Seguramente, Jesús Ortega creyó necesario explicar su presencia ante Felipe Calderón. (Era la primera vez que acudía a un acto oficial convocado por el Presidente de la República). Y lo hizo, frente a todos los asistentes, durante su participación en el Diálogo por la Seguridad.
Era previsible que lo hiciera el dirigente del PRD, sobre todo por las críticas de algunas voces al interior de su propio partido.
Lo que no era de esperarse –gratuito para lo que quería exponer—fue el golpe que lanzó contra Andrés Manuel López Obrador. Eso sí, sin mencionar su nombre pero, a las claras refiriéndose al tabasqueño.
Fue durante su segunda intervención –ya sin lectura de por medio– cuando Jesús Ortega comenzó con este tipo de referencias:
“Es la primera ocasión que un servidor como presidente del Partido de la Revolución Democrática participa en un foro con la presencia del Ejecutivo Federal –resaltó–. Hay diferencias profundas, agravios…, pero ante la gravedad de los problemas, del peligro en que se el Estado nacional, del riesgo que padece la ciudadanía en su propia vida, hay que ponerla por encima, antes que seguir paralizados en los agravios.”
Hasta ahí, situaba el por qué de su participación. Lo que vendría después es lo que llamó la atención. Dijo:
“Me parece fatuos, insolentes, los personajes que hablan a nombre del pueblo, que representan la opinión permanente del pueblo…¡No son buenos políticos!”
¿A qué venía esto?
Pues de acuerdo al discurso del dirigente perredista, simplemente a engarzar la idea sobre lo que indicaban algunos sondeos sobre la existencia de una estrategia de seguridad por parte del gobierno.
Lo hizo de esta manera: “No quiero caer en esa insolencia (la de hablar en nombre del pueblo), pero sondeos que sí estén bien hechos, no como los de las últimas elecciones, pueden reflejar una opinión mayoritaria de la ciudadanía y uno de ellos nos dice que la gente no cree que exista una estrategia de seguridad del gobierno y comparten la idea de que hay descoordinación en los distintos ámbitos del gobierno.”
La pregunta es, ¿era necesaria la acotación sobre aquellos “malos políticos” a los que calificó como “fatuos” e “insolentes” para hablar sobre el resultado de unos sondeos?
Diría que fue gratuita; inclinada a quedar bien con Felipe Calderón.
Lo peor del caso es que no necesitaba soltar semejante frase para quedar bien con el Presidente de la República y con el secretario de Seguridad Pública y con el Procurador General de la República y con el presidente del PAN y…
Su sola presencia y participación bastaba. Podría incluso considerarse un gesto elegante, más con el análisis que presentó sobre la seguridad bajo la guía de Manuel Camacho Solís. Pero a la hora de la hora, a Jesús Ortega le ganó el rencor.
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