La construcción del Muro de Berlín comenzó el 13 de agosto de 1961. Mientras la ciudad recuerda, nuevos datos sugieren que más personas de las que se conocen hasta hoy perdieron la vida en la frontera entre 1961 y 1989.
Entre 1961 y 1989, al menos 136 personas murieron en el intento de cruzar el Muro de Berlín: así lo indican los datos expuestos en el memorial con el que oficialmente se recuerda la división de la capital alemana, en el berlinés barrio de Mitte.
Sin embargo, el dato refleja sólo una parte de la trajedia. En realidad, 1.393 vidas se perdieron a lo largo de esos 28 años en el camino que llevaba del este al oeste. Y tanto tiempo después, la cifra continúa al alza. “El número de víctimas conocidas se ha incrementado en 46 en relación con nuestras investigaciones del pasado año”, dice a Deutsche Welle Alexandra Hildebrandt, directora del Museo del Muro, también conocido como "Casa en el Check Point Charlie", una institución de administración privada con sede en el antiguo punto de cruce entre ambas partes de Berlín.
“Nuestra lista no incluye únicamente a aquellos que murieron en el Muro, sino también a los que perecieron en el Mar Báltico, en la frontera interior alemana y en países vecinos como Polonia, Bulgaria, Checoslovaquia y Hungría. Se contabiliza además a los soldados de la Alemania del Este que, por ejemplo, cometieron suicidio porque no podían lidiar con el régimen”, explica Hildebrandt.
Sobre el suelo se recuerda hoy el sitio por donde transcurría el Muro.
Muertes trágicas
Uno de estos soldados, cuyo suicidio apenas acaba de salir a luz, se quitó la vida pocas horas después de iniciada la construcción del Muro. “Después de leer eso, me pasé toda la noche llorando”, cuenta Hildebrandt, “se dio un tiro y le dejó una nota a su esposa diciendo: ‘no puedo más, soy demasiado débil, perdóname, es mejor así’”.
El 13 de agosto de 1961, el Gobierno de la Alemania oriental tomó a la región occidental por sorpresa y ordenó a al ejército y a la policía frenar todo tránsito entre Berlín este y oeste, y comenzar a levantar una pared de hormigón que separaría a Berlín hasta 1989. Ni siquiera el servicio secreto estadounidense supo del proyecto con anterioridad a su ejecución. Dos meses antes, Walter Ulbricht, el líder del Partido Comunista de la Alemania oriental (SED), había negado públicamente los rumores que circulaban al respecto.
El 24 de agosto de ese mismo año, justo 11 días después de comenzados los trabajos de construcción del Muro, fue asesinada a tiros la primera persona sorprendida en la osadía de cruzarlo. La muerte de Günter Lifting estremeció al mundo, pero Erich Honecker, quien entonces era responsable de la Seguridad del Estado y que más tarde sucedería a Ulbricht al frente del Partido y el Consejo de Estado, permaneció desafiante: “la barrera de protección antifascista estabiliza la situación en Europa y asegura la paz”, argumentó.
Ulbricht, según el órgano oficial del SED: "Nadie tiene la intención de construir un muro". Titular del 15 de junio de 1961.
Un acto desesperado
Cuando el Gobierno de la Alemania oriental dio la orden de levantar la divisón en landrillo, se encontraba sumido en una peligrosa crisis. Para 1961, alrededor de 2,7 millones de personas había decidido abandonar el país y vivir en el Oeste. La ideología comunista comenzaba a perder impulso y avanzaba arrastrando daños en la economía.
En el famoso discurso “Ich bin ein Berliner” (“yo soy un berlinés“), de 1963, el entonces presidente estadounidense, John F. Kennedy, describió el Muro de Berlín como “la más vívida y obvia demostración del fracaso del sistema comunista”.
A 21 años de su caída del Telón de Acero y de la desintegración del régimen soviético, a muchos les cuesta aún hablar de sus experiencias o las de sus familiares. “Siguen temiendo. Estarán dominados por el miedo probablemente toda la vida, porque la República Democrática Alemana fue una dictadura. Era como una gran prisión, donde las personas tenían miedo de hablar, de vivir”, dice Hildebrandt.
El 12 de noviembre de 1989 los alemanes del este cruzaban en masa el Muro abierto hacia el oeste.
50 ó 100 años aseguró Honecker que permanecería en pie el Muro. Pero el régimen perdió su poder frente a la voluntad de su gente, que decidió que había llegado la hora de "pasar al otro lado" cuando la Unión Soviética se orientada hacia reformas. Y así, el 9 de noviembre de 1989 el Muro se convirtió definitivamente en historia.
Autora: Nicole Goebel/ Rosa Muñoz
Editora: Lunar Bolívar Manaut
Fuente: Deutsche Welle
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