2010-03-08 | |
A pesar de la Operación Coordinada Chihuahua, que comprende la presencia de miles de soldados y policías federales, Ciudad Juárez presenta una creciente accesibilidad a las drogas que está atrapando a jóvenes y adolescentes.Hay reportes de que los estupefacientes de diferentes tipos se encuentran en todo sitio, inclusive se comercializan dentro y fuera de escuelas, advierten las autoridades preventivas.Mientras tanto, miles de personas sin empleo –algunas no aceptadas laboralmente por improductivas– cometen una serie de delitos para obtener dinero y adquirir sus dosis, que en algunos casos llega hasta 25 diarias.Y algo muy grave: adolescentes de 15 y 16 años se vuelven sicarios del crimen organizado por 200 ó 300 dólares a la semana, “empleo” que aceptan para poder saciar su adicción.De acuerdo con la policía preventiva, son precisamente los adictos los que se hallan detrás de un progresivo número de robos, asaltos, prostitución y participación en el crimen organizado -a cambio de dinero o estupefacientes- y también contribuyen a que haya más casos de sobredosis y más enfermos mentales.En ese contexto, la cantidad de personas adictas a drogas y a alcohol que se sometieron a rehabilitación el año pasado bajó 27 por ciento en relación con el anterior, lo cual significa que unas mil 473 personas dejaron de atender sus problemas de ese tipo, informaron las autoridades estatales de salud.Pero además, transcurridos los primeros dos meses de este año, los centros de recuperación enfrentan caídas de hasta 60 por ciento en la cantidad de personas que acuden a solicitar sus servicios.La inasistencia a la rehabilitación obedece a los sangrientos ataques armados cometidos contra la población de seis centros de recuperación el año pasado y a la crisis económica que dejó a muchas personas sin recursos para atenderse.Robos, prostitución, demencia, sicarios...Ricardo Tovar López, jefe del Departamento de Trabajo Social de la Secretaría de Seguridad Pública, dice que Ciudad Juárez ha adquirido una gran accesibilidad a las drogas.“Se está quedando mucha droga en la ciudad, el mercado ha crecido, la oferta ha crecido, pero lo más grave es que también ha crecido mucho la accesibilidad, los jóvenes actualmente están obteniéndola muy fácilmente”, agrega.Informa que han recibido reportes de padres de familia de que los muchachos están adquiriendo estupefacientes inclusive en las escuelas, adentro y afuera, especialmente en preparatorias y universidades.Y como los adolescentes y jóvenes se vuelven adictos y no pueden vivir sin los narcóticos que consumen, necesitan obtener dinero para comprar las dosis que requieren, expresa.Se sabe que hay adolescentes de 15 y 16 años que se vuelven sicarios del crimen organizado por 200 ó 300 dólares a la semana, lo que les permite saciar su adicción, dice.“Esta situación de atender adictos la vemos todos los días, estamos muy familiarizados con este tipo de problemas que en los últimos años y meses se han recrudecido”, agrega.Beatriz Domínguez Córdoba, psicóloga de la Secretaría de Seguridad Pública, dice que el alto consumo de drogas que existe en la ciudad se aprecia diariamente en robos a casas, a escuelas y hasta a iglesias.El problema es que los adictos necesitan obtener forzosamente el dinero que requieren para comprar droga y en ese intento son capaces de hacer cualquier cosa, inclusive ya no respetan escuelas ni templos, apunta.Muchos de esos usuarios no son laboralmente aceptados porque están tan inmersos en las drogas que ya no son capaces de producir o de ser productivos laboralmente, entonces se dedican a robar, agrega.Inclusive muchos de ellos, hombres y mujeres, utilizan su cuerpo para adquirir dinero y así se genera un incremento en la prostitución, con todo lo que eso implica, informa.También creció el robo de accesorios de automóviles, pues les resulta muy redituable, da a conocer.Otro problema que ha repercutido mucho socialmente es que las personas que ya tienen una alta dependencia al consumo de drogas duras se trastornan y se convierten en enfermos mentales, expresa.“Entonces estamos teniendo un número más elevado de enfermos mentales cada día, debido a la utilización de drogas”, advierte.Una situación más que se advierte y que va de la mano con la drogadicción desbocada, es el gran número de casos de sobredosis, pues los adictos tienden a consumir mayores cantidades, da a conocer.Muchos otros usuarios se involucran con el crimen organizado a cambio de dinero o de la droga que consumen, entonces hay un intercambio y así obtienen sus dosis, dice.Consumen mayores cantidades cada día y van cambiando a drogas más caras y más adictivas, entonces llega el momento en que no pueden cubrir todas las dosis que necesitan y salen a buscarla de cualquier forma, agrega.Información de las autoridades de salud y de algunos centros de rehabilitación indica que hay adictos que necesitan consumir droga hasta 25 veces diarias.Niños de 8 años en las pandillasJosé Guadalupe Gutiérrez Chávez, capitán de la Policía Comunitaria, dice que el consumo de drogas va creciendo a pasos gigantescos entre la población juvenil.