Guadalupe Robles asegura que los hombres son gatilleros pagados para asesinarlos, pues ellos los vieron y son personas que no conocían. Refiere que antes de disparar contra su esposo, los agresores le gritaron “¡Emiliano!” lo que significa que desconocían totalmente a Maximiano.
La señora y dos hermanos de Maximiano, Rubén y Apolinar Barbosa Llamas, denuncian que tras el atentado sus familiares no pudieron ser atendidos ni en Casimiro Castillo ni en Autlán de Navarra porque los hospitales no cuentan con quirófano ni con los materiales necesarios para hacerlo, por lo que tuvieron que contratar una ambulancia del hospital San Javier de Guadalajara, que tardó cuatro horas en llegar para poder transportar a Maximiano. Su hijo fue llevado en una ambulancia del IMSS, publica EL UNIVERSAL.
unafuente.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario