jueves, 11 de noviembre de 2010

El negocio de las fiestas patrias


GASTO PÚBLICO
El negocio de las fiestas patrias



Un documento desclasificado pone al descubierto la discrecionalidad y opacidad en el manejo del gasto público para la celebración de las fiestas por la Independencia y la Revolución


Operadora de Mantenimiento y Limpieza, SA de CV hizo el negocio redondo: recibir, sin licitación de por medio, un contrato con el gobierno federal para realizar “limpieza profunda” durante nueve días. Esta empresa se convirtió en uno de los proveedores de la Federación para los trabajos de organización de las fiestas patrias y, por eso, se embolsó la jugosa cantidad de 74,379.70 pesos más IVA, sin que se conozca a detalle qué significa “limpieza profunda”.

En el marco de las festividades en torno del Bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución Mexicana, decenas de empresas y personas físicas brincan de gusto por “ganar” contratos por rentas de vehículos, servicios de telefonía digital y analógica, prestación de servicios de vigilancia, arrendamiento de equipo de fotocopiado, suministro de papelería y artículos de oficina y servicios profesionales.

Sin embargo, la mayor parte de las contrataciones documentan el sospechocismo y, sobre todo, la percepción de que el presupuesto para la conmemoración de las fiestas patrias se ha ejercido a discreción, bajo la más absoluta opacidad y el dispendio. Además, de los contratos que el gobierno federal cerró con diversas empresas y personas físicas destaca un factor: que casi todos ellos se otorgaron por adjudicación directa.

Así, se descubre que la Secretaría de Educación Pública (SEP) –encargada de organizar todo lo relativo a las fiestas patrias– autorizó el gasto mensual por hasta 175,000 pesos para el “servicio de escaneo profesional”; 491,000 pesos para “servicios de iluminación especializada”, 37,500 pesos para rentar un equipo de fotocopiado; un millón 700,000 pesos para la producción de un programa histórico con duración de una hora comercial; 681.81 pesos más IVA por hora de servicio para la elaboración de la imagen corporativa e institucional de la coordinación ejecutiva de los programas y calendarios de la “Comisión Organizadora”, entre otras perlas.

De acuerdo con expertos consultados, y que tuvieron acceso a este reporte de gastos –en poder de El Semanario–, el análisis es el siguiente: primero, llama la atención que casi todos los contratos se hayan amarrado por adjudicación directa cuando se tuvo mucho tiempo para organizar las fiestas; segundo, no hay detalles de cada uno de los contratos, por lo que puede pensarse que los “servicios profesionales” pueden ser desde la preparación de una taza de café hasta la elaboración de una memoria histórica por los movimientos insurgentes de 1810 y 1910; tercero, muchas de las cifras no son necesariamente escandalosas, pero sí orillan a pensar, por ejemplo, porque no se decidió por comprar el equipo de fotocopiado cuando el cobro de la renta no es pequeño.

Emilio Granados, economista por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y miembro del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), no se anda por las ramas: “Este reporte sólo te orilla a pensar mal. No hay bases para comparar porque se decidió contratar a una empresa determinada. Además, no se ve ningún proyecto de largo plazo. Así, todo apunta a que el presupuesto para las fiestas es opaco y discrecional”.

Por su parte, Martín García, diputado federal y secretario de la Comisión Especial de Apoyo para los Festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, agrega: “Los gastos no van acordes a lo que dice la Constitución, donde se habla de racionalidad y pulcritud en el manejo de los recursos. Incluso, predominan los contratistas como decoradores, especialistas en coreografías, que ni siquiera son mexicanos”.

LOS EXCESOS

El 6 de julio de 2010, Miguel Carrasco Hernández, director jurídico y fiduciario teniente coronel del Banco Nacional del Ejército, Fuerzas Aérea y Armada, SNC (Banjercito), atendió la solicitud de información número 0632500007610, que pedía el desglose de los contratos, licitaciones y adjudicaciones que se habían hecho con recursos del “Fideicomiso del Bicentenario”.

El reporte, de 11 cuartillas, incluye 231 contratos que contemplan el periodo del 20 de febrero de 2009 (fecha en que Banjercito se constituyó como Fiduciaria del “Fideicomiso del Bicentenario”), hasta el 31 de mayo de 2010.

