Caía ya la noche en la ciudad de Oaxaca. En los jardines de La Chata (una casa de cultura), Ulises Ruiz festejaba su Quinto Informe de Gobierno. A su lado, el líder de la CNOP, Marco Antonio Bernal figuraba como principal invitado del convivio.
A diferencia del año anterior, Manlio Fabio Beltrones no estaba presente. Figura principalísima en aquella ocasión, esta vez el líder de la bancada priista en el Senado ni siquiera acudió a escuchar el mensaje del mandatario oaxaqueño, a diferencia de ocho gobernadores del PRI que, aunque de pisa y corre, estuvieron presentes en el Museo de Palacio.
Y es que, como comentarían algunos de los asistentes, Ulises Ruiz “ya cambió de caballo”.
Sí, el invitado especial en esta ocasión fue el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Las porras, el aplauso general y la forma en que fue presentado –a la par de Ulises aún cuando aún no ponía pie en el lugar—lo evidenciaba. (También la lideresa del partido figuraba como invitada de lujo, pero la discusión del presupuesto en la Cámara de Diputados hizo que cancelara de última hora.)
Pero aquí lo interesante, y era lo que se comentaba durante la cena bajo las notas de Lágrimas Negras, eran las ausencias sin motivo. Y dos resaltaban notablemente: la de un representante del gobierno federal (hecho que sí ocurrió en el Informe del domingo pasado de Fidel Herrera en Veracruz con la presencia del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont) y la del sonorense Beltrones, considerado en otro momento importante aliado del gobernador oaxaqueño, o viceversa.
¿Hubo ruptura?
Según nos contaron, sí la hubo. Ello ocurrió luego de que Beltrones fue dejado de lado por los diputados en la negociación del Presupuesto con la secretaría de Hacienda. Gobernadores que en otro momento se acercaban más a Beltrones –como parecía ser el caso de Ulises–, decidieron unir fuerzas con el que consideraban su principal adversario, Enrique Peña Nieto.
De esa manera, presionaron todos juntos para obtener resultados que les beneficiaron a ellos y a sus estados. La Ley de Ingresos –donde el Senado es Cámara revisora–, fue finalmente decidida por los gobernadores, vía sus legisladores en la Cámara de Diputados y aún cuando Beltrones intentó descarrilar la negociación en el Senado, no lo logró. Pero fue tal el enfrentamiento que hubo entre el líder de la bancada priisita en el Senado y los gobernadores de su partido, aún los que eran sus aliados, que la relación entre ellos quedó lastimada.
Del Presupuesto, ni se diga. Ahí el Senado ni siquiera tiene vela en el entierro. Beltrones quedó por completo fuera de la jugada y Enrique Peña Nieto se alzó con el triunfo, realineando a su favor las fuerzas al interior del PRI. Y esta noche, en el festejo de Ulises Ruiz, esto se hacía patente.
Ahora, comentaba entre otros Nahum Acosta, a Beltrones sólo le queda lograr la Reforma del Estado para ver si consigue ser Jefe de Gabinete en la próxima.
Entre tanto, Marco Antonio Bernal –hombre cercanísimo a Beltrones—compartía la mesa, codo a codo, con Ulises Ruiz en lo que algunos llamaron “operación cicatriz”.
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