miércoles, 27 de enero de 2010

Reforma política: lo que no le contaron a Calderón

Raúl Trejo Delarbre

January 27, 2010

Ochenta y tres veces mencionó ayer el presidente Felipe Calderón las palabras ciudadanos o ciudadanía. Al dirigirse a los diputados del PAN reunidos en Puebla, enfatizó de esa manera la vocación que, según él, singulariza a la reforma política que propuso hace seis semanas. Con esa definición, el presidente ofrece una versión parcial de tal iniciativa. Allí hay, en efecto, algunos recursos para la participación directa de la sociedad en los asuntos públicos. Pero también se encuentran medidas que refuerzan el presidencialismo y otras que renuevan cierto populismo engañoso y demagógico.

La exposición del presidente Calderón es tramposilla y polarizadora. Pretende mostrarse como heraldo del interés de los ciudadanos, en contraposición a un sistema de partidos enquistado en privilegios. De esa manera, el presidente responde al maltrato que sus propuestas recibieron antier y ayer en el seminario organizado por el Senado de la República. O, mejor dicho, responde a las versiones que difundieron los medios acerca de ese evento porque, como es costumbre, no todo lo que se dijo allí apareció de manera destacada en las notas de medios impresos y electrónicos. Ni lo que más se difundió en tales notas, constituyó en todos los casos el meollo de las intervenciones de especialistas y dirigentes políticos.

Breves y más a la caza de la frase rotunda que de las propuestas o coincidencias, las informaciones en los medios suelen dejar a un lado la miga del discurso político. En la cobertura de ese evento se perdieron definiciones como los cuestionamientos del senador Navarrete a la alternancia política, el temor de los panistas Madero y Nava a que los plazos electorales malogren la reforma, la casi candorosa simpleza del Partido Nueva Alianza, el rechazo del PVEM a la reelección de presidente municipales pero no a la de legisladores, las coincidencias del perredista Ortega y la priista Paredes en temas como la reivindicación del laicismo, la creación de una ley de partidos y la crítica a los medios de comunicación (hay que democratizarlos dijo el dirigente del PRD, debemos trascender la democracia electoral sustentada en la mercadotecnia consideró la presidenta del PRI).

Estos son algunos fragmentos tomados de la transcripción de la sesión inaugural del seminario del Senado sobre reforma política que tuvo lugar el lunes 25 de enero.

Carlos Navarrete, presidente del Senado: “son tiempos difíciles y surge necesariamente una pregunta: ¿Cómo podremos consolidar a nuestra democracia cuando la mitad de la población vive en la pobreza, cómo en medio de la disputa por la nación podemos llegar a acuerdos? La alternancia en la presidencia de la República en el 2000, y el advenimiento de la pluralidad política de los gobiernos locales y en el Congreso de la Unión desde 1989, desafortunadamente no han propiciado todavía mejores condiciones de vida para una buena parte de la población que padece pobreza, desigualdad e inseguridad”.

Gustavo Madero, coordinador de los senadores del PAN: “Si no somos capaces de alcanzar acuerdos será solamente porque no hubo la voluntad política o porque el cálculo electoral no permitió ver más allá de lo inmediato. Pero no debemos caer en el error de condicionar la voluntad de acuerdos en el Congreso a la agenda electoral partidista”.

Arnaud Peral, Representante en México del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: “El tema de las reelecciones se plantea demasiado a menudo como el derecho del político a ser reelegido, dejando a un lado el mundo más importancia del derecho de la ciudadanía a reelegir a líderes que han demostrado un buen desempeño. Claro que para que se protejan los ejecutivos será siempre de la mayor importancia que los controles democráticos, los contrapesos y el peso de los demás poderes se refuercen paralelamente”.

Pedro Salazar Ugarte, secretario académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM: “Aunque el Estado mexicano sí ha sido objeto de importantes reformas en las últimas décadas, basta con pensar en la creación de los organismos autónomos que no existían hace algunos años, o en la profunda reforma al Poder Judicial de mediados de los años 90 del Siglo pasado, lo cierto es que sigue pendiente una reforma que aumente la capacidad de los gobiernos para dar resultados y permita implementar políticas de Estado en temas fundamentales”.

Manlio Fabio Beltrones, presidente del Instituto Belisario Domínguez del Senado y coordinador de los senadores del PRI: “La reforma política que hace falta es la que otorgue a los mexicanos, certidumbre y confianza, en el que el futuro será mejor. Por experiencia, muchos de los que aquí estamos, sabemos que las reformas políticas, por sí mismas, no resuelven los problemas económicos, tampoco los de orden social; pero sin ellas, es más complicado atender esos retos y dar respuesta a la sociedad”.

Pilar Torre, diputada del Partido Nueva Alianza: “Lo que requerimos suena en esencia muy sencillo, dar las formas de organización idóneas, que permitan el mayor progreso para nuestras compatriotas… Lamentamos la iniciativa de incrementar a 4 por ciento el porcentaje mínimo de la votación nacional emitida en algunas de las elecciones ordinarias para que un partido político nacional conserve su registro”.

