero igual pudiera dejar abierta la posibilidad de que “bajo el clima de violencia que sacude al país” otros grupos actúen bajo su máscara.

Y es precisamente a ellos, por sus “ataques y difamaciones” a los que se refirió la esposa ex gobernador asesinado, Idalia González Pimentel, durante el homenaje de cuerpo presente que se le rindió a Silverio Cavazos en el Palacio de Gobierno. Una acusación con nombre y apellido: el también priista, e igualmente ex gobernador de Colima, Fernando Moreno Peña.

Beatriz Paredes, dirigente nacional del PRI, Mariano Francisco Saynez, secretario de Marina, y Ulises Ruiz, gobernador de Oaxaca, fueron ayer testigos (sobresaltados) de las indignadas palabras de la viuda ante el féretro de su marido.

Idalia González Pimentel de Cavazos, con voz entrecortada, señaló que tras la muerte de su marido habría seguramente “muchas conjeturas” relacionando a Silverio con el narcotráfico pero, advirtió, “sé que también va a salir a luz la verdad cuando sea el momento oportuno”.

Se le acusó de corrupción, recordó –apenas en agosto pasado el Partido Verde pidió que se le investigara por enriquecimiento ilícito–, “hemos resistido ataques mediáticos” –del Diario de Colima particularmente, en el cual tiene injerencia Moreno Peña– , “de manera sistemática nos dijeron corruptos, rateros…somos humildes, nobles, pacíficos, contrario a lo que se ha dicho de nosotros”, alegó ante sus hijos.

“Es hora de que los colimenses dejemos alimentarnos del morbo, nadie tiene derecho de juzgar a Silverio ni a nadie de nosotros”, pidió. Silverio esperaba “poder cumplir con los tiempos para limpiar su nombre, pues estaba decidido a no ensombrecer el trabajo de Mario Anguiano, como otros ex gobernadores lo hicieron…”, volvió Idalia González a arremeter contra Moreno Peña.

Pero si hasta ese momento la hoy viuda del ex gobernador no había pronunciado con todas sus letras el nombre de Fernando Moreno Peña, no tardó en hacerlo ante todos los presentes. Lo culpó del enrarecimiento y el envenenamiento de la política colimense, de denostar a su esposo Cavazos Ceballos e incluso al gobernador actual, Mario Anguiano.

Moreno Peña, acusó, se convirtió en el principal enemigo de ambos.

Y junto con ese nombre añadió a la lista con dedo flamígero a Nicolás Contreras, diputado local por el Panal; a Leoncio Morán, diputado federal panista; a Raymundo González, dirigente estatal del PAN; a Héctor Sánchez de la Madrid, dueño y editor del periódico Diario de Colima; y a Armando Martínez de la Rosa, director del mismo periódico.

Idalia González levantó el rostro y soltó desafiante: “Ya Silverio está muerto; por ello, ahora ya puedo asumir la responsabilidad de mis palabras”.

Sus sospechas, evidentemente, apuntan a una lucha de poder en el estado de Colima y al interior del propio PRI.

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