En éste, a simple vista, sólo se observa el número de contrato, el procedimiento del mismo, la empresa a la que se adjudicó, el inicio y término de la vigencia, el concepto y el monto. No hay más detalles. Es decir, sólo se ofrece la información mínima de la solicitud de información.

Por eso, la sensación que deja en expertos y legisladores que tuvieron acceso a este documento es que las fiestas patrias representan un negocio para unos cuantos.

“Todo ha sido derroche. Se ha tenido un presupuesto enorme para estas celebraciones, pero todo ha impactado de manera negativa, ya que sólo se ha hecho negocio y no se ha logrado transmitir el espíritu y esencia de estas fiestas”, acusa Rubén Velázquez, senador e integrante de la Comisión Especial encargada de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana.

En el detalle, el reporte de gastos contempla: 805 pesos más IVA por la renta mensual de una impresora láser a color a la empresa LDI Associats; dos millones 263,213.31 pesos más IVA para que Turissste organizara la ceremonia de homenaje a los restos de los Héroes de la Patria; 578,952 pesos para que la persona física Rita del Carmen Abreu Vargas llevara la conducción de cuatro noticiarios mensuales en promedio de la coordinación ejecutiva (de las fiestas) durante el periodo comprendido entre el 1 de marzo de 2009 y el 31 de diciembre de 2010.

Hay más: 245,000 pesos más IVA para que la persona física Ignacio Hernández Guevara tomara 350 fotografías (no se especifica de qué tipo); 101,507.14 pesos más IVA a favor de Juan José Lima García por concepto de “asesoría administrativa” del 16 de marzo de 2010 al 31 de julio de 2010; también un millón 315,790 pesos más IVA por la “prestación de servicios profesionales” de Juan José Medrano Castillo del 27 de marzo de 2009 al 31 de diciembre de 2009 y un millón 578,948 pesos por este mismo concepto y para esta misma persona durante el lapso comprendido entre el 1 de febrero de 2010 y el 31 de diciembre de 2010.

De acuerdo con el diputado Martín García, Alonso Lujambio, durante su comparecencia en el Congreso para dar cuenta de los gastos alusivos al Bicentenario de la Independencia, informó que en seis horas, tiempo que duró la celebración, se gastaron 700 mdp; bajo esos términos, el legislador cuestiona que sólo tres proyectos absorban casi 75% del presupuesto total para las fiestas (superior a los 2,000 mdp), que son la galería fotográfica que se encuentra en Guanajuato, la exposición en Palacio Nacional y la fiesta del 15 de septiembre.

Sin embargo, acusa que el funcionario se negó a proporcionar más información de los contratos de servicios, argumentando que toda la información ya estaba alojada en la página oficial de la SEP. “Pero llama la atención que Turissste se haya responsabilizado de compras, contratos y arrendamientos; pero también deja lugar a la sospecha la resistencia del gobierno a rendir cuentas y su intención a reservar la información hasta 2015, algo que no se permitió gracias a las presiones del Congreso”.

EL DETALLE FINO

Con estos elementos sobre la mesa, expertos y legisladores concluyen: el presupuesto para las fiestas patrias es el típico caso donde no se ejerce el gasto con calidad y, mucho menos, se conocen los alcances de los servicios contratados. Es, sin duda, una perla más del dispendio.

Emilio Granados, del IMCO, cuestiona, por ejemplo, la adjudicación directa en casi todos los contratos. En su opinión, un procedimiento de esta naturaleza ocurre cuando se necesitan gestionar los recursos de manera rápida y porque no hay tiempo para celebrar una licitación. Sin embargo, considera que en este caso no aplica esta consideración toda vez que desde mucho tiempo atrás se sabía que, inevitablemente, en 2010 se celebrarían el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana.

E ironiza: “Desde el siglo XIX se sabía que este año tendría lugar la celebración independentista y en el siglo XX se determinó que esto mismo ocurriría por el movimiento revolucionario”.

