-¿Una “maniobra política” en la competencia interna de su partido para presionar a los otros aspirantes panistas a hacer lo mismo?
-¿Una expresión de “honestidad intelectual”?
-¿Una “simulación” para “picarles la cresta” a los otros aspirantes azules?
-¿Debía el Congreso seguirle el juego al senador Creel entrometiéndose en los asuntos internos del PAN?
-¿Podía Santiago Creel solicitar la separación de su cargo sin una causa justificada o grave?
-¿Es “propiedad” de los legisladores su investidura, o de sus votantes?
-¿Tienen el “derecho” los legisladores de solicitar la separación de su cargo, o es su
“potestad”?
Todo esto salió a relucir durante la sesión de la Comisión Permanente –conducida por un mal humorado Manlio Fabio Beltrones—cuando se dio trámite a la solicitud de Santiago Creel para separarse de su cargo como senador para, según indicaba el oficio, “atender asuntos ajenos a la función legislativa”.
La reticencia a otorgar la solicitud provino del senador Pablo Gómez. Y no, porque le cayera mal Creel ni mucho menos, según indicó el perredista, sino porque la forma y las condiciones en que ésta se solicitaba no sólo estaban fuera de lo que indican la ley y el reglamento interno, sino porque se trataba de una “maniobra política” de carácter partidista en la que el senador azul inmiscuía a todo al Congreso.
Gómez comenzó por leer, y responder a la vez, las causales que indica el Artículo 13 del reglamento del Senado –el aplicable en ese momento—para justificar una licencia: Por enfermedad…; ¡no es el caso! Por estado de ingravidez…; ¡imposible!; para desempeñar un cargo público en el que se reciba estipendio económico…, tampoco es el caso; postulación a otro cargo de elección popular…¡tampoco!
Según el propio oficio de Santiago Creel –alegó el perredista—es “para atender asuntos ajenos a la función legislativa”.
Todos sabemos por fuera, agregó Pablo, que es para competir con sus compañeros del PAN por la candidatura presidencial, puesto que lo declaró abiertamente a todos los medios en un mitin preelectoral.
Pero la Comisión Permanente, conformada por todos los partidos –sostuvo el perredista—no puede ser “instrumentalizada” en las luchas internas de los partidos políticos. La candidatura de su partido “es asunto suyo y de su partido, pero la Comisión Permanente no forma parte del PAN”.
Se puede pedir licencia por causa justificada, siguió, pero entre las causas justificadas “no está incluida la maniobra política”.
A mí me da mucho gusto que Santiago Creel haga maniobras políticas en su partido y que sea aspirante a la candidatura, lo que no me parece es que se utilice al Congreso para eso. ¿Por qué deberíamos nosotros participar en un asunto interno de un partido?, interrogó Gómez.
Quiere separarse de un cargo irrenunciable para que hagan otros aspirantes de su partido algo semejante y colocarse en una situación “inmaculada”. Y luego le pide al Congreso ser parte de eso. “¡No señor!, porque eso me convertiría en parte”.
Y no le puede pedir permiso al Congreso para ser aspirante virtual en tiempos en que legalmente no se abre el periodo de “aspiranturas”.
Señores, cerraría Pablo Gómez, “no es de su propiedad la investidura, es el mandato popular”. Esto es como lo de las “juanitas”, ¡es un fraude a la ley! La Comisión permanente no debe ser usada para estas cosas.
A la defensa de la solicitud de Creel salió el senador Ricardo García Cervantes. Convocó el Artículo 48 fracción decimotercera del reglamento de gobierno interior para sustentar la razón.
Pero además, buenazo como es, mencionó cuánto trabajo tiene Creel en la Junta de Coordinación Política y pidió que la Comisión Permanente apreciara la actitud de su compañero de partido:
“¡Qué bueno que cuando hay actividades ajenas a la función legislativa se opte por una u otra… Todo aquel que no pueda atender su función debiera separarse del cargo y no dañar la función pública!”
(Como quien dice: escuchen Cordero, Lujambio, Josefina… ¡sepárense de sus cargos!)
Pablo Gómez tomó al vuelo los dichos de García Cervantes y le respondió:
_El Artículo 48 dice que sólo se concederán licencias “por causas graves”. Y yo no creo que una candidatura de Creel a la Presidencia sea una causa grave… Puede ser buena o mala, pero no grave.
Respecto del trabajo de la Junta de Coordinación Política, Gómez simplemente se burló pues no han trabajado para nada en el receso. Y de plano soltó:
“¡No hagamos simulaciones!, porque el receso son vacaciones, excepto para unos cuantos”
Y qué bueno que dijo senador Cervantes que todos aquellos servidores públicos que estén haciendo cosas distintas a su labor deben optar…; sólo que hay una cosa, el Congreso no puede militar dentro de un partido.
Bateado el panista García Cervantes, salió al quite el priista Humberto Aguilar Coronado, para defender la solicitud de Creel alegando que se trataba de “una expresión de honestidad intelectual”
Se cobijó en el Artículo 13 para alegar que es “un derecho” del legislador solicitar licencia. “Un derecho personalísimo”.
Más tardó en dejar el micrófono el priista que Pablo Gómez en ponerlo en su lugar: “Eso no está a discusión. Nadie pidió que no se diera trámite a la solicitud de permiso. Lo que se está discutiendo es si se concede o no el permiso.”
En este momento, le explicó al priista, no hay aspirantes legales. Hay aspirantes virtuales. La solicitud de licencia de Santiago Creel no cumple con ninguna de las causales del nuevo reglamento. “Se trata sólo de un capricho, de andar picándole la cresta a otros aspirantes…”
Sus réplicas no son fondo –agregó Gómez–, no se refieren a la investidura, al mandato popular, a lo que significa el compromiso de los legisladores a cumplirle a sus votantes… Lo demás son excusas para dar una licencia a costa de la investidura de los legisladores.
Todavía Dante Delgado, de Convergencia, se apuntó para felicitar a Creel “por tomar la iniciativa de confrontar el dedazo de su partido” y alegar que “debe ser potestad del legislador solicitar licencia”.
Pablo ya no se tomó la molestia de contestarle y ahí concluyó el debate. La solicitud de Creel se aprobaría “por mayoría”, con el voto en contra, por supuesto, de Pablo Gómez. El único, al parecer, de estar consciente de lo que significa ser un Legislador.
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