ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA |
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BARILOCHE, 28 de agosto (PL).— La cumbre extraordinaria de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) que sesiona hoy aquí dejó al desnudo la fragilidad de los argumentos sostenidos por Colombia para ceder el uso de siete bases a militares estadounidenses.
El gobierno de Bogotá ha alegado que el anunciado despliegue de fuerzas norteamericanas en su territorio, lo cual generó profunda preocupación en varios países del área, busca fortalecer la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
Pero la dignataria argentina, Cristina Fernández, subrayó en una de sus intervenciones que ese tipo de enfrentamiento se funda más que en dispositivos militares, en dispositivos de inteligencia y contrainteligencia.
Nunca he visto bombardear cargamentos de drogas; eso no se combate con aviones C-17, ni con el emplazamiento de radares, sostuvo la anfitriona.
Fernández se refirió también al Libro blanco del comando de movilidad aérea de Estados Unidos, algunos fragmentos del cual citó poco después de iniciado el encuentro el presidente venezolano, Hugo Chávez, con el ánimo de esclarecer el panorama en torno al despliegue de fuerzas norteamericanas en Colombia.
De la lectura de ese documento señaló Fernández se infiere que el establecimiento de bases militares parece más un dispositivo para guerras convencionales que para combatir el narcotráfico.
Chávez, quien insistió en que el despliegue de bases militares norteamericanas en suelo colombiano responde a la estrategia global de dominación de Estados Unidos, se refirió de modo particular al enclave militar de Palanquero.
Palanquero, puntualizó, figura en la relación de bases expedicionarias citada en el informe y es identificada como una localidad de seguridad de cooperación, que ayudaría incluso en la ruta de movilidad hacia África.
Desde allí, además, solo un avión C-17 sería suficiente para controlar la totalidad de Suramérica, con excepción del Cabo de Hornos, en Chile, precisó.
Una preocupación similar por la soberanía de la región ante el alcance del pacto militar entre Washington y Bogotá manifestó el dignatario paraguayo, Fernando Lugo, quien consideró que la seguridad de nuestros países está en juego.
Respeto el principio de autodeterminación de los pueblos, pero me preocupa que las bases militares norteamericanas puedan amenazar la soberanía del área, reiteró el gobernante antes de instar al gobierno colombiano a abrir las fronteras para que pueda investigarse si hay o no amenaza a la paz.
Por su parte, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, realizó una detallada exposición en la que fundamentó por qué resulta innecesario recurrir a la ayuda militar de Estados Unidos para, presuntamente, combatir el narcotráfico y el terrorismo.
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