El lunes, cuando todavía no se había aprobado el Presupuesto de Egreso, oí a Luis Carlos Ugalde hacer una aseveración tremenda. “Este presupuesto es proselitista” afirmó en un programa de radio el ex consejero presidente del IFE.
Y los legisladores le dieron la razón: la mayoría priísta ató de manos al gobierno federal panista y, en cambio, dotó de recursos a los estados. Sabiendo que 2010 es un año electoral, esto no puede ser casualidad.
De acuerdo con lo aprobado, la administración de Felipe Calderón tendrá nuevos controles para ejercer los dineros públicos: deberá presentar informes trimestrales sobre su aplicación, evitará subejercicios, aceptará la opinión de los gobernadores sobre política social y aplicará un programa de austeridad en la alta burocracia.
En el tema de la austeridad, el Presupuesto establece que “El programa deberá comprender la reorganización del Ejecutivo federal en lo correspondiente a la revisión de la duplicidad de funciones; la reducción de los niveles salariales equivalentes en subsecretarías, jefaturas de unidad y direcciones generales que no tengan dichos cargos; considerar la reducción de direcciones generales adjuntas, y evitar la creación de nuevas plazas en niveles directivos”.
En cambio, los gobiernos de los estados dispondrán de la mayor bolsa de recursos de su historia, por las reasignaciones que hizo el PRI. En transferencias federales recibirán 419 mil 308 millones 44 mil pesos, y para infraestructura carretera 26 mil 954.1 millones adicionales. Además, continuarán con el único control que supone la vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación sobre el uso de los recursos.
Y no sólo eso: el PEF también impide a la Secretaría de Hacienda recortar las transferencias federales a estados, municipios y delegaciones del Distrito Federal por incumplimiento de requisitos de tiempo e información en la construcción de obras y desarrollo de programas.
Ahora PAN y PRD se dicen desilusionados por lo aprobado, y amagan por solicitarle a Calderón que vete el Presupuesto. Sin embargo, lo aprobaron.
Que el PAN y el PRI hayan votado a favor se entiende: el primero porque, a pesar de la tardanza en las negociaciones, el final solamente se reasignó el 3% de lo enviado por la Presidencia; el segundo, por el evidente apoyo que representa para sus gobernadores.
Lo que no está tan claro es porque el PRD votó, mayoritariamente, a favor. Se dice que el diputado Vidal Llerenas es antes ebrardista que perredista, y que convenció a sus compañeros de aprobar el presupuesto para evitar una posible venganza presupuestal contra el Gobierno del DF. Puede ser, pero la realidad es que, comparada con el Estado de México, a la Ciudad de México no le fue nada bien.
Es decir que el PRD se quedó como el perro de las dos tortas. No ganó gran cosa y en cambio si perdió ante sus electores. Este PRD dialogante y negociador, representado por Carlos Navarrete y Jesús Ortega, que más está pensando en las posibilidades de Ebrard para 2012 que en sus electores, debería revisar porque perdió tan estrepitosamente en 2009, mientras el PT, con sus posturas radicales, creció como nunca en su historia.
Recordemos que en 1998, al aprobarse el Presupuesto de Egresos de la Federación, el PRD se negó a ser chantajeado y votó en contra del dictamen, sacrificando así la autorización para que el Gobierno del Distrito Federal pudiera contratar deuda por 7, 500 millones de pesos.
Solamente el tiempo dirá cual de las dos estrategias le funciona mejor al sol azteca pero, vistos los resultados, aceptar las directrices del PRI no fue una movida inteligente.
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