De esta forma, se pregunta: ¿Por qué la adjudicación directa? ¿Acaso nada más hay una sola persona que pueda hacer determinado servicio? ¿Por qué si hubo tiempo suficiente para planear se llego a esto?

Y allí no para: “Gran parte de los proyectos se otorgaron bajo el concepto de servicios profesionales, y eso me brinca. Además, muchos fueron asignados a individuos que en su momento fueron servidores públicos”.

Bajo el cristal de los estudiosos, el gasto para las fiestas patrias cae en la simple descripción de “gastar por gastar”, ya que consideran que en la mayoría de los contratos alusivos a estas conmemoraciones no hay la intención de plasmar la trascendencia de las mismas y, en contraste, se concentran fundamentalmente en publicidad y volantes. “Todo aquello que termina en el bote de la basura”, acusa uno de los analistas que pide no ser identificado.

Esta percepción atrapa a muchas conciencias. De hecho, en el imaginario colectivo domina la sensación de que los detalles de las fiestas son un espectáculo, nada más, y no motivan a la reflexión nacional. Incluso, el círculo rojo acusa que se ha registrado una tendencia para favorecer a empresas extranjeras.

En ese sentido, se habla con insistencia del papel que juega en esta historia el productor australiano Richard P. Birch, quien en su historial presume ser el creador de la celebración de los Juegos Olímpicos en Beijing y, por eso, es el responsable de organizar los eventos conmemorativos de las fiestas en México. Así, a través de la empresa mexicana Instantia Producciones S de RL de CV, este personaje dispone de una partida de hasta 60 mdd para llevar a cabo dichos eventos. Como contexto, en Instantia participan como socias las empresas Mindance Inc y Santhem, vinculadas con Birch, quien a su vez es presidente del Consejo de Gerentes de Instantia Producciones.

Ante estas circunstancias, se ha desatado la lluvia de acusaciones pues, por ejemplo, se ha dicho que la empresa de Richard P. Birch contrató a la empresa Les Petits Francais para la producción multimedia que se proyectó en la fachada de la Catedral del Zócalo de la Ciudad de México el pasado 15 de septiembre, y que también participará con otra creación el próximo 20 de noviembre, pero sin pruebas de por medio se acusa que ésta ha decidido comprar pirotecnia china, lo que significaría un golpe para la industria nacional y un delito debido a que está prohibida la importación de este tipo de material explosivo. Sin embargo, quienes hablan de ello carecen del cuerpo del delito.

Al respecto, Alonso Lujambio, titular de la SEP, informa que actualmente hay 14 auditorías en curso para revisar el manejo de los recursos que han ejercido las distintas dependencias relacionadas con la organización de estas fiestas. Una de ellas está en los terrenos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), otra en la Secretaría de la Función Pública (SFP) y una más en una empresa privada. En tanto, Turissste tiene siete auditorías de parte de la ASF y dos de la SFP. Así, se prevé que los resultados de la ASF se entreguen el 20 de febrero de 2011 a los legisladores de la Comisión de Vigilancia de la ASF, cuya presidenta es la diputada Esthela Damián, del PRD.
Al mismo tiempo, el gobierno federal sostiene que el Fideicomiso Bicentenario habría gastado más de 1,089 mdp, y que la mayor parte de ellos se habría canalizado a eventos, congresos y programas (522 mdp). Además, se consigna que la mayoría de las contrataciones fueron por adjudicación directa, siendo la empresa Instantia Producciones (de Richard P. Birch), así como la institución Turissste, los preferidos de entre los 225 prestadores de servicios representados por empresas y particulares.

Bajo este panorama, en el Poder Legislativo hay quienes se frotan las manos para escudriñar el Fondo Bicentenario y, en su caso, delegar responsabilidades por su mal uso.

Al respecto, el senador Rubén Velázquez reconoce que sí se ha dado el diálogo con el Poder Ejecutivo para conocer el curso que toma el gasto público, pero acusa que se trata de un “diálogo de sordos” porque las “autoridades viven en su propio mundo”, lo que quiere decir que no ven ni escuchan a sus interlocutores. De esta forma, denuncia que a unos días de que tenga lugar la celebración por el movimiento revolucionario de 1810 no se haya ejercido la totalidad de los recursos y, en cambio, sólo se alcanza a percibir el derroche.

