EL UNIVERSAL
Jueves 24 de junio de 2010
A Mario Marín le quedó el mote de góber precioso por las conversaciones en que Kamel Nacif, con agradecimiento, le reconoce el apoyo a su amigo y socio Jean Succar Kuri. Hoy Marín vuelve a los medios con las grabaciones telefónicas de una relación delictiva con una menor de edad.
Esas llamadas serían un asunto privado, de no ser porque lo que Marín cometió es un delito denominado estupro, que consiste en que un adulto tenga relaciones sexuales con una menor y éste se agrava cuando el adulto tiene una posición de poder (políticos, sacerdotes, maestros).
Al principio a la joven se le escucha alegre y coqueta, cierto. En una llamada Meneses, el secretario de gobierno, intenta convencer a la “chiquita” de que vaya a beber con ellos. En otras, Marín explica a la adolescente que su esposa está con él y no puede deshacerse de ella. Otras son sexualmente explícitas.
Pero quiero concentrarme en una en particular. Marín exige a la chica angustiada un rompimiento “maduro, sensato y alegre”; ella llora y él insiste en que no está dispuesto a una relación en que “se vean una vez cada quince días”, como ella le proponía (él pone las reglas porque él tiene el poder). El mandatario argumenta: “Esto es engañarse. Te dije un día, mi amor, si te hubiera conocido en otro momento si supiera que eres una niña dedicada a su casa, virgencita, etcétera… Me sentiría mal”. La niña desesperada le responde que ella era virgen cuando lo conoció. Acto seguido, para deshacerse de ella, Marín le dice: “Eso es engañarse, es una cochinada, prefiero… mejor solo, que tener una relación vergonzosa” (Se refiere a verla cuando ella quiere y no cada vez que él manda). Su infidelidad matrimonial no forma parte de la vergüenza; el hecho de que la adolescente desee una vida personal resulta cochino para el mandatario. La quiere encerrada y obediente, en exclusividad.
El gobernador argumenta lo mismo que Succar Kuri y Nacif sobre las adolescentes. Las quieren vírgenes, chiquitas y obedientes; cuando esas condiciones no se cumplen, las desechan.
Este caso es relevante porque Marín siendo alcalde violó la ley, y siendo gobernador usó la Procuraduría y los juzgados para proteger a tratantes que producían pornografía con adolescentes e infantes.
Nadie niega la sexualidad de las adolescentes; lo que se cuestiona es el abuso de poder de un adulto a una menor. El estupro es un delito porque los abusadores igual violentan a una niña de 17 que a una de 13. Seducen, controlan, corrompen y desechan a menores. Les da igual; por eso hay leyes y límites. Las complicidades se tejen ideológicamente, eso justamente revelan estas grabaciones. Marín no sólo defendió a Kamel, sino a sí mismo.
No se “ventaneó un romance ”, se evidenció a un gobernante cometiendo un delito. De eso hablamos. (Difundirlas en periodo electoral es cuestionable, pero nadie puede negar el fondo del asunto). Júzguelo usted. Está en Youtube
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