La Asamblea Nacional francesa se apresta a votar un proyecto de ley que contempla la "castración química" de los reincidentes en delitos sexuales, una propuesta del gobierno que ha encendido la polémica.
La iniciativa prevé la posibilidad de castigar con una nueva pena de prisión a los condenados que se nieguen a seguir un tratamiento médico para reducir sus impulsos sexuales al salir en libertad.
La medida ha sido presentada por la ministra francesa de Justicia, Michèle Alliot-Marie, como una herramienta para bajar la reincidencia en delitos sexuales, pero es considerada peligrosa por sus críticos.
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Contexto regional
La "castración química" es un tratamiento médico reversible que consiste en utilizar anti-hormonas masculinas para suprimir los deseos sexuales de un hombre.
“Este tratamiento hace caer la tasa de testosterona a un nivel muy bajo, correspondiente a la tasa femenina”, explicó el doctor Bernard Cordier, jefe del servicio de psiquiatría del hospital francés Foch de Suresnes.
Cordier dijo a BBC Mundo que la eficacia del procedimiento sobre el control del comportamiento sexual es cercana a 80%, aunque “hay varios factores” que pueden alterarla.
Un estudio del Senado francés indicó que en otros países europeos como Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Gran Bretaña y Suecia el tratamiento puede aplicarse a ciertos delincuentes si lo aceptan voluntariamente.
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En Polonia se aprobó recientemente un proyecto de ley para forzar a los condenados por crímenes sexuales como violación de menores o incesto a someterse a la "castración química", pero todavía no ha sido promulgado.
El texto presentado al Parlamento francés establece que los reincidentes en delitos sexuales que rechacen o interrumpan un tratamiento de "castración química" al concluir su sentencia podrán ser reencarcelados.
El tratamiento sería llevado a cabo por médicos que deberían informar a la Justicia sobre eventuales interrupciones del proceso.
Cordier expresó reparos sobre el proyecto que analiza el Parlamento francés. "El médico tratante no prescribe para la Justicia sino para el paciente, si no se vuelve una tortura", comentó.
"Principios"
El proyecto de ley surgió después de algunos casos recientes de crímenes que conmocionaron a los franceses.
Uno de ellos fue la violación y asesinato de una mujer por parte de un hombre que tenía antecedentes como violador, y otro el secuestro y violación de un niño de cinco años por parte de un pederasta reincidente.
Por este último caso fue condenado en octubre a 30 años de cárcel Francis Evrard, un hombre de 63 años que solicitó a las autoridades que le castraran físicamente.
La castración física, a diferencia de la química, es un proceso irreversible que consiste en extirpar los órganos genitales mediante una operación quirúrgica.
Después de haber llamado a discutir la conveniencia de instaurar la castración física como una pena en Francia, la ministra Alliot-Marie descartó esa posibilidad por considerarla contraria a los "principios" del país.
Protección y libertad
Alliot-Marie sostuvo que el proyecto de ley presentado finalmente al Parlamento apunta a "reforzar la protección de los ciudadanos contra los criminales peligrosos".
Según cifras oficiales, la cantidad de delitos sexuales de reincidentes en Francia ascendió a 467 casos el año pasado y representó 4,5% del total.
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Esta es la cuarta propuesta de legislación sobre el tema que los legisladores franceses analizan en los últimos cuatro años.
La imposición de la "castración química" ha resultado una de las propuestas más polémicas durante el debate del proyecto de ley en la Asamblea Nacional, que tiene previsto votarlo en general el próximo martes.
La oposición ha calificado como "deplorable" la propuesta del gobierno del presidente Nicolas Sarkozy y advirtieron que faltarían médicos y recursos para aplicar la ley.
"El proyecto de la ministra le da la espalda al ideal de rehabilitación de los condenados", sostuvo el diputado socialista Jean-Jacques Urvoas. "Los vamos a encarcelar por la simple presunción de peligrosidad", agregó.
Los legisladores socialistas y verdes también acusaron al gobierno de agitar el tema para captar votos de la extrema derecha antes de las elecciones regionales de marzo.
El presidente de la Liga francesa de Derechos Humanos, Jean Pierre Dubois, dijo a BBC Mundo que si la ley fuera aprobada "Francia daría a una muy mala señal de retroceso respecto la protección de la libertad en Europa".
"Además es estúpido, porque todos los científicos y médicos dicen lo mismo: cuando se fuerza a alguien (a seguir un tratamiento anti-hormonal) no sirve para nada en términos de eficacia", agregó.
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