jueves, 3 de diciembre de 2009

SCJN ¡Vengan los nuevos aires!






La Corte, que al paso de los años ha multiplicado su influencia para resolver los grandes asuntos de la nación, tiene un reto: actualizar sus criterios para aplicar el Derecho y renovar los horizontes del Poder Judicial


En el viejo edificio ubicado en la calle Pino Suárez, en pleno corazón de la Ciudad de México, se respira un ligero tufo que alienta el conservadurismo. Una circunstancia motiva esta sensación: la salida de dos leyendas vivas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quienes dejarán su asiento a dos personajes que podrían representar el verticalismo del Poder Judicial o fortalecer la doctrina que trae nuevos aires.

La SCJN está ingresando a nuevos derroteros, lo que abre un fenómeno de vital relevancia para el país: la posibilidad de que se convierta en un órgano de control frente a los abusos del poder, que se manifiestan a través de varios rostros como es la batalla contra el crimen organizado o a través de los poderes económicos que exigen preservar sus cotos de poder.

Así las cosas, las salidas de Genaro Góngora Pimentel y de Mariano Azuela Güitrón del Máximo Tribunal alborotan las proyecciones pues los conocedores de las entretelas del poder que allí se registran sostienen que la elección de dos nuevos ministros podría traer consigo un episodio histórico para la Corte en su carrera para adecuarse a la nueva realidad del país.

“La Corte está llamada a jugar un papel importante para la transición política”, dice Lorenzo Córdova, integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, quien agrega: “Contamos con un diseño que otorga facultades exorbitantes al Poder Ejecutivo. Además, las controversias políticas han ingresado a los terrenos de la Corte. En ese sentido, seguimos teniendo un diseño constitucional que fue modelado para hacer funcional a un régimen que ya no tenemos. Por eso, el papel de la Corte como interprete de la Constitución es crucial”.

¿Hacia dónde se cargarán los dados? La respuesta, que hoy es todavía un misterio, será definitoria. De momento, se sabe que al interior de la SCJN hay fuego cruzado entre conservadores y progresistas. Por nombre y apellido, se dice que el flanco que aplica la ley con todo y comas está conformado por Sergio Armando Valls, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, Margarita Luna Ramos y Guillermo Ortiz Mayagoitia. Del otro lado de la moneda, quienes consideran que es necesario interpretar la ley y tomar en cuenta el entorno son José Ramón Cossío, Juan Silva Meza, José de Jesús Gudiño, José Fernando Franco González Salas y Olga Sánchez Cordero.

De acuerdo con la comentocracia, el fiel de la balanza tiene que inclinarse hacia el progresismo y sepultar el formalismo, ya que este tipo de esferas en otras regiones del mundo están interpretando la ley pensando en la perspectiva que le sea más fundamental a los derechos humanos y que genere certidumbre jurídica.

Mario Álvarez Ledesma, catedrático del ITESM Campus Ciudad de México, lo dice con todas sus letras: “Necesitamos una renovación con juristas con una visión moderna del Derecho. Se requieren ministros con nuevas formas de ver las cosas, que tengan presente que el mundo (y México) ha cambiado radicalmente en los últimos 50 años y que no respondan a las cuotas políticas”.

Bajo este panorama, el 1 de diciembre el Senado de la República designó a los dos nuevos ministros, que junto con los nueve que ya están en funciones, tendrán varios desafíos enfrente. De momento, Arturo Fernández Zaldívar Lelo de Larrea es considerado como una pieza que, a pesar de ser producto de las componendas del poder, podría dar un giro interesante. Es egresado de la UNAM, profesor de la Escuela Libre de Derecho, un profesional del litigio y muy cercano a Fernando Gómez Mont que es aceptable para el PRI. Por su parte, Luis María Aguilar es descrito como un fiel exponente del verticalismo del Poder Judicial, ya que ha trabajado toda su vida en éste y, por tanto, será un ministro formalista.

La SCJN entra a un periodo delicado en el que si los ministros se dejan tentar por la componenda política ello podría fortalecer la tendencia en pro de la interpretación formalista de la ley, que técnicamente es funcional para el poder político y económico. En otras palabras, los expertos se pronuncian por que aterrice el progresismo en la Corte, pero reconocen que todo está puesto para que se mantenga el verticalismo, que podría expandirse a otras esferas ya que el Máximo Tribunal es visto como el epicentro para mantener la continuidad o el cambio en todo el Poder Judicial. Entonces, si hay una Corte conservadora, habrá un Poder Judicial muy conservador.

Así, los especialistas piden que la SCJN, con las dos nuevas caras que tendrá, cambie de aires:

“No podemos permitir que la SCJN se deje entrampar por el factor político y, mucho menos, permitir que los temas jurídicos se politicen en el sentido peyorativo de la política”, concluye Mario Álvarez, del ITESM.

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