lunes, 26 de julio de 2010

El Zócalo de AMLO





Foto: Notimex

Martha Anaya


“¡VAMOS!” Ese era –es– el verbo, la propuesta, la invitación, el ánimo, la provocación, el desafío con que Andrés Manuel López Obrador arengó y cobijó a sus seguidores este domingo.
Un “¡VAMOS!” así, escrito con mayúsculas en el telón de fondo del presídium. Enormes y únicas letras negras sobre la franja blanca de los colores de la bandera nacional recostada, a unos pasos de la catedral y mirando hacia el viejo palacio del ayuntamiento.
No, no sólo mirando, ¡gritándole!, advirtiéndole entre exclamaciones al titular de la jefatura de Gobierno del Distrito Federal: “¡Vamos!”.., vamos por el 2012.
Un mensaje de cinco letras. Pero un mensaje que no luce precisamente como una invitación a Marcelo Ebrard, sino como una advertencia. Así se lee, se siente, en las primeras horas de la mañana, cuando el zócalo de la ciudad de México comienza a recibir a los primeros fieles del tabasqueño que atestiguarán la Asamblea Nacional.
Ejemplares del número 194 del “Militante” (voz marxista de los trabajadores) se obsequian aquí y allá. Trae en su portada el rostro aguerrido de López Obrador con el monumento a la revolución de fondo y esta cabeza en tinta roja: “AMLO TIENE QUE SER EL CANDIDATO DE LA IZQUIERDA”.
Carpas con decenas de ejemplares de los libros de López Obrador “La mafia que se adueñó de México…y el 2012” y “La mafia que se adueñó de México”, están más que instaladas y listas para vender a cien pesos cada volumen. Pero más llaman la atención las mantas que aparecen al lado de cada una de esas carpas. En una se lee: “Voy por la Presidencia en 2012: AMLO”; otra interroga: “¿Listos para ganar la Presidencia en 2012?”
Las leyendas de las camisetas (de a 50 y 60 pesos) van a la zaga. Siguen con las estampas del “gobierno legítimo” al frente y por la espalda la frase: “Sólo el pueblo organizado salva a el pueblo”. Aún no aparecen las del 2012.
Pero algunos de los contingentes que van llegando a la plancha del zócalo sí están a tono con lo que se espera de ellos: el apoyo y la lucha por el 2012. La UPREZ afirma en sus mantas: “¡Andrés Manuel para el 2012! Todos vamos con él!”. Las del distrito 2 de la delegación Gustavo A Madero lo expresan de esta manera: “Nada es para siempre… en el 2012 vamos por lo imposible”. Los del Campamento 2 de Octubre indican: “la esperanza viviente- AMLO presidente 2012”.
La cifra mágica se pasea por toda la Plaza de la Constitución, se detiene, se mueve o se contonea al paso de los miles de asistentes, mientras Jesusa Rodríguez anima el cotarro desde la tribuna y los de Xochimilco entran a caballo entre la gente con banderas mexicanas en ristre.
Contrastan ante ese bullicio los vacíos y cerrados balcones y puertas del Palacio Nacional y del Gobierno del DF. No hay ni quien se asome por esos rumbos. Marcelo Ebrard ya declaró que nada tenía hacer aquí. Y, claro, no está presente.
Tampoco se ven las clásicas banderas amarillas y negras del sol azteca. El PRD pareciera no existir en este mitin. Y, por supuesto, no está presente su dirigente, Jesús Ortega; ni se ve al senador Carlos Navarrete, ni mucho menos a la derrotada gobernadora zacatecana Amalia García. De hecho, sólo alcanzamos a ver al ex regente y hoy diputado Alejandro Encinas en el templete.
Contrastaba también el silencio del Partido del Trabajo frente al arrojo de cientos de mantas y carteles mencionando la candidatura de AMLO en el 2012. El PT no expresa nada al respecto en sus carteles, aún y cuando Alberto Anaya, su dirigente, estaba entre lo de la tribuna, al igual que Dante Delgado, de Convergencia.
La suspicacia no es gratuita con el PT. El editorial del “Militante” menciona en uno de sus párrafos que si bien “el PT ha continuado su campaña a favor de la candidatura de AMLO, no se puede descartar un cambio de opinión”.
Pasaditas las once de la mañana entra López Obrador a la plancha del zócalo. Sus hijos ya han subido a la tribuna, al igual que Rosario Ibarra y los 32 representantes de los estados y el DF que van a hablar y que Armando Bartra y Elena Poniatowska
Se oye al representante de Campeche decirle a Andrés Manuel: “¡En 2012 lo vamos a tener como Presidente!”
Al de Colima: “Licenciado…, la esperanza es usted, no otro”
Las campanas de catedral llaman a misa. A sus puertas, otros sonidos, otras voces, llaman a ganar la Presidencia de la República en el 2012 y dan a conocer los principales del enésimo Proyecto de Nación.
López Obrador asevera ante el micrófono que su interés no es buscar el poder por poder sino sacar al país del atraso. Va por el 2012, reitera. Alza el rostro e interroga a la masa informe que casi llena la plaza:
-Les pregunto, ¿están de acuerdo…?
Se escucha un sí un tanto difuso, entreverado con el clásico grito “¡Pre-si-dente!”
-No escucho, ¿están de acuerdo?-, insiste el tabasqueño.
Entonces el “Sí” cimbra el zócalo y vuelan miles de papelillos tricolores.
Ese es el zócalo de AMLO, así se viven –todavía—sus mítines, asambleas o como quieran llamarle. Un zócalo que ayer tenía como gran propósito anunciar “¡Vamos!”

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