“Vemos que incluso niños de 8 ó 9 años ya son miembros de alguna pandilla, que es una manera de identificarse entre ellos mismos, de darse identidad”, agrega.El problema es que los infantes tienden a imitar a los miembros de la pandilla que son mayores, que consumen drogas, que usan armas y que cometen delitos para conseguir dinero, informa.Por desgracia, los líderes de las pandillas se convierten en ejemplos a seguir para esos pequeños.Es un síntoma de la desintegración familiar, pero además, en las colonias hay muchos casos en que papá y mamá salen a trabajar y los niños se quedan solos, entonces se acercan a los ‘chavos’ del barrio y a las pandillas, expresa.“Y así van aprendiendo, pero no tanto lo bueno, sino lo malo, a lo que se dedican ellos, entonces si no atendemos esa problemática de inmediato, yo creo que el final de ellos será la drogadicción y hasta la muerte”, agrega.Por desgracia, los muchachos no tienen la suficiente confianza de acercarse al policía, eso sería bueno porque muchos de ellos sólo quieren que se les escuche, que sean tomados en cuenta por la sociedad, dice.Informa que es bastante difícil trabajar con ellos, pero poco a poco han conseguido sacar a 170 pandillas de las calles y han rescatado de las drogas a cientos de jóvenes.Para eso tienen una bolsa de trabajo y han conseguido que un grupo de empresas los acepte como empleados tras someterlos a un proceso, inclusive ahora esas firmas reportan a tales jóvenes “a la misma altura que cualquier otra persona”, expresa.Cae 60% rehabilitación de adictosJosé Antonio Rivera Rojas, director de los Centros de Integración Juvenil A.C., dice que la solicitud de atención a tratamiento bajó mucho y a ellos en lo particular les afectó con una disminución de 60 por ciento.“El año pasado teníamos de 60 a 70 solicitudes por mes y en la actualidad tenemos 20, 15, 18, entonces es muy importante la caída”, agrega.Esta problemática obedece a la inseguridad y también a las dificultades económicas, pues mucha gente ha perdido su empleo y ya no tiene dinero para rehabilitarse ni para comprar droga, informa.“Realmente es impredecible, no sabemos dónde están, si siguen consumiendo, tampoco tienen dinero para consumir drogas, intuimos que algunos andan escondidos, otros fuera de la ciudad y algunos se están dedicando a robar para poder obtener sus dosis”, expresa.Inclusive pacientes que estaban en el empleo informal también perdieron sus trabajos por el miedo de estar en las calles, comenta.“Algunos han suspendidos sus tratamientos y a otros los hemos tenido que exentar del pago de las cuotas de recuperación, que son simbólicas, pero que son parte del proceso terapéutico”, dice.Esto para que los pacientes se responsabilicen de recuperar su salud a través del pago de una cuota simbólica, porque cuando se les regalaba el servicio no lo valoraban y no servía, agrega.Pero con esta crisis tan fuerte que hemos vivido, muchos de los pacientes ya no están pagando, pero siguen recibiendo su tratamiento, informa.Se atendieron mil 473 personas menos en 2009Raúl Ricardo Montoya Jara, coordinador de Atención a las Adicciones de la Jurisdicción Sanitaria 2 de los Servicios de Salud, dice que la falta de recursos no permite a mucha gente atender sus adicciones, además de que el año pasado hubo algunos cierres temporales de centros de rehabilitación.Pero ahora se empieza el año con 61 establecimientos abiertos y con muchas ganas de mejorar los resultados, agrega.Informa que el ambiente en los centros de rehabilitación ya se estabilizó luego de los asesinatos masivos que hubo adentro de ellos, inclusive la gran mayoría ya funciona de manera ordinaria.Reportes periodísticos revelan que tan sólo el año pasado, grupos armados relacionados con grupos del narcotráfico incursionaron en seis centros de rehabilitación y masacraron a 43 internos, además de herir a otros cinco.Eso provocó temor entre los pacientes y sus familiares y entonces cientos de internos abandonaran los establecimientos, con lo que dejaron de atender sus problemas de salud, expresó.Esto fue delicado porque las adicciones se consideran un problema de salud pública que debe ser atendido, apuntó.En 2008 se atendieron 5 mil 440 pacientes en 55 centros de rehabilitación y en 2009 fueron 3 mil 967 pacientes en 57 locales, es decir, el promedio anual cayó en mil 473 personas, informó.La rehabilitación bajó en casi mil 500 personas y se cerraron decenas de lugares, generando un decremento de 27 por ciento tan sólo de un año a otro, agregó.A los problemas de asesinatos masivos en esos establecimientos se sumó la situación económica, pues mucha gente no tenía dinero para ingresar a un tratamiento como reflejo de la crisis, informó.El miércoles 1 de septiembre de 2009, un grupo de hombres con armas largas ingresó al Centro de Atención Aliviane A.C. ubicado en la calle Uranio de la colonia Bellavista, donde masacró a 17 internos y lesionó a otros tres, en un hecho que conmocionó a la ciudad.Semanas después, un nuevo ataque se cometió en el Anexo de Vida A.C., ubicado en Plan de Ayala y Jaime Nunó de la colonia Barrio Azul, donde 10 internos más fueron masacrados y por lo menos otras dos personas fueron heridas.El problema de todo esto es que muchas personas se quedaron sin recibir sus tratamientos, expresó Montoya Jara.Centros de Personas Año rehabilitación atendidas 2000 9 839 2001 18 3,359 2002 35 5,292 2003 39 5,117 2004 33 4,243 2005 45 4,229 2006 61 4,542 2007 65 5,644 2008 55 5,440 2009 57 3,967 |
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lunes, 8 de marzo de 2010
Se vuelven sicarios a los 15 años para pagar su adicción
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