Luis Maldonado Venegas, representante del Partido Convergencia: “No nos confundamos, la democracia representativa en México se ha agotado. Caminemos en esta coyuntura política e histórica hacia un modelo democrático que permita que los mexicanos dejen de ser solamente electores, testigos pasivos y se conviertan en ciudadanos plenos. Es decir, garanticemos que las libertades políticas sean la palanca para construir la ciudadanía civil y social de nuestros conciudadanos”.

Ricardo Cantú Garza, representante del Partido del Trabajo: “Necesitamos avanzar en el ejercicio de la democracia directa, mediante el plebiscito, el referéndum y la iniciativa popular. Pero también avanzar en la revocación de mandato, que los servidores públicos, especialmente aquellos que tienen período de seis años a mitad de su ejercicio, a los tres años, se sometan al juicio popular y mediante un referéndum que les permita conformar su mandato popular o revocarlo”.

Arturo Escobar y Vega, senador del Partido Verde: “Estamos absolutamente en contra de la reelección de presidentes municipales. Hoy no encontramos en nuestro país en muchas entidades federativas principios democráticos mínimos para pensar que aquellos que manejan recursos públicos o ejercen un cargo en la administración pública, van a sacar las manos de una reelección o de una posible reelección en presidentes municipales”.

Jesús Ortega Martínez, presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática: “…hoy nos encontramos como país en el peor de los escenarios: una economía en quiebra y un sistema político decadente…Los que protagonizaron la alternancia, se ocuparon de montarse en la Presidencia para conducir, sin cambios sustantivos, la vieja maquinaria del antiguo sistema… No avanzamos hacia un sistema republicano y de instituciones democráticas, sino retrocedemos al sistema de caciques estatales”. Entre otras propuestas, Ortega planteó, en un nuevo régimen, garantizar constitucionalmente el carácter laico del Estado; crear equilibrios entre los poderes y suprimir de la Constitución la idea de que hay un poder supremo; una ley de partidos políticos; se opuso a elevar el porcentaje de votación necesario para que los partidos tengan registro; pugnó por “la gobernabilidad democrática, mediante alianzas políticas, sustentadas en programas de gobierno, y que puedan conformar mayorías estables”. Sugirió la ratificación de los miembros del gabinete y la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo por parte del Congreso, “la democratización de los medios de comunicación, y la creación de un órgano autónomo para su regulación”.

César Nava Vázquez, presidente del Partido Acción Nacional: Respaldó cada una de las propuestas de reforma política que presentó el presidente Felipe Calderón el 15 de diciembre y además sugirió que haya una sola autoridad electoral para todo el país, profundizar la reforma política en el Distrito Federal, crear órganos de rendición de cuentas “verdaderamente autónomos” en los estados y reducir el financiamiento público que reciben los partidos. Exhortó: “No dejemos que la agenda electoral obstaculice o peor aún condicione la reforma política y los cambios que el país necesita”.

Beatriz Paredes Rangel, presidenta del Partido Revolucionario Institucional: “Estamos atrapados en la tendencia de judicializar los procesos electorales y el costo de las instituciones que organizan las elecciones y atienden el litigio electoral se ha multiplicado sobremanera”. Consideró inoportuna la creación de la cédula de identidad. Luego dijo: “La influencia acrecentada de los poderes fácticos debe llevarnos a ser prudentes con decisiones que son aparentemente de avanzada, pero que en la realidad nacional, actual, pudieran ser contraproducentes. Por eso, el debate sobre las candidaturas independientes se tiene que dar no desde el ideal democrático de una sociedad civil ampliamente participativa y con alta densidad ciudadana, sino desde el hecho inusitado del hiperactivismo de los grupos de ultraderecha, que quizá crean que la confusión que impera en algunos temas los llevará a tomar el poder político. Desde el PRI les decimos no pasarán”. Abogó por el carácter laico del Estado (“si algo le enseñó a la humanidad la crisis del 11 de septiembre de 2001, es que auténtico desarrollo democrático, modernidad y laicidad van de la mano”). Propuso transitar “de una democracia electoral basada en la mercadotecnia a una democracia integral, con gran participación de los seres humanos”. Luego consideró necesario que haya una Ley General de Partidos Políticos. Enumeró rasgos del régimen que es preciso superar: “La descalificación permanente entre Ejecutivo y Legislativo, el culto a la personalidad unipersonal (sic) como sustituto de la fortaleza y prestigio de las instituciones; la propaganda como subterfugio para la manipulación social ante la ineficacia política, ante la incapacidad de definir el aparato del Estado democrático y participativo que exige la viabilidad y vigencia del México del Siglo XXI, moderno y soberano. El país requiere soluciones de fondo, no requiere maquillaje”.

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