Bajo Reserva
29 de agosto de 2009
De plano, Juanito comenzó a hacer oídos sordos a los mensajes que le hace llegar Andrés Manuel López Obrador desde distintos frentes y geografías.
Ayer, mientras Ricardo Monreal, coordinador del PT en el Senado, le recordaba que “político que no cumple su palabra pierde credibilidad”, Rafael Acosta confiaba a amigos que ya estaba listo para romper con el tabasqueño por el asunto de Iztapalapa. Disfrutaba de una taquiza que le ofreció un grupo de vecinos de Sierra de Santa Catarina, en esa demarcación, cuando reveló que no sería tan fácil entregar la jefatura delegacional a Clara Brugada, mucho menos por una simple imposición del ex candidato presidencial. “Si López Obrador me ignora o cualquier cosa, rompo con él”, dijo Juanito a sus anfitriones. Por cierto, al lugar llegó la ex candidata a jefa delegacional por el PAN, Olivia Garza, quien se ofreció para cubrir el cargo de directora general Jurídica y de Gobierno, que tendría que ocupar la misma Brugada para convertirse en la delegada sustituta. Bueno, hasta Lía Limón, diputada local electa del PAN por Miguel Hidalgo, le pidió públicamente a Juanito que no renuncie a lo que ganó legítimamente.
Emilio Gamboa pasó la estafeta a Francisco Rojas, quien le sucederá en la coordinación de la bancada del PRI en San Lázaro. Fue en un desayuno en el que ambos personajes se reunieron para tratar pendientes. Rojas también se encontró con Manlio Fabio Beltrones para coordinar acciones en la nueva Legislatura. Nos cuentan que Beltrones asistirá al mensaje presidencial programado en Palacio Nacional —probablemente el 2 de septiembre—, donde el eje del discurso girará en torno al diálogo y a los acuerdos. El coordinador del PRI en el Senado recibió la invitación al acto de manera personal por el propio presidente Felipe Calderón. El resto a través de un correo electrónico. El mandatario sabe, y no se equivoca, que una pieza clave en la relación de su gobierno con el PRI y sus 237 diputados federales y 32 senadores, es el ex gobernador de Sonora.
Alejandro Encinas, hoy flamante coordinador del PRD en la Cámara de Diputados, tuvo que meter las manos para que trabajadores del sol azteca que fueron despedidos de San Lázaro recibieran sus liquidaciones. Pidió a sus cercanos que buscaran fórmulas para cubrir las demandas de secretarias, choferes, analistas y secretarios técnicos, entre otros, que integraban un grupo de 65 colaboradores del PRD en el recinto legislativo. Con esto, Encinas, el hombre fuerte de Andrés Manuel López Obrador en la Cámara Baja, ganó cartel y seguramente aplausos en las próximas semanas, cuando sugiera la recontratación de los despedidos. Con una acción de este tipo se pueden ganar no sólo querencias, sino también fidelidades.
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