Desde que Gerardo Ruiz Mateos se fuera de la boca y, de visita en la capital francesa, dijera que “el próximo Presidente pudo ser un narcotraficante”, la estrategia electoral de Felipe Calderón se puso a la vista, aún de aquellos que envanecidos, soberbios, prepotentes, aún no lo perciben así.
Ruiz Mateos es unos de los “cuates” de Calderón que, brincando de un puesto burocrático a otro, lo mismo ha ¿servido? para un barrido que para un fregado. Y en febrero de 2009, cuando fingía ser el secretario de Economía, puso al descubierto lo que sería el motto de la fallida campaña panista para la renovación de la Cámara de Diputados federal: ligar al PRI –que arrasó con el PAN– con la delincuencia organizada, la violencia y la inseguridad.
Fracasó en 2009 dicha estrategia. No obstante, los panistas y muy particularmente quienes entre ellos ocupan Los Pinos, la vuelven a utilizar con miras a los comicios de 2012.
Ensayan ahora mismo con Michoacán, donde a partir de una grabación cuya autenticidad muchos envuelven en tela de duda, pretenden hacer creer que el triunfo de Fausto Vallejo sobre “la primera hermana del país”, obedece a presiones de presuntos delincuentes que el mismo oficialismo, triunfante, ya había dado por derrotados. Cuentan para ello con el PRD –en especial de “Los Chuchos” y de su vencido candidato–, que va cual mera fauna de acompañamiento.
El narco, en efecto, ha contaminado a la política.
Pero han sido los mismos panistas quienes en los últimos once años han dado las mayores muestras de esa criminal contaminación.
Ahí están, para empezar, los testimonios publicados por Anabel Hernández en su libro “Los Señores del Narco”, en los que se da cuenta de cómo fue que, en su momento, Vicente Fox sí dejó salir de la cárcel al llamado “Chapo” Guzmán por 20 millones de dólares, en una operación en la que habría participado Miguel Ángel Yunes Linares… como Juan Camilo Mouriño pactó con el narco… como Calderón envió a un emisario a negociar con el narco, el “General X”, quien por los indicios podría ser Mario Arturo Acosta Chaparro, especialista en temas de guerrilla y narcotráfico… como “El “Mayo” Zambada carga y descarga droga libremente en el Aeropuerto de la Ciudad de México… como la empresa “Aviones SA” (acusada de estar conectada al narco) da mantenimiento a la flota de aviones de Secretaría de la Defensa Nacional… de cómo…
Hay muchas más evidencias. Las más próximas a Los Pinos se ubican en el estado de Morelos, de donde frecuentemente provienen noticias sobre el más que evidente involucramiento de las autoridades panistas con reconocidos delincuentes.
Ahí está, por ejemplo, el caso de los escoltas del actual gobernador morelense, el yunquista Marco Antonio Adame, acusados de pertenecer al grupo delincuencial de los Beltrán Leyva. La acusación señala que dos elementos provenían de la estructura de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, cuyo ex director, Luis Ángel Cabeza de Vaca, fue detenido por brindar protección y mantener nexos con el cártel de los mencionados hermanos Beltrán Leyva.
Édgar Valdez Villarreal alias “La Barbie” reveló a la PGR que policías estatales de Morelos lo detuvieron en una ocasión en Cuernavaca con 15 de sus escoltas armados, pero que 20 minutos después lo soltaron, luego de que el extinto Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas”, usara sus influencias al más alto nivel en el estado.
Adame Castillo vive una crisis parecida a la de su antecesor Sergio Estrada Cajigal: La Policía Federal desarticuló una parte de la estructura policíaca que servía al narco y que era encabezada por el comandante Salvador Pintado Vázquez, a quien también se identifica con la célula de los hermanos Beltrán Leyva.
Pintado Vázquez –quien era funcionario adscrito al área de robo de vehículos– fue detenido como presunto responsable de cometer delitos en fomento del narcotráfico y poner las corporaciones policíacas al servicio del capo Arturo Beltrán Leyva. Luego las investigaciones cobraron otros alcances: el exsecretario de Seguridad Pública de Morelos, Luis Ángel Cabeza de Vaca Rodríguez, y el jefe de la Policía Municipal y Tránsito de Cuernavaca, Francisco Sánchez González, fueron arraigados por la SIEDO por sus presuntos vínculos con el narcotráfico.
Estrada Cajigal, también panista, igual quedó en evidencia cuando el que fuera coordinador general de la Policía Ministerial de Morelos, José Agustín Montiel, y el ex director de operaciones de ese cuerpo Raúl Cortez fueron detenidos acusados de haber protegido al cártel de Juárez, encabezado entre otros capos por Juan Esparragoza, conocido como “El Azul”.
Y aunque en su oportunidad Sergio Estrada se decía inocente, Idelfonso Ortiz, quien fue miembro de la Policía Ministerial, sostenía que el entonces gobernador estaba unido sentimentalmente con Nadia Esparragoza, hija de “El Azul”.
¿Narcotráfico y política? Sí. La unión de ambas se ve clara en el PAN.
Índice Flamígero: Diáfano, también, el narcomensaje a los gobernadores panistas de Sinaloa, Mario López Valdés, y de Jalisco, Emilio González, en el que tras regarles dos docenas de cadáveres a cada cual, un autodenominado Grupo “Z” los acusa de mantener amistad íntima con “El Mayo” Zambada.
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