Eran exitosas pero no famosas. Las hermanas Kate y Laura Mulleavy son una especie de “milagro” en el mundo de la moda estadounidense: aún no tienen 30 años y con sus diseños, en algunos eventos, han batido a pesados de la industria, llámense Marc Jacobs o Narciso Rodríguez. Empezaron en 2005 con una pequeña colección de ropa.
Hoy son famosas a costa del escándalo por la idea que tuvieron a través de su compañía Rodarte de elaborar junto a MAC una línea de cosméticos, sombras, labiales y esmaltes, inspirada en las muertas de Juárez, y cuyos nombres de los productos serían Border town, Juárez, Factory y Del Norte, nombres de las maquiladoras en puntos como Ciudad Juárez y Tijuana, en donde miles de jovencitas, incluso niñas, llegan a trabajar y al acabar las jornadas son raptadas. Fue en 1993 cuando se empezó a reportar las desapariciones. Muchas de ellas son encontradas muertas, violadas y mutiladas. Historias dolorosas para las familias de las más de 400, 500 0 600 mujeres desaparecidas. No ha habido justicia.
Cuentan las hermanas Mulleavy que la inspiración para realizar los cosméticos se dio en un viaje que realizaron en 2009 de El Paso a Marfa, ambos sitios en Texas. “Nos influyó la etérea belleza de su paisaje, lo que nos llevó al desarrollo creativo y la paleta desértica de la colección”, pero lo que no sabían el par de creadoras es que el tema de Juárez y sus muertas, es si acaso, el más sensible en el colectivo mexicano.
Pero qué sucedió con MAC, que hace parte de la trasnacional estadounidense Estèe Lauder, uno de los gigantes de la belleza, qué pasó con su equipo de asesores, de mercadólogos. Qué pasó con el sentido común. Y ahí no paraba el desatino. La fecha del lanzamiento de esa línea de cosméticos estaba programada para el 15 de septiembre, el gran día de los festejos de independencia. Quién o quiénes prestarían atención a una campaña justo con la fiesta del Bicentenario. Dicha campaña es un buen ejemplo de lo que no hay que hacer.
O quizá la idea era apostar a la moda adolescente empapada y seducida por “los vampiros”, a los cuerpos esqueléticos y esas caras fúnebres impuestas por los roles de Robert Pattinson y Kristen Stewart en la saga de Crepúsculo.
La última semana de julio, Estèe Lauder pidió disculpas y dijo que las ganancias por las ventas de esos cosméticos serían donadas a organizaciones que luchen contra la violencia de género en el país. Continuaba la idea de lanzarlos. La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) sentó postura y presionó para una disculpa pública (que no es suficiente). La trasnacional afirmó que donaríá a organizaciones civiles 100 mil dólares de lo que recaude en los 171 países donde se comercializará. Cuentas claras: 584.5 dólares sería lo que tendría que dar una tienda MAC de cada uno de las 171 naciones para completar los 100 mil. No es suficiente. Y no representa nada para una multinacional.
Revisando los comunicados y las notas de prensa, la empresa sólo ha dicho que los cosméticos no se venderán en México por lo que la idea de distribuirlos en todo el orbe continúa. Lo que sí afirmó es que le cambiará los nombres. No es suficiente.
¿Qué es o qué sería suficiente? apoyar iniciativas como la campaña Nunca más lucrar con la violencia contra las mujeres lanzada en Facebook, más a las 50 organizaciones que se han agrupado para que del tema de Juárez y sus mujeres no se haga un circo y que los clientes optemos por un CONSUMO RESPONSABLE, sepamos qué compramos, a quién, quién lo fabrica y en qué circuntancias está hecho lo que nos ponemos y comemos. Señores: no todo es dinero ni disculpas. NO sacar la línea de cosméticos para ninguna parte del mundo sería la solución más acertada.
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