La idea primaria para establecer un juicio se basa en la frase "ver para creer"; sin embargo, científicos mencionan que ésta debe ser aplicada al revés y lo demuestran en experimento | ||
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La investigación desarrollada por científicos de Francia, Nueva Zelanda y Estados Unidos demuestra que en momentos de interacción con otros, la interpretación de la expresión facial lleva a la persona a hacer un juicio sobre el estado de ánimo de su compañero, una vez hecho, la percepción que en adelante se tenga sobre ese gesto no cambiará e incluso puede hacerse más radical.
El experimento consistió en presentar una serie de fotografías de rostros con expresiones neutras a los participantes y se les pidió que mencionaran si el gesto era de ira o de alegría. Después se les proyectó una película de esas mismas caras transformándose lentamente de un estado de ánimo al otro y, de acuerdo a lo que recordaban debían seleccionar el momento en que el rostro del video fuera semejante a la imagen presentada con anterioridad.
La mayoría de los participantes votaron de acuerdo a la emoción que habían percibido en la primera parte, es decir, si interpretaron la fotografía como un gesto de enojo, seleccionaron una escena en donde la ira era más evidente que en la imagen inicial. Lo mismo sucedió con quienes creyeron haber visto una expresión de alegría.
Las reacciones fueron más allá de las impresiones mentales, el estudio demostró que las personas tienden a reproducir en sus propios rostros las emociones que perciben en el otro. Por medio de dispositivos eléctricos se comprobó que quien había encontrado enojo en la expresión de la prueba, aunque estuviera ante la imagen neutra, reflejaba en su expresión el sentimiento percibido.
De acuerdo a lo que menciona el profesor Piotr Winkielman de la Universidad de California de San Diego, los resultados indican la importancia del cuerpo en la percepción y expresión de las emociones. "El cuerpo es la interfaz, el lugar en donde se encuentran los pensamientos y las percepciones", agregó el académico.
Las conclusiones de la investigación pueden ayudar a comprender mejor a las personas diagnosticadas con enfermedades psicosociales. Lo mismo pueden contribuir, en el ámbito de la criminalística.
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