CUANDO MENOS EN lo oratorio, los más destacados priístas finalmente se decidieron a asumir su papel de opositores al señor Felipe Calderón. En un solo fin de semana Fidel Herrera, Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña, en ese orden cronológico, dejaron atrás el papel colaboracionista –sobre todo en las Cámaras del Congreso– que posibilitó no sólo la cuestionada “toma de posesión” del panista, incluso que prácticamente todas, absolutamente todas, sus iniciativas de ley fuesen mayoritariamente aprobadas los últimos tres años.
En Veracruz, Fidel Herrera –cual anfitrión de la más nutrida bancada de la diputación federal que ahí se reuniera para definir su agenda legislativa para el primer periodo de sesiones de este 2010– aclaró paradas: no hay un Estado fallido, pero sí una Administración Federal fallida e incapaz, a la que el PRI debe señalar errores y hacer observaciones propositivas:
“La crisis de las instituciones en el país se explica por los graves retrocesos que iniciaron con la alternancia, que se intensificaron en esta década, y a las debilidades de un no proyecto que ha relegado a la mayoría de los mexicanos. No hay un Estado fallido, hay si acaso un gobierno fallido, que parece haberse replegado (en materia de seguridad), y es necesario analizar con cuidado y no exponer a la sociedad a las consecuencias de una lucha que no da resultados contra el crimen organizado”, dijo el mandatario veracruzano.
Beatriz Paredes también arremetió contra el panismo. Una década pérdida para México, definió, a partir de que en 2000 se diera en México una transición hasta ahora contraproducente. Criticó la tlaxcalteca, asimismo, la propuesta de reforma a lo político que tiende al autoritarismo desde la institución presidencial y el que, otra vez, los panistas privilegien la polarización social en aras de conseguir sus fines electoreros.
Desde Culiacán, el líder de la bancada senatorial priísta Manlio Fabio Beltrones también criticó a Calderón por su fracasada posición de convertirse en el gran generador de empleos en el país.
Y en el diario Reforma, cual colaborador invitado a sus páginas editoriales, el mexiquense Enrique Peña escribió ayer domingo su propuesta para construir un “Estado eficaz”, a partir de la incompetencia de las consecutivas administraciones del blanquiazul:
“La alternancia política en la región no ha revertido la pobreza, desigualdad, inseguridad, violencia y falta de competitividad, por mencionar algunos de nuestros problemas más apremiantes. En México, vivimos la paradoja de tener una competencia electoral intensa, que refleja la pluralidad del país, pero un estado ineficaz, que no tiene la capacidad de cumplir con algunas de sus obligaciones básicas. Por ello, considero que nuestra nación requiere sumar voluntades sociales y políticas para acordar las bases de un ‘Estado Eficaz’ para la democracia. El año en que celebramos el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución es un momento inmejorable para presentar propuestas, alcanzar acuerdos y realizar acciones. Es un año de definiciones.
“Un Estado Eficaz en nuestro país debe tener un objetivo central: garantizar todos los derechos reconocidos por la Constitución a toda la población. En México vivimos una contradicción inaceptable: se reconoce legalmente una serie de derechos civiles, políticos y sociales como la seguridad, el acceso a la justicia pronta y expedita, no ser privados de nuestras libertades, propiedades y posesiones sino mediante juicio, acceso universal a la salud y la cultura, educación de calidad, trabajo, vivienda, un medio ambiente sano y alimentación de los niños y las niñas. Sin embargo, en la práctica, un gran número de mexicanos no disfruta de estos derechos básicos. Esta brecha entre el derecho y la realidad no únicamente nos presenta un Estado rezagado en sus obligaciones, sino a una población que no puede ejercer con plenitud las garantías que le son connaturales al hecho de ser mexicano.”
Anote las fechas de este reciente fin de semana.
Oratoriamente, al menos, por fin nació el TUCOC.
Todos Unidos contra Calderón.
Y cuando los priístas se unen en contra, son exitosos.
Roberto Madrazo puede dar precisa cuenta de ello, ¿o no?
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