Juanita, hermana de los líderes de la Revolución cubana, revela que trabajó para la agencia estadounidense
JUAN-JOSÉ FERNÁNDEZ - Miami - 26/10/2009
Juanita Castro siempre fue la hermana díscola y contraria a sus hermanos Fidel y Raúl. Exiliada en México en 1964, pasó después a Miami, donde hasta hace dos años tuvo una farmacia. Hoy se ponen a la venta sus memorias tituladas Fidel y Raúl, mis hermanos. La historia secreta, publicadas por la editorial Santillana. Ayer, en la cadena Univisión, reveló lo que se venía anunciando desde hace días con frases como "el secreto mejor guardado", "algo estremecedor", "confesión impactante". Trabajó para la CIA, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
Entrevistada por la periodista María Antonieta Collins, que le ha escrito el libro, Juanita, de 76 años, comentó que la fue a ver "una persona cercana a Fidel y a ella". Y añadió: "Me dijo que traía una invitación de la CIA, que ellos querían hablar conmigo, que tenían cosas interesantes que decirme y cosas interesantes que pedirme. Que si yo estaba dispuesta a correr ese riesgo, si estaba dispuesta a oirlos a ellos. Yo me quedé medio choqueada (sic), pero de todas maneras le dije que sí".
"De esa forma empezó una larga relación con el archienemigo de Fidel Castro", señaló Collins. Un secreto guardado por seis personas durante 48 años. Desde 1961 a 1964, aún dentro de Cuba, Juanita ayudó incluso a muchas personas a evitar la represión revolucionaria.
Ya había declarado muchas veces que no estaba de acuerdo con sus hermanos y que por eso rompió con ellos. Ahora lo dice con todo lujo de detalles. Es la quinta de los siete hermanos Castro.
Su marcha de Cuba
Con el triunfo de la Revolución, tras haber ayudado antes a sus hermanos recaudando dinero, se dedicó a construir clínicas y hospitales, pero unos meses después, con las detenciones, los fusilamientos, las confiscaciones, todo cambió. "Me empecé a desencantar cuando vi tanta injusticia. Teníamos la tendencia de echarle la culpa a los subalternos, pero las órdenes venían de arriba, de Fidel, del Che, de Raúl", dice.
Tras la muerte de su madre, el 6 de agosto de 1963, a la que recurrió muchas veces para ayudar a gente, se dio cuenta que ya no iba a tener su protección. "Tenía una situación delicada por mis actividades", comenta, "y mientras ella estaba a mi lado a ellos les hubiera costado más trabajo tomar medidas en contra mía".
Por eso, en junio del año siguiente se fue de Cuba. Fidel estaba especialmente enfadado con ella y Juanita siempre ha dicho que Raúl era más humano y cariñoso con su madre. Y con ella. Fue él quien le consiguió un visado para viajar a México donde escribió un comunicado para la prensa en la que rompía con la Revolución.
Juanita vio por última vez a Raúl el 18 de junio de 1964, el día antes de marcharse. En los dos últimos años, con motivo de la enfermedad de Fidel, a pesar de las diferencias, declaró públicamente que lo sentía como hermana, reacción que fue criticada por los sectores más radicales del exilio, en el que siempre se ha mantenido con gran discrección.
Las intervenciones televisivas van a continuar durante toda la semana en los informativos de Univisión. La cadena llegó a un acuerdo con Santillana para desgranar el libro, que se pone a la venta en Estados Unidos, España, México y Colombia tras mantenerse unas medidas de seguridad máximas para guardar la confidencialidad. Ya en 1999, Collins convenció a Juanita para escribirlo, pero sólo ahora sale a la luz.
Tras la primera gran revelación ya se anuncian nombres o claves, como quién se atrevió en Cuba a proponerle a la hermana de Fidel que colaborara con la CIA, los testigos o lugares de las reuniones, y el resto de detalles familiares hasta ahora desconocidos.
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