El día de mañana se celebrará una de las más importantes fechas para el Cristianismo en todo el mundo: el nacimiento de Jesucristo en Belén y con ello la Navidad. Pero independientemente del tipo de religión que cada persona profese, esos días indudablemente son de fiesta: cenas familiares, oraciones, agradecimientos, abrazos, convivios, intercambios, villancicos, posadas, aguinaldos, piñatas, árboles de navidad, luces, entre otras, son íconos de estas celebraciones. Pero sobre todo, la Navidad es una época de esperanza para la mayoría de los seres humanos, en particular para los mexicanos pues nuestro país es predominantemente católico. Para nosotros, la Navidad es el momento en que a través de un acto de fe, agradecemos a Dios por todas sus bondades, por las bendiciones recibidas, por la oportunidad de mantenernos con vida y también es ocasión propicia para formular peticiones en beneficio familiar, personal y para con nuestros semejantes.
Estoy cierto que cada uno de nosotros ya tiene elaborada su propia lista de peticiones, pero quiero pedirle, amable elector, que incluya algunas de estas que propongo a efecto de construir, entre todos, un mejor entorno para el óptimo desarrollo de la sociedad y, por ende, de nuestro querido país: que se generen empleos; que se promueva la inversión pública y privada; que se abata la pobreza, marginación y explotación; que se otorguen salarios justos; que se incremente la capacitación laboral para poder lograr un crecimiento en la competitividad de lo mercados; que la producción tenga los mejores niveles de calidad; que se tenga mayor acceso a créditos con tasas de interés equitativas; que se establezca un modelo fiscal proporcional y equitativo que permita generar los ingresos suficientes para que el Estado pueda atender las necesidades que reclama el interés nacional y que, asimismo, posibilite el debido cumplimiento de las obligaciones por parte de los contribuyentes; que podamos contar con servicios públicos eficientes y de calidad al alcance de toda la población con tarifas accesibles; que los puestos de gobierno sean ocupados por personas honestas, con una sólida preparación profesional y que cuenten con vocación de servicio hacia sus semejantes; que se brinde un buen trato y atención en el servicio público a la sociedad por parte del Gobierno en sus tres órdenes y niveles; que los servidores públicos cumplan con su trabajo y sus responsabilidades; que los políticos, sobre todo aquellos que ocupan una posición de representación popular, atiendan y procuren el bienestar social y que actúen con sentido de responsabilidad en el desempeño de sus funciones, así como en el cuidado de los bienes bajo su custodia; que se implemente por parte de los gobiernos un sistema de apoyos, créditos y subsidios para los productores de bienes y servicios, especialmente los productores del campo y los micro y pequeños empresarios; que se cubran las necesidades de salud y de educación de todos los mexicanos; que se acabe la corrupción y la impunidad; que se brinde seguridad, se procure y se imparta justicia de manera gratuita, pronta y expedita a todos los sectores sociales; que cesen los niveles de violencia generados en el entorno de la criminalidad, principalmente la derivada de la guerra contra el narcotráfico y del crimen organizado; que se combata y sancione el secuestro; que se mejore el nivel de preparación, equipamiento, retribución salarial y mejores condiciones de vida para los elementos de los cuerpos policiacos y de las Fuerzas Armadas, así como de sus familias; que se cuide, se proteja y se mejore el medio ambiente y los recursos naturales; que se respeten los Derechos Humanos; que se atiendan las necesidades de aquellos que tienen capacidades diferentes; que se respeten los derechos de libertad de expresión e imprenta y que se proteja la vida de quienes ejercen actividades de comunicación social; que se combata la explotación sexual, sobre todo la de menores, la trata y el tráfico de personas, los feminicidios y la pornografía infantil
Si a todo lo anterior, los mexicanos le sumamos una actitud de responsabilidad y solidaridad, de formación de hijos con principios y valores basados en el respeto, la tolerancia y el amor hacia nuestros semejantes, conformaremos una sociedad que se desarrolle en un esquema de observancia del Estado de Derecho lo que posibilitara un sano desarrollo social.
Sentar las bases del desarrollo de una Nación no es tarea exclusiva del Gobierno, es también responsabilidad de todos y cada uno de sus habitantes, por lo que, en esta época de balances y de reflexiones valdría la pena considerar en nuestros propósitos y peticiones de Navidad algunas de las aquí enumeradas u otras que cada quien considere convenientes y necesarias para mejorar nuestro ambiente.
¡Feliz Navidad!
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