martes, 23 de febrero de 2010

Las aves que cruzan el pantano

Joel Hernández Santiago

February 23, 2010

De pronto, en el estruendo cotidiano, surgen profundas reflexiones producto de la experiencia, la madurez, la excelencia y el pensamiento intenso respecto de una actividad, creación o creencia humana tales que iluminan el camino del resto de los hombres y mujeres. ‘Son como faros de luz en la oscuridad’ se diría por ahí.

Quienes producen esas ideas son espíritus excepcionales que rompen la regla de la monotonía del discurso y la acción para mostrarnos nuevas rutas y nuevas esencias y aromas del ejercicio del poder en sociedad, en convivencia y en constitución como Estado y gobierno, como es el caso que voy a recuperar.

Sigo: En política ha habido este tipo de iluminados que el tiempo y la vida misma van consolidando como monarcas de eso que Herbert Baxter Adams o Paul Janet denominaron ‘Ciencia política’. Platón, por ejemplo, se devanó el seso para explicarnos el espíritu socrático de la República –por decir algo-, o Maquiavelo y su interés por las reglas del poder en extremo; y para no irnos tan lejos podríamos recordar que de un tiempo a esta parte abrevamos en el pensamiento de Gabriel Almond, Norberto Bobbio –el ilustre teórico de la democracia-, Robert Dahl, Maurice Duverger, David Easton, Juan J. Linz –el maestrazo que nos explica los totalitarismos-, o Arend Liphard, Giovanni Sartori, Dieter Nohlan o Gianfranco Pasquino, por decir algunos de ellos…

Naturalmente en México no nos podíamos quedar atrás porque ‘aquí también se cuecen habas’.

Decíamos: Y en ese estruendo que es la vida mexicana de hoy surgen de pronto esos hombres que vienen a fijar en nuestra conciencia pecadora la idea y la práctica de la política mexicana como regla ya probada, después de la observancia de su repetición. Así, nos muestran lo que ha sido es y será el poder y, muy concretamente, a tono con los tiempos que vivimos en este país de temblorinas frecuentes, vienen y nos explican lo profundo, sagaz e intenso de las alianzas políticas, como es este caso…

De pronto en ese marasmo de dimes y diretes entre partidos políticos, intra partidos políticos, funcionarios que renuncian a sus partidos o los que cambian de partido o los que se declaran apartidarios, o un clero que sigue metiendo su cuchara en asuntos de gobierno, aparece de pronto el ex gobernador del estado de Nayarit, señor Antonio Echevarría Domínguez, cuyo primer apellido de origen vasco, nada tiene que ver con las alianzas que se dieron entre el Partido Popular y el Partido Socialista, españoles, para llevar al gobierno del País Vasco al socialista Patxi López, aunque aquí también él consiguió la gubernatura de Nayarit de bajo la bandera de una alianza entre partidos que son agua y son aceite.

El señor Echavarría, en una muy jugosa entrevista de Andrés Becerril de Excélsior (viernes 19 de febrero de 2010, p. 4-Nacional) asentó con firmeza que las alianzas que se debaten por estos días en México: “son buenas porque buscan terminar con el monopolio del poder y el monopolio de la política que tiene el PRI”.

Lo dijo el mismo personaje que fue priísta toda su vida hasta que el gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza lo sacó de la jugada electoral y no lo puso como candidato del PRI por lo que por la vía de una alianza entre el PAN, el PRD y el PT ganó la gubernatura de su Estado:

Y dice ahí: “Fue una experiencia como nunca van a volver a tener el PAN y el PRD. Les entregamos inmejorables posiciones. El PRD tuvo la presidencia municipal de la capital, el PT de la segunda capital, que es Santiago, el PAN se quedó con Ruiz y Tuxpan, gobernamos como 70 por ciento del territorio” y se ufana de haber sido “de los primeros que logró juntar a los diablos y a los santos, al PAN y al PRD, al agua y al aceite”.

Y ya en franco tono de científico político, que ya es, sentencia que: “Las alianzas no son ideológicas, porque en la política no existe la ideología, existen los intereses, que no se confundan ni el PAN ni el PRD ni el PRI”.

Y sigue: “Pero el que realmente hizo la alianza en Nayarit fue Emilio González Márquez (actual gobernador de Jalisco). Emilio vino como comisionado del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, con la representación personal de Luis Felipe Bravo Mena –entonces líder nacional panista- y se encerró con los del PRD y en hora y media se hizo la alianza.

“Lo que no habíamos podido hacer en 15 o 20 días él lo arregló. ‘Esto es pa’ mi, esto es pa’ ti’ les dijo. En donde tenía más ascendencia cada partido se pusieron de acuerdo y se nombró al candidato, y así se ganó. Quien diga que la ideología obstruye las alianzas es una mentira, es pura mentira, son puros intereses los que hay”

“Vicente Fox y yo somos amigos desde 1972, cuando estábamos en el imperialismo yanqui, en la Coca Cola… y por amistad yo me cargué con él. Esto hizo que se enojaran conmigo los del PRD y Cárdenas, pero esta cosa de la política es de amigos y yo me fui con Fox. Eso dio lugar a que el PRD se me empezara a voltear y como es esto, a golpearme. Pero imagínate –le dice a Becerril-, ahora mi mujer es diputada federal por el PRD ¿a poco crees que hay mucha ideología en política?”

El señor Antonio Echavarría Domínguez diría en su toma de protesta el 19 de septiembre de 1999 en el Teatro del Pueblo ‘Alí Chumacero’: ¡Nayaritas! Nuestro gobierno es fruto de una sólida alianza de partidos políticos en el pueblo; de una alianza para el cambio conformada por el PAN, PRD, PT y PRS, quienes decidieron ser portavoces de una sociedad menospreciada, políticamente, anteponiendo sus legítimos valores partidarios a los elevados intereses de Nayarit y de los nayaritas”… (aplausos).

Y así. Es parte de la historia contemporánea de México. De todo esto nos enriquecemos y registramos que en política hay aves que cruzan el pantano, y manchan el pantano… jhsantiago@prodigy.net.mx

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