viernes, 5 de noviembre de 2010

DESAPEGO E INGRATITUD

El Semanario, Opinion

Para pocos pasó inadvertido el desapego de la corporación estadounidense Eagle Ottawa, fabricante mundial de vestiduras de piel para autos de lujo, ante el ataque mortal contra tres autobuses que transportaban trabajadores de una de sus maquilas en Ciudad Juárez. Ocho horas después de la ráfaga de balas que dejó cuatro obreros muertos y una decena de heridos en la madrugada del 28 de octubre, nadie en las oficinas centrales de Eagle Ottawa en Detroit tenía conocimiento del sangriento suceso. Las llamadas de la prensa solicitando comentario eran canalizadas al correo de voz de un funcionario que simplemente las ignoró.

Al día siguiente, la prensa consignó la negativa de Eagle Ottawa a comentar, so pretexto de seguir “tratando de entender qué pasó”. Lo que pasó es que los muertos (tres mujeres y un hombre) no eran trabajadores estadounidenses sindicalizados, sino obreros mexicanos temporales y mal pagados en una ciudad fallida. No había prisa. El mundo podía esperar. Cuarenta horas después del ataque, Eagle Ottawa finalmente emitió un comunicado lamentando los hechos, expresando su “más sincero” pésame y prometiendo mayor apoyo médico y financiero para sus 2,075 trabajadores en Juárez, donde abrió su primera maquiladora en 1996. “Toda la familia de Eagle Ottawa está profundamente triste por nuestros amigos y cotrabajadores que fueron atacados...”, dijo Janine Krasicky a esta columna, y que la empresa brinda el mismo trato a sus obreros mexicanos que a sus trabajadores de tiempo completo en EU, y que se tardaron en reaccionar “porque el ataque nos tomó por sorpresa”.

Eagle Ottawa sostiene que no hay nada que sugiera que haya sido el blanco. En efecto, la violencia en Juárez –donde en octubre los homicidios alcanzaron el número récord de 350– no discrimina. Igual pueden ser ejecutados obreros, estudiantes, madres de familia, menores de edad o cualquier ciudadano con la mala suerte de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Con todo, es la primera vez desde que estalló la guerra de Felipe Calderón contra los cárteles que empleados de las maquilas son baleados.

Contrario a lo que aseguran los voceros de Calderón, la inseguridad está mermando el clima de inversión. En septiembre, Credit Suisse advirtió que la violencia ha elevado el costo de hacer negocios en México y que representa un obstáculo adicional a la hora de decidir dónde invertir. Poco importa si la agresión contra Eagle Ottawa, la cual dice que no tiene planes de abandonar Juárez, fue al azar o no. El hecho es que se dio y que no hay autoridad alguna capaz de dar la más mínima garantía de que no se repetirá. Que no sorprenda si las maquilas, como un creciente número de empresas y ciudadanos mexicanos, empiezan a emigrar a lugares más seguros.

GANAR PERDIENDO

La pronosticada derrota de los demócratas en las elecciones del martes (entregué mi columna antes de conocerse todos los resultados), podría tener un aspecto potencialmente positivo en el mediano plazo para Barack Obama: ayudar a su reelección en 2012. En el realismo de la política presidencial ayuda tener enemigos. Al controlar la Cámara baja, el Senado, las gubernaturas y la Casa Blanca, el Partido Demócrata no tiene a quien culpar o con quien compartir la culpa por los errores políticos y las malas políticas públicas. Acusar a George W. Bush ya no funciona. Se ha vuelto obsoleto. Pero con los republicanos en el liderazgo de la Cámara baja, Obama tendrá una espada que esgrimir de cara a los comicios presidenciales de 2012.

Una de las peores derrotas en la historia de las elecciones de medio término se dio en 1994, durante el mandato de Bill Clinton. Ese año, los demócratas perdieron 54 escaños en la Cámara baja y consecuentemente la mayoría. Bajo el liderazgo de Newt Gingrish y su Contrato con América, los republicanos asumieron el liderazgo por primera vez desde 1954. El auge de la derecha permitió a Clinton montar una agresiva campaña contra adversarios altamente visibles y ganar su reelección en 1996. Algo similar puede acontecer con Obama.


No hay comentarios: