lunes, 23 de abril de 2012

Sarah Peña... - Juan Enríquez Cabot



Juan Enríquez Cabot


Es fascinante observar la evolución de la campaña de Enrique Peña. Es una telenovela, positiva y coherente, basada en el libreto de la Sarah Palin...

No era camino obvio. Aunque ambos, la Palin y el Peña, surgen de gubernaturas, una llega sin mucha experiencia política o educación previa; el otro arriba con licenciatura, maestría y una serie de puestos complejos. Gobernar el Estado de México no es poca cosa. Entre bastante corrupción y narco también hubo obra y algo de control. Hay algo que presumir, hay logro, hay habilidad para sobrevivir en uno de los ambientes políticos más jurásicos de México.

Por eso es tan interesante observar la evolución de la campaña de Peña. Después del librazo, la tentación de mucha gente de ego, con cierto conocimiento e inteligencia, hubiera sido salir a dar la cara, presumir preparación, capacidad de ejecución, visión. Osea demostrar que el tropiezo en una sola respuesta fue incidente aislado y enterrarlo con hechos, discursos, respuestas que se han ido recitando y perfeccionando a lo largo de décadas en la política. Ocurrió lo contrario.

Lo curioso es que en vez de salir a demostrar quién es, qué sabe, qué hizo y qué hará, Peña Nieto decidió, inició, y sigue a diario, una estrategia de campaña casi idéntica a la de Sarah Palin.

En el caso de la Palin, después de los primeros enormes porrazos, y después de darse cuenta de la casi indescriptible ignorancia de la Sarah, el equipo del senador McCain tuvo que cambiar por completo la campaña política (ve la película Game Change). Le cambiaron la ropa para verse atractiva y sexy. Le dictaron tres respuestas básicas para dar respuesta no importa cuál fuera la pregunta. La escondieron de los medios nacionales y nunca, nunca, permitieron espontaneidad, eventos al azar, exponer quién era de verdad.

Vaya que funcionó. Mucha de la gente más lastimada se identificaba con la Sarah. En sus eventos no había sustancia pero sí enorme entusiasmo. Lo importante era verla, cómo iba vestida, lo simpática que era. Desataba pasiones nunca vistas en torno al candidato principal, McCain. Y al día de hoy, habiendo perdido, Sarah, sin puesto, sigue siendo mucho más popular y relevante en muchos círculos conservadores que el senador McCain.

De hecho, lo que lograron los estrategas republicanos, pese a enormes obstáculos, fue convertir la vida de la Palin en una telenovela enormemente popular. ¿Niño con problema cerebral? No lo escondas, al centro y de frente cuando nominan a mamá. ¿Hija con hijo ilegítimo durante la campaña? Fotografía de la candidata, la hija y el novio. ¿Pregunta difícil? Responde agresivamente contra las elites educadas, no respondas a la pregunta.

Y la gente de Peña, y su equipo de Televisa, listos y raudos, vieron lo bien que funcionó esto y lanzaron aun mejor telenovela. Protagoniza lindo carita, no demasiado listo, no demasiado lejano al pueblo. Es alguien que habla con la gente, no con los medios, menos con los intelectuales. Se casa con otra linda carita. Inicia bella historia de amor después de enorme tragedia personal. Las tomas, en los mensajes de Navidad, sofá, arbolito, los dos en sofá juntos, la esposa viendo con adoración a su hermosa pareja. Nada de gris y duro personaje autoritario, con bandera atrás, prometiendo aun más violencia. Al contrario.

Es girar 180 grados la tradicional campaña política priista. Nada de grupos de estudio llenos de discursos tecnocráticos. Nada de planes de desarrollo, propuestas a la nación, o decisiones difíciles y complejas. En la campaña Palin-Peña todo acabará bien, aun después de tragedia, porque el script es el script de una telenovela. Triunfa el bien y el bien parecido. Hay enormes errores pero son perdonables, hay obstáculos casi imposibles de remontar... antes del desenlace feliz.

Y así marcha raudo hacia la Presidencia el Lindo Enrique. Cargando, deleitando, con historias y escenas de amores perdidos de manera trágica. Hija bien intencionada y de buen corazón... pero que comete errores como toda joven. Al entorno a la hermosa pareja... Batallas y competencia brutal, por negocios, por acceso, por cercanía. Malosos. Colaboradores y familiares capaces de enormes traiciones. Rumores de secretos oscuros que pueden arruinar todo. Pero al fin y al cabo, pese a todo, el destino de la pareja, del verdadero amor, del que tuvo que enfrentar todo para sobrevivir y proteger a su familia...

En fin, ya conoces la historia. Ya la viste mil veces. México la perfeccionó. Exportó la telenovela en su modalidad actual a todo el mundo. Y ahora lo mejor de lo mejor, entre escritores, productores, maquillistas, camarógrafos trabajan para un solo objetivo, un final feliz... Enrique Presidente. Y al parecer la mayoría de nuestro pueblo sigue fielmente la historia, el script, y busca el mismo desenlace. Claro, quedan en el aire unas pequeñísimas dudas... ¿Sarah hubiera sido buena Presidenta? ¿Será posible mantener viva y relevante una telenovela 7 años? ¿Peña Nieto seguirá escondido detrás del personaje "Enrique" todo el sexenio? ¿Peña... es... o solo navega, por ahora, con banderita...?

Fuente: reforma.com

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