En septiembre de 2005, de la mano del guanajuatense Vicente Fox y de su señora esposa Martita Sahagún, Televisa empezó una campaña para resaltar, crear y difundir la imagen presidencial del panista Santiago Creel Miranda.
Hacedores de imagen de esa televisora se convencieron después de la necesidad de matar a Creel y, literalmente, lo mataron. Un proceso similar siguieron en el caso del PRI y se agigantó la figura, muy corrupta por cierto, del gobernador mexiquense Arturo Montiel Rojas.
Nadie quiso recordar cuestiones de sangre. La genética la dejaron escapar, pero en 1969 Gregorio Montiel Monroy –padre de un joven abogado, que no era tal, sino administrador por la UNAM conocido como Arturo Montiel– fue declarado el alcalde más corrupto del estado de México.
Don Gregorio tomó de las arcas municipales la friolera de 1.6 millones de pesos, además de impuestos que se encargó personalmente de recaudar, abusó de otras contribuciones especiales y le perdonó los gravámenes a sus distribuidoras de cerveza.
La fortuna de los Montiel Rojas empezó a despegar. Luego su hijo –el de don Gregorio– y sus nietos –los hijos de Arturo– consolidaron la riqueza, y lo hicieron a través de la corrupción y las prebendas que les dejó el gobierno estatal.
Por cuestiones que sólo Televisa conoce, después de recibir cientos de millones de pesos en publicidad directa y triangulada desde el gobierno central mexiquense, Televisa se encargó de matar las aspiraciones presidenciales de don Arturo Montiel.
Hoy, el sobrino-nieto de aquel don Goyito Montiel y sobrino de Arturo Montiel –no otro sino el atlacomulquense y gobernador Enrique Peña Nieto, que pudo haber sido Enrique Peña Montiel– entregó, de enero a septiembre, cerca de 100 millones de pesos (de las arcas) a Televisa claro está.
Sin embargo, hasta hoy nadie habla de la triangulación, esos 100 millones es apenas la cifra que el gobierno quiere dar a conocer.
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