Por ello, Martín García adelanta que el Congreso pedirá a la ASF que profundice en las auditorías y que, en caso de que haya observaciones, se giren responsabilidades. “Que se inicien investigaciones y hasta averiguaciones previas en términos del Código Penal y de la Ley de Responsabilidad de los Servidores Públicos”, sentencia.

En conclusión, las fuentes consultadas sostienen que, así como no sedujo la espectacularidad de los eventos que vistieron la celebración del Grito de la Independencia, lo mismo ocurrirá el 20 de noviembre, pero acusan que ambos serán recordados por otro ingrediente: por la discrecionalidad para gastar los recursos públicos y el gran negocio que representó para unas cuantas manos.

RAZONES PARA NO CELEBRAR

Por Emilio Granados*

Alucino la palabra “bicentenario”. Estos días, en lugar de denotar un hito, esa palabra se ha convertido en un adjetivo para publicitar obras viales, promociones y hasta alimentos. Muy probablemente, en su taquería más cercana se ofrece algún tipo de paquete “bicentenario”. De manera muy astuta, desde el comerciante más pequeño hasta el corporativo global, apelan al patriotismo y al sentido de nación para justificar el consumo de sus bienes. El sector público hace lo mismo, pero lo que justifica es el gasto conmemorativo. Luego, la pregunta a contestar es: ¿tenemos razones para celebrar? En cuanto a educación y seguridad, dos muy costosas razones para financiar al gobierno, la respuesta es no.

El año pasado, el gasto público por alumno mexicano sumó 65,600 pesos. Sin embargo, sólo 3 de cada 1,000 estudiantes obtuvieron calificaciones altas en la prueba PISA**. De este dinero, 93% se va a sueldos de profesores y personal administrativo. No obstante el gasto y los malos resultados, cada año los mexicanos tenemos que dar más y más. En 10 años, el fondo que se destina a pagar los sueldos de los maestros creció 51% real, pero el número de maestros apenas creció 11%. Tenemos los mismos maestros pero su salario sigue creciendo. Para comparar el tamaño de la bolsa, con ese mismo dinero pudimos haber organizado 24 veces el Mundial de Futbol de Sudáfrica. Quizá el gasto público en educación habría generado mejores resultados de haberse administrado como inversiones para impulsar o facilitar el acceso a la educación privada.

En seguridad también estamos reprobados. En 2008 se cometieron 13 veces más delitos que en 2000, pero el número de sentenciados ni siquiera se duplicó. Si uno es criminal, México es uno de los países más seguros para trabajar, pues la probabilidad de condena es un deplorable 2%. Además, igual que en educación, el dinero destinado a seguridad pública sigue creciendo. En el presupuesto para el próximo año estos recursos serán 54% más grandes que en 2006.

Un dato preocupante es que los fondos de seguridad a municipios, las verdaderas trincheras del combate, solamente crecerán 1%. Igual que en educación, la seguridad nos cuesta cada vez más a quienes pagamos impuestos y cada año nuestro entorno es más inseguro. Poco pueden hacer las policías municipales sin recursos para mejores sueldos o tecnología modera para combatir el crimen.

El fideicomiso que administra los recursos para conmemorar el centenario y el bicentenario alcanzó en julio de este año casi 3,000 mdp. Con 70% de ese monto se podría duplicar la inversión en infraestructura que realizó el Instituto Mexicano del Seguro Social en 2009 y construir seis nuevos hospitales. Por otro lado, con esos recursos podríamos incluir a más de dos millones de nuevas familias de cuatro integrantes a Oportunidades.

El espectáculo que disfrutamos la víspera del 15 de septiembre sin duda resultó inolvidable, y el monumento Estela de Luz estará ahí durante los próximos 100 años, al igual que el Ángel de la Independencia. Desafortunadamente, la situación de los 20 millones de mexicanos que aún viven por debajo de la línea de pobreza alimentaria o el triste recuerdo de amigos o familiares que hemos perdido a manos del crimen, son sentimientos que perduran para siempre.

*El autor es investigador del IMCO y economista por el ITAM.

**Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

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